Expertos de la UBA indican cuáles son los factores de protección del suicidio

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado el suicido como unos de los problemas más graves de la sociedad. Ante esta problemática, las licenciadas en Psicología María Cecilia Bodón y María Alejandra Ríos, docentes de la Cátedra Clínica Psicológica y Psicoterapias de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, explicaron los principales factores de riesgo asociados al comportamiento suicida en el documento "Suicidio: lineamientos generales para la comprensión, detección y prevención". Destacaron que los factores psiquiátricos que inciden son la depresión grave, trastornos del estado de ánimo, esquizofrenia, ansiedad y trastornos de la conducta y de la personalidad, impulsividad, sensación de desesperanza, abuso de alcohol y drogas. Dentro de los factores de riesgos biológicos y médicos están los antecedentes familiares de suicidio que son un reconocido marcador que señala mayor riesgo; los acontecimientos de la vida como desencadenantes: pérdida de un ser querido, maltrato o abuso, separaciones. Y dentro de los factores sociales y ambientales están la disponibilidad de un medio para cometer el suicidio, el lugar de residencia, su situación laboral o migratoria, su credo religioso o su situación económica.

"Existen, además, otros factores de riesgo generales que pueden agregarse como estilos parentales rígidos y autoritarios. Intentos de suicidio previos, propios o de familiares, sobre todo si éstos han sido silenciados. Incomunicación o indiferencia familiar, fracaso escolar o académico, rupturas o quiebres afectivos y/o económicos, entre otros", señalaron.

Protección

En contraposición a los factores de riesgo mencionados, las psicólogas explicaron que existen otros que impiden o atenúan la posibilidad que se manifieste la conducta suicida. Citando a la OMS, rescataron que los principales factores que proveen protección frente a la ideación suicida son el buen nivel de comunicación familiar, apoyo de la familia, buenas relaciones interpersonales, buenas habilidades sociales, adecuado nivel de autoestima y confianza en sí mismo, buena capacidad de autocontrol, receptividad hacia las experiencias y soluciones de otras personas, receptividad y flexibilidad hacia conocimientos nuevos; y la integración y participación social (clubes, deportes, instituciones).