Viceversa

Raúl Lima

Por Germán José Montiel.

La pasión por la Historia Argentina nos fue acercando desde años ha. Coincidíamos en una corriente historiográfica de neto cuño nacional con autores de renombre que dieron sustento a un Pensamiento Nacional. 

A pesar de no ser santiagueño, tenía un vasto conocimiento de nuestra historia local. Ello, le permitió manejar hábilmente la escritura de los cuentos históricos. Además, de otros tipos de cuentos, todos con excelencia capacidad narradora. 

Recuerdo que, dictaba una charla en el Paraninfo de la UNSE, en el momento de hacer referencia a una cuestión histórica, me miró y dijo: "aquí está Germán Montiel que no me va a dejar mentir". Nos sonreímos y continuó. 

Cierta tarde, caminaba por detrás de la Universidad Nacional me crucé con Raúl, luego de los saludos, comentó: "Voy a enseñar ciencia ficción", mientras me mostraba con picardía un ejemplar de la Constitución Nacional. 

Tenía esa particular manera al abordar ciertos temas. Con el tiempo me di cuenta de que ese toque especial lo ponía en los cuentos. Como si ello se fuera derramando entre las palabras haciendo más sabroso el relato. 

No sólo se dedicó a la Historia y a la Literatura, fue abogado y juez, filatelista, si mal no re cuerdo tenía pasión por los perros y una inmensa biblioteca. 

Con su partida, la cultura provincial ha perdido uno de sus hombres más importantes. 

El cenáculo del Hotel Savoy se quedó sin uno de sus miembros más conspicuos. Allí fui a verlo cuando aceptó presentar uno de mis libros "Los Recuerdos de la Tía Pocha", sobre la vida de mi abuelo materno, el eximio violinista Pedro Cinquegrani y el Santiago de esa época. 

Raúl manifestó al final de su alocución: "Ahora, gracias a la Tía Pocha y sus recuerdos, esos valores y ese modo de vida tan particular, se han salvado del olvido. Por eso, felicitaciones, Germán" (3/9/2012) 

Muchas gracias Raúl

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