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EL LIBERAL . Padre Koffi Gilbert

La resurrección

05/11/2016 22:38 Padre Koffi Gilbert
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La resurrección La resurrección

En nuestro Credo de la Iglesia Católica, expresamos “Creo en la resurrección de la carne”; y la base de nuestra fe es la resurrección de Cristo. él ha resucitado, sino no podríamos continuar viviendo como cristianos. A partir de esa resurrección, es que llegamos a entrar en ese espíritu de resurrección.

El catecismo de la Iglesia Católica dice: “Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que él los resucitará en el último día. Como la suya, nuestra resurrección será obra de la Santísima Trinidad”.

Entonces, creemos en la resurrección de Cristo y en la nuestra. Es muy importante por nuestra vida cristiana porque hoy hay un montón de confusión se habla de reencarnación en otros movimientos espirituales, pero no, la resurrección es otra cosa.

El término “carne” designa al hombre en su condición de debilidad y de mortalidad. La “resurrección de la carne” significa que, después de la muerte, no habrá solamente vida del alma inmortal, sino que también nuestros “cuerpos mortales” volverán a tener vida.

Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana. “La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella”.

Hemos recordado el día de los difuntos. No podemos dudar en la resurrección de nuestros difuntos y tampoco dudar que es verdad que si Jesús ha resucitado nosotros también lo haremos.

La resurrección de Cristo es también nuestra resurrección aunque como hablaban los fariseos, este domingo hablarán de esa duda… quieren hacer trampa a Jesús y él contesta ligando la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: “Yo soy la resurrección y la vida”. Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en él y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre. En su vida pública ofrece ya un signo y una prenda de la resurrección devolviendo la vida a algunos muertos, anunciando así su propia Resurrección que, no obstante, será de otro orden. De este acontecimiento único, él habla como del “signo de Jonás”, del signo del Templo: anuncia su Resurrección al tercer día después de su muerte.

Entonces tenemos todo para vivir este acontecimiento y podemos ver lo que dice otro artìculo: “Desde el principio, la fe cristiana en la resurrección ha encontrado incomprensiones y oposiciones”. “En ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la carne”. Se acepta muy comúnmente que, después de la muerte, la vida de la persona humana continúa de una forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal pueda resucitar a la vida eterna?”

En la muerte, separación de alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción mientras que su alma va al encuentro con Dios. De esa manera podemos llegar a vivir esa esperanza en la vida eterna con Dios y podemos dar testimonios y ser testigos de esa resurrección como lo han hecho todos los seguidores de Cristo en ese tiempo.

Debemos dejar que esa resurrección llegue a transformar nuestra vida.

Ser testigo de Cristo es ser “testigo de su Resurrección”, “haber comido y bebido con él después de su Resurrección de entre los muertos”. La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como él, con él, por él.

Por eso en la misa, después de la consagración recordamos la pasión, la muerte, la resurrección y la segunda venida de Jesús.

Que este domingo celebremos la resurrección de Cristo, que nos ayude a pensar y creer más en este acontecimiento que ha hecho que la Iglesia exista. Sin la resurrección de Cristo no hubiera habido Iglesia ni fe cristiana.

Que todos seamos en nuestras casas, en nuestras familias testigos de esta resurrección, a través de nuestras acciones.

Nuestra Madre ha visto todo lo que ha vivido su Hijo, pero tenía la confianza y la esperanza de que su Hijo no fuera a quedar en la tumba y ha vivido esa resurrección.

Que ella nos ayude para vivir como cristianos resucitados y dar testimonio de que Dios está vivo.

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