Eugenia Bosco: "Lo silencié mucho tiempo"
La regatista reveló que el calvario comenzó cuando tenía apenas 12 años y dijo sentirse "liberada" al poder presentar la denuncia. DENUNCIA DE ABUSO SEXUAL
María Eugenia Bosco, medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024, habló acerca de la denuncia que presentó en contra de su exentrenador, Leandro Tulia, por abuso sexual.
En los estudios de La Nación, convencida, pero también afectada por las emociones, contó parte de lo que vivió cuando se formaba en sus sueños olímpicos y mundiales, entre manipulación y mentiras, pero también todo aquello que tuvo que decodificar y con lo cual aprender a convivir: "Sabía que había algo en mí, no sabía de dónde venía, pero sabía que había algo. Y cuando esto vino a mi mente empecé a entender un montón de cosas", señala. Y agrega lo que en estos casos surge con frecuencia: "Pasé por mil etapas de vergüenza, de no aceptarlo, de pensar que yo era la culpable. Después de un tiempo lo puse en la mesa y dije: Yo era chica, no tenía el control de esta situación".
"Lo silencié mucho tiempo", reconoce. Al final, asume sentirse "liberada" y haber experimentado un sentimiento "sanador" por poder efectuar la denuncia: "No lo vas a poder sacar nunca de adentro tuyo, pero sí avanzar y seguir adelante. Convivir con eso". Y cierra: "Es un camino de mucha lucha interna, de mucha resiliencia, de seguir creciendo. Es un camino que lleva su tiempo".
"Yo venía de San Pedro todos los fines de semana, a veces con mi hermano, a veces sola. Éramos un grupo grande bajo el cuidado de esta persona", explicó.
La deportista también recordó los comentarios sexuales que Tulia hacía a las niñas y las manipulaciones que utilizaba para obtener "favores". Sin embargo, en aquel momento, no lograba identificar la gravedad de lo que sucedía.
"Cuando te vas distanciando, cuando hablas con gente de otros clubes o cuando creces, te das cuenta de que había cosas que no estaban bien", reflexionó.
La confianza de los padres de los niños también fue vulnerada.
"Mis padres confiaban en esta persona y en el club. Ellos creían que sus hijos estaban seguros, pero no estaban ahí todos los días para verlo", enfatizó Bosco.
El punto de inflexión llegó tras su regreso de los Juegos Olímpicos de París. Con 27 años, y después de recibir apoyo y asesoramiento, Bosco tomó la valiente decisión de denunciar. "La noche anterior no paraba de llorar", confesó.