El Papa llega a una convulsionada Egipto El Papa llega a una convulsionada Egipto
Aunque públicamente "no hay preocupación", en el Vaticano admiten que hay inquietud por la "misión de paz" de apenas 27 horas que el papa Francisco emprende hoy a Egipto, nación líder entre los países árabes.
La tierra de la civilización del Nilo no pasa por un buen momento. En un viaje cargado de desafíos, el Papa llegará a un país en estado de emergencia, declarado por el presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, después de los cruentos ataques terroristas del grupo extremista Estado Islámico (EI) contra dos iglesias coptas, el pasado Domingo de Ramos, los últimos de una seguidilla que está ensangrentando Egipto.
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En medio de extremas medidas de seguridad y del temor a atentados, Francisco arribará a un país de 90 millones de habitantes, de mayoría musulmana (90%), con un rol clave en el polvorín de Medio Oriente, en un clima muy distinto del que recibió a Juan Pablo II, primer pontífice en pisar Egipto, en febrero de 2001.
Por todo esto, Francisco, que aseguró que viaja como un mensajero de la paz en un mundo "desgarrado por la violencia ciega", deberá apelar a sus dotes de diplomático en este decimoctavo viaje de su pontificado. Breve pero intenso, muchos consideran que éste será tan arriesgado como el que hizo en noviembre de 2015 a la República Centroafricana, país sumergido en una fratricida guerra civil. Pero al Papa no le importa. "El Papa nunca pensó en renunciar al viaje justamente porque quiere estar presenta allí donde hay situaciones de violencia, de conflicto. Y viaja justamente porque Egipto necesita de alguien que anuncie la paz y que intente operar por la paz", explicó ayer el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado. Parolin viajará en el séquito papal junto con otros purpurados.