Cuaresma: un tiempo de gracia para caminar juntos en la esperanza
Este miércoles la comunidad católica inicia un tiempo muy especial, como es de Cuaresma. En ese sentido, el Arzobispo Primado de Argentina, monseñor Vicente Bokalic CM brindó un mensaje en el que convoca a la feligresía, "a caminar juntos, no quedarnos, no estancarnos", y poder tener, "esa experiencia del amor de Dios que renueva nuestra esperanza, y la podamos vivir en comunidad".
El Cardenal santiagueño precisó, "estamos iniciando un tiempo de gracia. Dice Francisco con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza iniciamos la peregrinación anual de la Santa Cuaresma en la fe y en la esperanza".
"La Iglesia que es madre-maestra nos invita a preparar nuestros corazones y abrirnos a la Gracia de Dios para poder celebrar con gran alegría el triunfo pascual de Cristo, el Señor sobre el pecado y la muerte, como clamaba San Pablo, la muerte ha sido vencida", añadió.
Monseñor Bokalic expresó, "con el Miércoles de Cenizas iniciamos el sagrado tiempo que tiene una meta, llegar renovados en nuestra fe, esperanza, en nuestro amor, en nuestra vida cristina, en nuestros compromisos, queremos llegar renovados a la Semana Santa. Allí vamos a contemplar la culminación de la obra de Jesús, que fue enviado por el Padre para dar vida y vida en abundancia, esa vida nos la alcanza Jesús entregándose en la cruz, asumiendo todo el mal del mundo, de la humanidad, ofrendando su vida para rescatarnos, liberarnos, sanarnos para transformar este valle de lágrimas de sufrimiento en un lugar de esperanza".
Más adelante reforzó su pensamiento, "iniciamos este tiempo especial con las consignas que se nos presenta siempre para la Cuaresma. Son 40 días hasta la Semana Santa. El número 40 nos hace pensar en los 40 años de la marcha del pueblo de Israel en el desierto hasta llegar a la libertad, atravesaron momentos de muchos desencantos, sufrimientos, rebeldías, protestas; pero también encontraban en Dios alguien que siempre los esperaba, se compadecía aún de sus rebeldías, abandonos y los llamaba a conversión".
También especificó, "estos 40 días son muy especiales para encontrarnos con Jesús, para estar con él, escucharlo, para darle un tiempo a él. A veces por el vértigo de nuestras vidas, preocupaciones, evasiones nos abandonamos en esto. ¿Qué quiere Dios de nosotros?, ¿qué experimentamos de Dios en nuestras vidas?, ¿quién es Dios en nuestras vidas cotidianas? Cómo vivimos esa relación con Dios".
El pastor de la Iglesia santiagueña ahondó, "cuando Dios desaparece de nuestras vidas cotidianas, aparecen otros dioses; el pueblo de Israel, se olvidó del Dios liberador, del Dios que lo rescató de la esclavitud de los egipcios y se ató a otros dioses. También nosotros al olvidarnos, relegar a nuestro Dios que nos salvó en Jesús, comienzan a aparecer otros diosiocitos, el dios del poder, de la riqueza, avaricia que solo piensa que lo material vale, el egoísmo, individualismo, esos ídolos que nos aparta de la misericordia de Dios, pero nos aparta de los hermanos".
"En su mensaje de Cuaresma, el papa Francisco nos señala, vivir este año con ese lema, caminar juntos en la esperanza. El caminar juntos porque somos peregrinos de la esperanza, el caminar no quedarnos, no estancarnos, a veces los acontecimientos nos hace estacar en nuestros aislamientos, cuántas veces nos apartamos de la familia, de la comunidad, para vivir a nuestra manera ese encuentro con Dios", amplió el prelado.
En la misma línea discursiva expresó, "el Señor nos llama a caminar, caminar juntos, con otros, en este mundo que nos ha llenado de individualismo, pensar en lo personal y olvidarnos de los demás, en proponernos en que la felicidad está en tener cosas, de ser poderosos. El papa en su mensaje de Cuaresma nos habla de caminar juntos a ese hermano que tiene algo que decir, que nos comunica el amor de Dios, ese hermano nos da esa experiencia de fe que nos ayuda a levantarnos, o encontramos en el camino y necesita de nuestra comprensión, presencia, cariño, de nuestro afecto".
Finalmente, el Cardenal Bokalic recordó al Papa Benedicto XVI, "decía que el ser humano necesita de un amor incondicional, de esa certeza que le hace decir ni la muerte, ni la vida, ni los principados, ni presente, ni futuro ni creara alguna podrá apártanos del amor de Dios manifestado en Cristo. Esta es la raíz de nuestra esperanza; es la convicción de que el amor de Dios no nos abandona. A pesar de todo, sé que Dios me tiene en sus brazos, me acompaña, no se deja vencer por el mal, poder tener esa experiencia del amor de Dios, renueva nuestra esperanza, y la podamos vivir en comunidad".