"Las consecuencias de la pornografía son graves"
Por el psicólogo Alejandro Villena.
El psicólogo Alejandro Villena, coordinador de la Unidad de Sexología Clínica de la Consulta Dr. Carlos Chiclana, en Madrid, e investigador en la UNIR advierte sobre una creciente adicción a la pornografía en adolescentes y señala que el consumo de porno produce un deterioro en las relaciones personales, laborales, y aun en la vida sexual del consumidor y en su salud mental.
"Los estudios indican que la pornografía puede aumentar la ansiedad y dificultar la capacidad para regular las emociones dice en una nota publicada por el portal Aceprensa-. A los adolescentes, además, les puede afectar el rendimiento cognitivo, su aprovechamiento académico, el sueño, la capacidad de atención y memoria. Algunos estudios neurocognitivos nos indican que tiene un efecto en la salud mental y en la salud sexual. Es, por tanto, una variable que hay que tener en cuenta, al igual que lo hacemos con el bullying, con las familias desestructuradas, con el uso problemático de la tecnología
¿A cuántas personas ha atendido usted con esas manifestaciones?
A unos 100 pacientes. En la clínica se ha evidenciado un aumento y así lo ha visto el resto de colegas y profesionales de la demanda de ayuda ante un consumo problemático de porno. Antes esto no pasaba, y ahora parece que es más común.
A la consulta suelen llegar pacientes mayores de 25 años, que llevan muchos años consumiendo y que han tocado fondo: el porno ya les influye en su respuesta sexual, en sus relaciones matrimoniales o de pareja, en su trabajo. Generalmente son personas que tienen asociadas otras variables psicológicas, como ansiedad, depresión, falta de regulación de las emociones. Alguno incluso ha sufrido abusos sexuales en la infancia.
Aunque por norma se suele imaginar que el consumidor de pornografía es por excelencia varón, las cifras muestran que el fenómeno va también a más entre la población femenina. De ser exactos los datos que publica periódicamente el sitio PornHub, y que cita el diario El País de españa, del total de consumidores españoles en 2022, el 68% fueron hombres y el 32%, mujeres. El último número es la misma proporción que para italianas y francesas (estos dos grupos son hasta un 4% mayores que en 2021), mientras que en Filipinas, Colombia y México constituyen el 53%, el 51% y el 48%, respectivamente (y también con hasta cinco puntos porcentuales más de consumidoras que el año precedente).
En la pornografía suele cosificarse más a la mujer que al hombre (maltratos, sometimiento, etc.). ¿Qué buscan las que consumen estos materiales, y de qué modo intentan resolver esta contradicción (si es que se la plantean)?
En parte, aquellas que consumen lo hacen para intentar agradar al hombre; buscan aprender cómo deberían comportarse y qué debe de gustarle al varón. Muchas mujeres que ven pornografía acaban replicando estos modelos de victimización; los consumen sin percatarse del daño que el porno les puede hacer.
Esto es peligroso para ellas. No hay una conciencia de que el porno va en contra de los propios derechos de la mujer. Por ello, aunque muchos movimientos sociales feministas tratan de abolirla o regularla, se sigue haciendo pornografía y facilitando la réplica de estos patrones. Hay mucha incongruencia.
Lo que nos indican los estudios es que un mayor uso de pornografía puede influir en las creencias que los varones tengan sobre las mujeres, haciendo que las vean como objetos, que las cosifiquen; que normalicen, legitimen e incluso ejecuten esa violencia física y verbal en la vida real. Es cierto que hay otras variables que lo condicionan; no toda la violencia se explica por el uso del porno, pero este es una variable mediadora y potenciadora de la violencia.
¿Hemos llegado ya a la normalización de la pornografía?
La pornografía ha llegado para quedarse, y creo que la hemos incluido en el repertorio de las conductas normales entre los seres humanos. Esto es negativo porque, a diferencia de lo que pasó con otras drogas, como el tabaco, no ha habido una campaña de concienciación, ni siquiera un replanteamiento social. Se ha normalizado como parte del repertorio sexual, pero las consecuencias que tiene son graves, y lo estamos viendo en consulta.
Sabemos que el porno influye en esa violencia desde un punto de vista cognitivo, fomentando creencias bajo esa visión de las relaciones humanas e incorporándolas a nivel emocional o conductual. Algunos tipos de manifestaciones agresivas se reproducen claramente a partir de la pornografía, por lo degradante y brutal.
Es evidente que, si el joven está consumiendo cientos de horas de pornografía y está viendo modelos de agresividad colectiva, de violaciones grupales Parece lógico que, si alguien lee Historia todos los días, aprenderá Historia. Lo mismo pasa con la pornografía agresiva: si uno la ve durante horas, acaba normalizando e incluso deseando estos actos.
Volvamos, por último, a quien se propone salir de esta trampa de deterioro personal. ¿Se puede restaurar plenamente la conciencia después de años de consumo?
La terapia en estos casos es similar a la que se hace con otras adicciones, por tanto, se utilizan tratamientos psicológicos que tienen que ver con el control de los estímulos, con aprender a llevar una vida estructurada, de orden, de planificación; una existencia saludable; social, familiar y afectivamente rica.