"Ser sacerdote en un mundo que todo relativiza no es fácil" "Ser sacerdote en un mundo que todo relativiza no es fácil"
El obispo diocesano celebró también en la oportunidad, los 80 años de la parroquia María Auxiliadora de la ciudad de sur santiagueño.
“Celebrar un nuevo aniversario parroquial es una oportunidad magnífica para volver a renovar el compromiso por una vida digna, plena y segura para todos los ciudadanos de nuestro querido Santiago del Estero. Es otra oportunidad para volver a proponernos hacer cada uno su pequeño o gran aporte en orden a proteger y afianzar la vida, sobre todo allí donde esté más amenazada. De este compromiso nadie puede eximirse: autoridades y simples ciudadanos, dirigentes sociales y religiosos, jóvenes y adultos y ricos y pobres”, indicó el prelado al iniciar su mensaje a los fieles.
Consideró además que “celebrar 50 años de sacerdocio, es un gran regalo del cielo, es una gracia especial del Señor”, por lo cual agradeció “por el don de la vocación al sacerdocio y las gracias abundantes que le ha concedido al padre Cacho en este medio siglo, a fin de llevar adelante la misión encomendada”.
“Pienso no equivocarme si digo que, en algún momento de tu vida sacerdotal, has disimulado la incomprensión y el rechazo de tus contemporáneos. También la soledad y el abandono en este mundo, en que queda poco espacio para Dios. Pero, al mismo tiempo, has sido fiel a tu misión espiritual, no has dejado la oración ni la Eucaristía. Han sido 50 años de predicación, enseñanza, de celebraciones sacramentales, de oración e intimidad con el Señor”, le dijo al padre Michelini.
Difícil misión
Más adelante, monseñor Francisco Polti, enfatizó: “Alguien ha dicho que la vocación al sacerdocio es un poema de amor entre Dios y el hombre. Es una llamada y una respuesta de amor al amor.
Es un diálogo de corazón a corazón, en el que Dios llama a ser otro Cristo, dispuesto a dar su vida por los demás y a servirles sin condiciones ni limitaciones”.
“Ser sacerdote en un mundo en continuo cambio, que todo lo relativiza, y que parece ir hacia la total libertad de costumbres, ciertamente no es fácil”, ahondó.
“En efecto, adorar al Señor ‘en espíritu y en verdad’ es servirlo allí donde ha querido quedarse de manera privilegiada: los pequeños, los pobres, los débiles, los que sufren, los enfermos.
Honrar la vida y dignificarla es también denunciar todo lo que la amenaza: la exclusión social en sus distintas expresiones, la falta de trabajo o vivienda digna, una educación insuficiente, la violencia en cualquiera de sus formas, la trata de personas, el crimen del aborto, las diversas adicciones, hoy tan extendidas”, dijo Polti, al tiempo que pidió a los fieles recurrir a María “ante las dificultades de la hora presente”.