Por qué Donald Trump ganó las elecciones presidenciales Por qué Donald Trump ganó las elecciones presidenciales
ENVIADOS ESPECIALES DE EL LIBERAL - Ajeno a la política, hace un año y medio atrás nadie pensaba que el multimillonario empresario de bienes raíces sería el sucesor de Barack Obama. Contra todos los pronósticos, el republicano Donald Trump ganó la presidencia de los Estados Unidos en una reñida elección contra la demócrata Hillary Clinton.
Trump superó los 270 votos electorales: la clave de su victoria se explica por su triunfo en estados como Florida, Carolina del Norte, Wisconsin, Ohio y Pensilvania. Clinton, que ya llamó a su rival para felicitarlo por su victoria -pero no se presentó ante sus seguidores para admitir su derrota- perdió además en otros estados que debía haber ganado, como Michigan y Wisconsin, que en teoría eran feudos demócratas.
El candidato republicano se impuso a la demócrata igualmente en Pensilvania, estado elegido por Clinton para dar su gran mitin de cierre de campaña con todo el respaldo de Obama, de la primera dama, Michelle Obama, y de su marido, el expresidente Bill Clinton.
Desde que George Bush (padre) lo hizo en 1988, ningún candidato presidencial republicano había logrado una victoria en ese estado, parte del cinturón siderúrgico y minero del este de EEUU y que Trump logró entusiasmar con promesas de vuelta al pasado de prosperidad que disfrutó hace décadas.
Con un discurso nacionalista, proteccionista, xenófobo y populista, Trump logró conquistar el voto de la clase media, obrera y rural estadounidense y aumentar la frustración de ese sector contra los políticos tradicionales de Washington, que encarnaba en su rival.
A diferencia de Clinton -que en todo momento tuvo el apoyo de Obama y de las demás figuras del gobierno y del Partido Demócrata- el magnate de bienes raíces cargó con todo el peso de su propia campaña, tras haber mantenido fuerte diferencias con el aparato del Partido Republicano. Apenas tuvo con el respaldo de su familia y de algún que otro político.
Si hace dos semanas las encuestas daban una clara diferencia a favor de Clinton y nadie apostaba por una victoria del magnate inmobiliario, la ventaja que tenía la exsecretaria de Estado fue bajando y durante el recuento de votos los demócratas vieron cómo se desvanecían sus aspiraciones de que llegase a la Casa Blanca.
La remontada de Trump en las encuestas se produjo después de que, once días antes de las elecciones, el director del FBI James Comey anunciase la reapertura del caso contra Clinton por el uso de un servidor privado para sus correos electrónicos oficiales cuando era secretaria de Estado (2009-2013).
Todo para anunciar el pasado domingo, dos días antes de las elecciones, su decisión de no procesar a la candidata demócrata, por no haber encontrado evidencias de criminalidad en los nuevos correos electrónicos que había encontrado en la computadora de una asesora de Clinton. Pero el daño ya estaba hecho, según destacaron entonces los analistas, ya que el anuncio de Comey -que es republicano- dio más de una semana de munición a Trump para atacar a su rival.
Nota relacionada: "Donald Trump ganó las elecciones y es el nuevo presidente de los EE.UU.
"
El polémico megaempresario centró su campaña en presentar a Clinton, a la que continuamente llamaba la "deshonesta Hillary", como alguien indigno de la confianza necesaria para ocupar la máxima magistratura del país y a quien nunca se debió permitir presentarse a la Presidencia por los escándalos de los correos electrónicos. Trump aprovechó la corta pero oportuna reapertura del caso del FBI contra Clinton para redoblar sus ataques contra ella y reforzar su imagen de persona no confiable.
LOS CANDIDATOS CON PEOR IMAGEN
Tanto Clinton como Trump fueron los dos candidatos presidenciales más impopulares de la historia contemporánea de los Estados Unidos, con una opinión negativa del alrededor del 60%. Más allá de esta situación, el magnate encontró y alimentó su nicho de votantes entre los desempleados, los obreros, los veteranos y, sobre todo, el creciente grupo de los descontentos con la política de Washington.
Ese discurso cargado de polémicas fue aislándolo de la cúpula republicana, que no podía ocultar su rechazo por los constantes escándalos que protagonizaba su candidato, y que temía que esto perjudicara a sus otros candidatos.
Desde que anunció sus aspiraciones presidenciales el 16 de junio de 2016, cuando nadie parecía tomarlo en serio, el expresentador del programa "El Aprendiz" calificó a los mexicanos de violadores y narcotraficantes, propuso prohibir la entrada de musulmanes en el país norteamericano y prometió expulsar a los once millones de inmigrantes indocumentados.
Cuando sus correligionarios conservadores parecieron salir en espantada fue en la última etapa de la campaña, a raíz de las denuncias de mujeres que lo acusaron de haberlas abusado. Su particular modo de meter en campaña los temas de la droga, la delincuencia, el terrorismo y la falta de empleo bien remunerado conectó con los grupos de votantes de la clase blanca trabajadora, azotados por la crisis económica y enojados con los políticos tradicionales.