La motivación para emprender La motivación para emprender
Todos en cierta medida somos
emprendedores. Todos
tenemos algo que nos apasiona
y en donde el tiempo parece
volar. Cuando estamos ahí,
no experimentamos cansancio,
no importa si comemos
o no y tampoco calculamos
cuánto vamos a ganar a cambio.
Lo hacemos porque no
podríamos dejar de hacerlo.
El problema estriba en que
la mayoría de nosotros no nos
animamos a hacer lo que queremos
por miedo a fracasar, o
por el esfuerzo que implica llevarlo
a cabo. Lo que nos motiva,
si no está dentro de los parámetros
esperables, preferimos
dejarlo como un hobbie
(en el mejor de los casos) que
jugarnos la ropa por ello.
Recuerdo una película que
decía: qué lamentable si a Michael
Jackson lo hubieran obligado
a ser boxeador, y que fatal
si Mohamed Ali se hubiera
dedicado a la música. Qué sinsentido,
¿verdad? Qué pena
sería que el talento que cada
uno lleva dentro permaneciera
dormido por el simple miedo
de no saber si podremos hacerlo
bien o no.
Así como el pájaro canta y
no está empecinado en rugir,
y así como el pez está dedicado
a nadar y no a volar, el emprendedor
está comprometido
con emprender.
No podría dejar
de hacerlo aunque quisiera,
porque sería como renegar
de su propia naturaleza. Muchos
pseudo emprendedores
podrán dar mil justificaciones
de por qué “no pueden” hacer
lo que más les gustaría, pero
el emprendedor no. No importa
en qué área sea, él necesita
emprender y es capaz de vencer
todas las dificultades para
llevar a cabo lo que le dicta
su corazón.
Me vienen a la memoria un
par de casos dignos de destacar:
uno es Federico álvarez,
director uruguayo de cine que
hoy está en Hollywood.
Un día
hace no mucho, colgó un video
en Youtube mostrando su trabajo
y lo que era capaz de hacer,
un video que le llevó hacerlo
casi dos años. Ese video
se viralizó, la gente empezó a
comentarlo, esos comentarios
llegaron a oídos de gente
influyente y bang! llegó a Hollywood.
Ahora, ¿qué hubiera
pasado si seguía trabajando
en las productoras de Uruguay,
que ya en ese momento
le dejaban un ingreso decente?
¿Cómo terminaba esa historia
si él mismo no se la creía?
Su pasión no tenía límites… y
él tampoco.
El otro caso es Jorge
Drexler, que hace varios años
fue telonero de Joaquín Sabina
en una de sus visitas por
Uruguay. Cuando Drexler terminó
de tocar, el español le dijo
algo así como “muy bueno
lo que hacés, si estás por España
llámame”.
Al mes, estaba
golpeándole la puerta en Madrid,
catapultando una carrera
que algunos años más tarde lo
haría ganar un premio Oscar.
¿Alguien lo hubiera pensado 15
años atrás? ¿Alguien le tenía
tanta fe? Y no olvidemos que
cuando se decidió por la música,
ya tenía un título de médico
con especialización incluida.
De eso se trata emprender:
no poner ningún tipo de
barreas a las motivaciones
que se manifiestan naturalmente
dentro nuestro cuando
hay algo que nos apasiona;
darle tiempo a la vida para
que manifieste su creatividad
y tenga sentido para nosotros
mismos. Sólo debemos decidir
hacia dónde queremos ir y entregar
todo lo que tenemos; no
nos podemos guardar nada. El
cómo lleguemos será dominio
del Universo.