Mama Antula, una santa en su tiempo y para todos los tiempos
Por el padre Mario Ramón Tenti.
La fama de santidad de Mama Antula se remonta al tiempo en que vivió. Son múltiples los testimonios que atestiguan su vida de santidad, no solo los que tuvieron un trato de intimidad con ella, ya sea personal como Ambrosio Funes o epistolar como el padre Juárez, sino de muchas personas que la trataron en el ejercicio de su ministerio evangelizador a través de la práctica de los Ejercicios Espirituales y tantas otras expresiones religiosas que ella animó con el fin de comunicar la vida de Dios a los hermanos, que era su pasión y lo que le daba sentido a su vida y misión.
El anónimo opúsculo el "Estandarte de una Mujer fuerte" (Editado en francés en 1791 y reeditado en castellano en 1899) hace referencia al testimonio de la obra misionera de Mama Antula: "Me limito a hablar de la grande maravilla de nuestros días, de esa mujer fuerte que con el estandarte de San Ignacio ha subyugado y asegurado a su legítimo soberano una gran parte de la América Meridional". La ausencia de los Jesuitas, tras su expulsión, fue la oportunidad para que Dios envíe a esta extraordinaria mujer con la misión de sostener la fe del pueblo de Dios con la herramienta utilizada por la Compañía de Jesús, que ella conocía y valoraba: "Los Ejercicios Espirituales", que producían frutos de santidad en los ejercitantes e iban santificándola a ella.
Es bueno rescatar algunos testimonios del pasado que describen las virtudes de Mama Antula y que pueden ayudarnos a reconocer su vida de santidad en el ayer de su tiempo y para todos los tiempos.
En la carta de Ambrosio Funes al padre Juárez del 7 de octubre de 1784 leemos: "Y aunque no hay profeta aceptado en su patria, está como verdadera sierva del Señor Tuvo tanta aceptación universal en todos, que comenzaron a venerarla como a una nueva Apóstola". Igualmente, en el borrador de Ambrosio Funes al padre Juárez del 6 de agosto de 1784 refiere: "Es el Javier de Occidente, y el Apóstol de nuestra India; con el mismo fundamento que la he aplicado las expresiones del Oráculo divino cuya adhesión ningún recelo me inspira, porque su extraordinaria virtud, sus milagros, su Misión y su conducta todo lo merece, todo lo indica, todo lo exige, ex operibus ejus". La tarea evangelizadora de Mama Antula, su trabajo apostólico, manifiestan su santidad, no solo por su esfuerzo y entrega, sino sobre todo por su fin: la glorificación de Dios a través de la salvación de los hombres.
Los santos son testimonios del amor misericordioso de Dios, muestran lo que Dios es capaz de hacer en nosotros y con nosotros cuando le abrimos el corazón y dejamos que él nos vaya moldeando. "Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio. Esa misión tiene su sentido pleno en Cristo y solo se entiende desde él. En el fondo, la santidad es vivir en unión con él los misterios de su vida. (Gaudete et Exultate 19).
El reconocimiento en vida de la santidad de Mama Antula y lo que su "testimonio de fe" sigue suscitando hoy entre sus devotos es un signo claro del amor providencial de Dios que no quiere que se pierda ninguno de sus hijos (Mateo 18, 12-14), porque Él se alegra cuando arrepentidos de nuestros pecados vivimos en su presencia (Lucas 15, 10).
En este tiempo cuaresmal que hemos comenzado, la santidad de Mama Antula y su testimonio de vida pueden ayudarnos a mirar con profundidad nuestro corazón y discernir, ayudados por la Gracia de Dios, cómo estamos viviendo nuestra fe, qué necesitamos para ser fieles a la voluntad de Dios, cómo podemos solidarizarnos con los hermanos que sufren. Que esa sea nuestra meta en este tiempo y como Mama Antula podamos crecer en santidad para ser cada día más reflejo de Cristo en nuestras familias y comunidades.