Santiago

"El tabaco es un factor principal de riesgo del ACV y la máxima prevención es cigarrillo 0"

Un nuevo estudio mostró que no solo elevan las posibilidades de sufrir accidente cerebrovascular, sino que, además, incrementan la probabilidad de consecuencias debilitantes y discapacidad.

Recientes estudios dados a conocer por la revista Neurology, mencionan a tres factores de riesgo que no solo aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) , sino que también aumenta las probabilidades de que ese ACV sea debilitante, advierte un estudio reciente.

Estos son fumar, tener hipertensión y sufrir de fibrilación auricular, y los especialistas de la Universidad de Galway, en Irlanda, indicaron que esos resultados "enfatizan la importancia de gestionar los factores de riesgo del ACV, sobre todo la hipertensión, la fibrilación auricular y el tabaquismo, para prevenir el ACV grave e incapacitante".

En este último punto, el neurólogo santiagueño, doctor Miguel Jacobo, dio "total entidad" a los resultados de los estudios, ya que "son fundamentales", de manera especial "el tabaquismo".

"El concepto en cuanto al tabaquismo, la prevención es cigarrillo '0', o sea que no se debe fumar para neutralizar uno de los principales factores de riesgo de tener un ACV", enfatizó.

En el estudio, los investigadores siguieron a casi 27.000 personas de 32 países con una edad promedio de 62 años. De este grupo, la mitad había sufrido un ACV, incluyendo unos 4.800 que habían sufrido un ACV grave y 8,600 con un ACV de leve a moderado.

Y respecto de los fumadores, concluyeron que "tenían 1.9 veces más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular grave y 1.7 veces más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular de leve a moderado, en comparación con los no fumadores".

Respecto de los restantes factores de riesgo, el doctor Jacobo coincidió con los resultados del estudio de los especialistas irlandeses, al asegurar que "la presión arterial está en la mayoría de los accidentes cardiovasculares, isquémicos y hemorrágicos, y la fibrilación auricular es la causa número uno de cardio embolia, una arritmia".

El estudio mostró que los pacientes con hipertensión tenían 3.2 veces más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular grave y 2.9 veces más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular leve o moderado, en comparación con los que tenían una presión arterial normal.

"El ACV puede conducir a una discapacidad o incluso a la muerte, pero hay varios factores de riesgo que las personas pueden modificar con un cambio en el estilo de vida o la medicación", indicaron los investigadores que realizaron el estudio.

Una urgencia

"Debemos tener muy en cuenta estos factores de riesgo y prevenir el accidente cerebrovascular, ya que es la segunda causa de muerte en el mundo y la primera en discapacidad. También es importante resaltar que cuando una persona sufre un ACV, hay una ventana de tiempo no mayor de cuatro a cinco horas, en las que se puede revertir totalmente el proceso. El ACV es una urgencia", amplió el médico neurólogo santiagueño.

El doctor Jacobo indicó, además, que "es importantísimo conocer los cinco síntomas cardinales, aunque puede presentarse uno solo de ellos, lo cual debe motivar la consulta urgente".

"Estos son, adormecimiento o pérdida de fuerza de la mitad del cuerpo y de la cara; dificultad en el lenguaje, tanto para expresarse como para comprender lo que se le dice; alteración o pérdida de visión en uno o ambos ojos; inestabilidad, incoordinación o trastornos de equilibrio; y dolor de cabeza agudo, intenso, que no cede", puntualizó.

A veces se denomina "ataque cerebral"

Un accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. A veces, se denomina "ataque cerebral".

Si el flujo sanguíneo se detiene por más de pocos segundos, el cerebro no puede recibir nutrientes y oxígeno. Las células cerebrales pueden morir, lo que causa daño permanente. Un accidente cerebrovascular se presenta cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, causando un sangrado dentro de la cabeza.

Hay dos tipos principales: el isquémico y el hemorrágico.

Ir a la nota original

MáS NOTICIAS