El mundo llora a Muhammad Alí El mundo llora a Muhammad Alí
El formidable ex campeón mundial de peso pesado e ícono social, el estadounidense Muhammad Alí, uno de los deportistas más notables de la historia, falleció ayer a los 74 años, en un hospital de la ciudad de Phoenix, Arizona, a causa de problemas respiratorios, lo anunció su familia en un comunicado oficial.
El notable deportista nacido en Louisville, Kentucky, el 17 de enero de 1942, bajo el nombre de Cassius Marcellus Clay que luego mutó por el de Muhammad Alí, había ingresado durante la semana pasada al hospital, a raíz de inconvenientes respiratorios derivados del mal de Parkinson que lo afectaba desde hace tres décadas, y su muerte sorprendió debido a que el último parte médico hablaba de una "condición satisfactoria".
Admirado por sus rivales, odiado y amado al mismo tiempo, Alí fue un súper crack cuyo nombre trascendió el mundo del boxeo y abarcó al deporte mundial, con una personalidad carismática que lo distinguió por sobre el resto y también con mucho compromiso social.
Su relación con la Argentina tuvo su punto de inicio el 7 de diciembre de 1970 cuando en el Madison Square Garden de Nueva York le ganó a Oscar "Ringo" Bonavena por nocaut en el 15to. round, tras un inolvidable combate en el cual el argentino tuvo la mejor actuación de su carrera.
Luego el inolvidable campeón estuvo en Buenos Aires en dos ocasiones. La primera en 1971 cuando fue contratado para realizar una exhibición en el estadio de Atlanta por la Unión Obrera Metalúrgica y Canal 9, y la segunda en 1979 invitado por la revista El Gráfico con motivo del aniversario número 60.
Alí deslumbró desde el inicio de su carrera, cuando siendo muy joven -a los 18 años- ganó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Roma 1960.
Poco después incursionó en el profesionalismo, en la categoría pesado, donde brillaban los estadounidenses Floyd Patterson y Sonny Liston.
El 25 de febrero de 1964 ganó el título mundial de los pesos pesados, después de un combate frente a Liston, en el que hizo alarde de sus dos mejores virtudes pugilísticas, un rítmico juego de piernas y un golpe demoledor, estilo que propició una frase que describía claramente su estilo: "Vuela como una mariposa, pica como una avispa". l