Cayó la figura del "ensañamiento" y reducen la pena de Iñíguez a homicidio simple Cayó la figura del "ensañamiento" y reducen la pena de Iñíguez a homicidio simple
Un tribunal de alzada revocó ayer la pena de prisión perpetua y en su lugar condenó a Gabriel Iñíguez a 25 años de cárcel, pero por "homicidio simple", por el brutal asesinato de Johana Elizabeth Córdoba.
La víctima era expareja de Iñíguez, con quien tenía una hija. El 24 de enero del 2012, éste la derribó de su motocicleta y le asestó 11 golpes punzocortantes con un destornillador en la ruta 13, entre La Florida y Beltrán, Robles.
El 18 de mayo del 2016, los jueces Alfredo Pérez Gallardo, Osvaldo Pérez Robertti, y Margarita Piazza de Montoto lo condenaron a perpetua al hallarlo responsable de un "homicidio calificado agravado por ensañamiento".
Objeción de Lindow
El defensor Diego Lindow apeló e interpuso un recurso de alzada. Juzgó que su cliente obró bajo "emoción violenta"; o bien interpretó que debía condenárselo por "homicidio simple".
Ayer, los vocales Cristina Vittar y Gloria Cárdenas le dieron la razón.
Encuadraron la tragedia de la joven en "homicidio simple", por entender que no existió "ensañamiento".
Por ende, revocaron la perpetua y ahora el joven recibió 25 años de cárcel.
La diferencia
Con la anterior condena a perpetua, Iñíguez debía purgar 30 años en prisión sin derecho a rebajas ni otros beneficios.
Ahora su situación experimenta una notable mejoría. Estará en condiciones de recibir alguna rebaja y podrá reintegrarse paulatinamente a la sociedad al cumplir las dos terceras partes de la pena.
Ya cumplirá 5 años detenido; necesitaría 7 u 8 años para estar en condiciones de obtener salidas transitorias.
Acto II
Extrajudicialmente se sabe que la defensa no quedaría satisfecha con los 25 años modificados.
Los observadores prevén una nueva apelación, con vistas de llegar (en casación) al Superior Tribunal de Justicia (STJ) y tal vez, a la mismísima Corte Suprema de Justicia, se supo.
Hasta tanto, Iñíguez seguirá alojado en Alsina 850. Según las autoridades, tiene buena conducta, pero se lo ve aislado, distante del resto de la población carcelaria.