"No conocía ni a Rodi ni a Burra", afirmó Gladys y lloró al recordar a su hijo Marito "No conocía ni a Rodi ni a Burra", afirmó Gladys y lloró al recordar a su hijo Marito
Gladys Ramos, la madre de Marito Salto, dio su testimonio ante la jueza Rosa Falco, ocasión en la que habría afirmado que no conocía ni a "Rodi", ni a "Burra", los dos únicos detenidos por el asesinato del pequeño de once años.
Con evidentes muestras de congoja, la mujer ingresó al Juzgado poco antes del mediodía.
Entre otros aspectos, habría facilitado detalles de la rutina de Marito; sus juegos, amigos, hábitos, gustos y sectores en que habituaba pedalear en su bicicleta.
En el relato, la mujer habría manifestado también que aquel 31 de mayo "Marito llegó de la escuela; comimos y hablamos un ratito. A él le gustaban mucho los pajaritos. Se puso a ver y a darles de comer a los que tenía en las jaulitas en casa", detalló.
"Iba con sus amigos"
"Después, me ha dicho que se iba con sus amigos para la represa; volvé temprano porque tienes deberes que hacer, le dije", acotó Gladys.
"Se había llevado la trampera, un balde y un hilo para pescar; siempre hacía lo mismo. Se fue en la bicicletita que le compré y regalé...", ahondó.
Transcurrieron las horas y como no regresaba "pensé que había quedado en la casa de sus compañeros; más tarde ya empezamos a preocuparnos; luego toda la familia empezó a buscarlo", subrayó.
Operativo rastrillaje
Tal cual, la policía montó un operativo rastrillaje y como el destino teórico era la represa, todos los hombres marcharon hacia ese lugar.
La desazón fue mayor al ser halladas las pertenencias del niño.
"Cuando encontramos la bicicleta, pensé que lo habían matado", habría reiterado Galdys en la víspera a la magistrada.
En otro pasaje de su testimonio, la mujer habría llorado, desconsolada, por su hijo, señalando su pesar y desconcierto por todo lo que ahora se sabe que padeció el niño.
Ausencia
En su encuentro con la magistrada, Gladys también habría desgranado sus días: explicó que luego del trágico hecho de la desaparición y de los días que lo sucedieron hasta que se descubrió que el pequeño había sido asesinado, se fue del paraje San Francisco y ahora reside en B° El Triángulo, en el extremo de la ciudad.
Allí, de a poco intenta volver a vivir; la acompañan su pareja e hijos.