Viceversa

¿Fue El Zanjón la estancia jesuítica de El Palomar?

Por Alejandro Yocca.

Por Alejandro Yocca Licenciado en Historia –Director de Patrimonio Cultural.

No quedan dudas sobre el origen de las fértiles tierras y las profundas raíces religiosas de las comunidades de Maco, Maquito, la Vuelta de la Barranca y San Pedro, cuyo origen de estancia jesuítica tiene numerosas referencias en los libros clásicos de la historia santiagueña. Pero de El Zanjón tenemos muchas preguntas, muchos mitos instalados y pocos esfuerzos por reunir evidencias para empezar a proponer algunas afirmaciones que abran el debate sobre sus orígenes, sus etapas constitutivas como sociedad y de los acontecimientos que le dan orgullo a sus vecinos actuales e interesan a los visitantes de un turismo rural en crecimiento.

Siglo XVIII: la estancia jesuítica de El Palomar

La mención más antigua a la que he accedido y que obra por ahora como una hipótesis, tiene que ver más con un antecedente dominial que comunitario. La trascripción que Orestes Di Lullo realiza en su Reducciones y Fortines (1949) de las actas labradas por los miembros de la Real Junta Municipal de Temporalidades y la escritura de venta dos estancias a Pedro Carol por parte de ese mismo ente el dia 23 de noviembre de 1774, nos da información muy precisa sobre estas antiguas propiedades. Dicha Junta de las Temporalidades había sido creada con fines de ordenar y liquidar el patrimonio de la Compañía de Jesús, congregación expulsada de los territorios gobernados por la corona española en 1767.

En primer lugar, en ese documento se describe la estancia de Maco, con las edificaciones y equipamientos que contaba la misma, situándola entre la propiedad de Los Flores al norte y el pueblo de indios de Tontola que suponemos en esta primera instancia que habría estado ubicado en el actual emplazamiento de la localidad de San Pedro, del departamento capital de Santiago del Estero. Como linde oriental menciona las costas del rio Dulce y al oeste campos y montes despoblados. La dimensión de este inmueble es de dos leguas cuadradas, unos diez kilómetros de superficie aproximadamente.

A continuación y dentro del mismo documento de venta, menciona otra estancia denominada El Palomar, de similares dimensiones y la señala como vecina de campos y montes despoblados a excepción del lado oriental: "por la parte del naciente lindan con montes que pasan a la otra estansuela de Maco" .

El precio de venta para la estancia de El Palomar será de cinco pesos de plata por legua y aclara que son campos y montes sin agua, lo que la diferencia de la anterior propiedad, de abundantes recursos naturales e instalaciones productivas.

Dimensiones probables de la antigua estancia Jesuítica de Maco

De aquí en adelante le perdemos el rastro a estos territorios, en los que tampoco se ha tenido novedad de hallazgos o sitios arqueológicos prehispánicos. Muy probablemente eso se haya debido a la falta de un curso de agua permanente como el del rio Dulce, donde se afincaron los pueblos de indios destacados por Andres Figueroa en las Revistas del Archivo , y por Maria Cecilia Rossi en sus estudios sobre mercedes y encomiendas durante la ocupación colonial y el siglo XIX.

El Gran Zanjón.

¿Que factores devuelven importancia a esta región descripta como despoblada y sin agua? ¿Qué grado de significación tienen los zanjones para ser su apelativo el elegido para nominar la localidad, la comunidad y la identidad en el escenario simbólico de los pueblos?

Es buceando textos e informes que volvemos a dar con esta porción de Santiago del Estero. Y lo hacemos en la Memorias descriptivas de Alejandro Gancedo publicadas en 1885 con fines publicitarios y dirigidas entre otros destinatarios a los visitantes de las ferias internacionales de Paris que en esos años eran la vidriera para invitar a inversores europeos a desarrollar negocios en las provincias argentinas.

Expresa en sus descripciones y cuadros llenos de valiosa información que el empresario Jaime Vieyra es titular de una acequia en el departamento Capital con 15 kilómetros de extensión y que fue abierta antes de 1860. Probablemente sea este el antecedente más antiguo de la existencia de un mítico "Zanjón".

Extraído de la página 76 de las Memorias descriptivas de Alejandro Gancedo

El mismo autor trascribe un informe enviado por Jaime Vieyra ad hoc, en el que el empresario narra los pasos de su instalación en los antiguos terrenos de la estancia de El Palomar con un ingenio azucarero que probablemente sea el antecedente de haber convocado a un centenar de obreros. En primera instancia Vieyra afirma haber comprado la propiedad de El Zanjón en el año 1879, y que consta de dos leguas de campo, con represas y ranchos. A continuación informa que ha vendido numerosas parcelas y hace una argumentación de lo conveniente de adquirir terrenos allí por la rápida escalada de precios de leguas y cuadras de tierra, y la oportunidad de producir caña para abastecer los trapiches de su ingenio. En medio de sus argumentos menciona la estancia de Maco y a su propietario Lucio Herrera, con una extensión de dos leguas cuadradas, similar a la de 1773 durante la liquidación de bienes de los jesuitas.

Para comprender la factibilidad de trazar zanjones y canales por estos territorios puede leerse también la obra del ingeniero Carlos Michaud, Los regadíos en Santiago del Estero, interesante estudio con didácticos esquemas y mapeos de los canales cavados hasta 1942, fecha de la publicación. Sobre la traza de ese histórico zanjon hay relatos comunitarios que lo situan a la vera de la actual Avenida Leopoldo Lugones prolongación y en algunos tramos se puede observar, a la par del canal revestido, elevaciones de terreno compatibles con un antiguo zanjon, claro que mayores definiciones sobre esa instalación de riego serán aportadas por nuevos trabajos con documentos y eventualmente con estudios arqueológicos sobre esos terrenos.

El ingenio

Creo que esta fundación del ingenio Nueva Esperanza desde 1879 y la dinamización del mercado de tierras por la oportunidad que genera la demanda de cañas en los ingenios azucareros, son los motores de la llegada de numerosas familias de obreros y agricultores. Son estos trabajadores y pequeños propietarios los que iniciaran la tradición de cultivos, pequeñas granjas de ganado menor, viñedos y bodegas, tambos y cremerías. Son estos actores rurales los primeros que sienten pertenencia y orgullo de vivir junto al gran zanjón y a las acequias que distribuían el recurso primordial de la vida y de la economía agroindustrial azucarera. Las descripciones de Jaime Vieyra en 1881 de las instalaciones de molienda de cañas y los talleres accesorios de herrería, carpintería, trasporte y labranza, todos movidos con animales de tiro, son un indicador de la cantidad de obreros que demandan las tareas en esas tierras, y el consecuente crecimiento demográfico de la localidad, ahora polo de atracción por la abundancia de agua de riego.

La estación Zanjón.

Posterior al establecimiento del ingenio vendrá la instalación del empalme ferroviario desde la estación de Frías a la capital de Santiago del Estero. En 1884 se terminó de construir este ramal de trocha angosta que comenzaba en Frías y llegaba a Santiago del Estero dentro de un tendido mayor de la empresa Central Córdoba, desde la provincia homónima a San Miguel de Tucumán. En este ramal se fueron fundando ciudades-estaciones como la de Choya, Laprida, Loreto, Nueva Francia, Simbol, Árraga y la de Estación Zanjón. Esta línea, diseñada para transportar los cultivos, el azúcar de los ingenios, y los vinos entre otros productos industrializados, sirvió también como portal de ingreso de muchos inmigrantes, los cuales se vincularon a la sociedad tradicional y a su cultura.

Anuario de El Liberal, 1948, Santiago del Estero

La Villa Zanjón, última etapa de poblamiento

Con la actividad azucarera en decadencia, los lotes que antes proveían la caña trasforman lentamente sus economías. Así se fueron formando quintas y granjas con cultivos y producciones ya incluidas en sus calendarios pero como actividad secundaria. Esta etapa de viñedos, bodegas, tambos y cremerías, establecimientos de chacinados y conservas de todo tipo, cuyas tradiciones llegan hasta nuestros días. También el establecimiento de colectividades e instituciones mutualistas y cooperativas donde tuvieron mucha participación los descendientes europeos de origen polaco, italiano, español y francés entre otros.

El paso del tren unió proyectos, sueños, y grupos heterogéneos en un plan de progreso sin precedentes. Las vías del tren atrajeron a muchas familias con sus oportunidades. Familias de los pueblos antiguos del camino real, trabajadores del ferrocarril que se fueron enamorando de Santiago y quedaron a trabajar la tierra, en su mayoría con las producciones de caña primero pero luego se dedicaron a todo lo que el nuevo mercado les demandara. Paulatinamente, el negocio azucarero sería cooptado por la acción política y empresarial del mercado tucumano, pero El Zanjón se reconvertía con el empuje de sus hombres y mujeres, procesando la vid, las carnes de cerdo, los subproductos de la leche y luego todos los frutos de la tierra, y esa oferta comienzan a orientarse al nuevo eje de desarrollo que será la ruta nacional 9 y a la ciudad capital de Santiago del Estero.

Estas experiencias, sostenidas en su mayoría por familias fueron cimentando un estilo y un prestigio que trasciende hasta nuestros días. Esa madurez comunitaria permitió el afianzamiento de instituciones cooperativas, religiosas y culturales, que respaldaron el desarrollo económico que por sí solo no basta para mantener unidas a las personas bajo una misma denominación e identidad. 

Esa tradición productiva, su paisaje de canales y acequias, sus arboledas frondosas, sus corrales y sembradíos definirían también la instalación de una de las instituciones más antiguas de la Universidad Nacional en Santiago, la escuela de agricultura, que además de impactar favorablemente en el desarrollo de la producción rural de toda la provincia, sería un factor de modernización y desarrollo para la propia localidad de El Zanjón. También este fue el primer paso de una larga sucesión de instalaciones de institutos, facultades, escuelas y laboratorios universitarios que hoy prestigian el paisaje con importantes edificios y le aportan culturalmente con una comunidad de jóvenes de todos los pueblos del interior santiagueño, de América y de Europa que cursan sus carreras, van y vienen en los colectivos y hacen sus compras a productores y comerciantes locales.

Este Zanjón del siglo XXI desafía a los vecinos y a sus instituciones a re pensarse como comunidad, como mercado y como espacio político, poniendo en valor todo lo que forjaron los pioneros, pero sosteniendo con esos valores nuevos sentidos y nuevos sueños por alcanzar.

Transcripción de carta enviada por Jayme Vieyra a Alejandro Gancedo 

Gancedo, Alejandro, Memoria descriptiva de la provincia de Santiago del Estero, Buenos Aires, Stiller y Laass, 1885.

Noviembre de 1881

Señor Don Alejandro Gancedo.

Muy estimado amigo y pariente:

Con el mayor placer voy a darle los datos referentes a mi Establecimiento, que ud se ha servido pedirme.

La obra que Ud. se propone escribir, será de grande utilidad para la provincia y no dudo que escrita con el talento y contracción que le es característico, será premiada en la Exposición, y por los santiagueños con la gratitud y el cariño de que ahora se va a hacer más merecedor.

Los progresos de esta Provincia, como Ud. sabe bien, son fenomenales bajo dos puntos de vista: 1º porque parece increíble que hayan podido pasar tantos años sin que nadie se le hubiera ocurrido que la caña y el tabaco produjeran tan bien o mejor que en Tucumán; es fuera de duda también que ha pesado sobre este pueblo una gran maldición que lo ha tenido aplastado, diré así, por el yugo de la tiranía más atroz, y esto, como es natural, ha hecho retardar su progreso.

Es fenomenal también la manera rápida con que progresa y basta dar un solo dato para demostrar que no hay ejemplo en el mundo de un crecimiento tal en tan corto tiempo.

Basta decir que los terrenos de la zona cañera a dos o tres leguas de la ciudad, que hace un año valían mil patacones la legua, valen o se venden hoy a razón de veinte y cinco y treinta pesos cuadra, que hace 90 o cien mil patacones la legua. Han centuplicado su valor. 

Y para demostrarle esto voy a darle datos ciertos: el año pasado el señor don lucio Herrera ofrecía toda su estancia de MACO compuesta por dos leguas, por la suma de dos mil quinientos patacones y hoy ha vendido varios lotes de terreno para ingenios de azúcar a $25, 30 y $35 ftes de cuadra.

En la Banda el terreno de Gringo Huasi fue comprado por el sr Paz en 1.200 chirolas 6 sean setecientos patacones, una extensión de tres leguas; cuatro mesas después, vendió a los señores Silva por doce mil patacones y hoy estos no lo darían por cien mil.  

Hace dos años compre yo el Zanjon, que consta de dos leguas de campo con represas, ranchos etc., por diez mil patacones; tres meses después vendí varios lotes de terrenos a los fondos y de lo peor a 25 y 30 bolivianos la cuadra, y hoy tengo oferta por algunos lotes inmediatos a mi ingenio de cien patacones la cuadra, y lo más inferior podría vender a 20 y 30 fuertes cuadra. 

Y es de advertir que hay cientos de leguas susceptibles de riego y apropiados para el cultivo de la caña y el tabaco, pero parce que los compradores de terrenos, o mejor dicho, los agricultores son apegados a la ciudad, pues no han querido alejarse de esta para sus operaciones.

Pero esto no quiere decir que la propiedad de distante de la ciudad no haya tomado valor, pues no hace dos meses que nos ha sorprendido la venta que ha hecho el señor Canepa, en Buenos Aires, de cien leguas de campo en el Chaco u aun entre el dominio de los salvajes, a 1.600 pesos fuertes legua, lo que ayer se ofrecía a 100 fuertes.

Esto demuestra la confianza que hay en la riqueza de este pedazo de tierra que ha estado olvidado tanto tiempo y que sus hijos jamás se acordaban del trabajo, a causa de la educación holgazana que les daban los que subyugaban, a fin de conservarlos por más tiempo en la barbarie y la indigencia. 

El santiagueño es el peón más sufrido y más trabajador que se conoce en la Republica: para el hacha y la pacha es sin igual, su ración se reduce a un puñado de maíz y una tumba de carne; con esta muy satisfecho; es humilde y cree que su patrón tiene derecho a hacer de él lo que quiera; aun el castigo acepta con resignación.

Tiene una condición en que muestra su honradez: después que ha trabajado tres o cuatro meses pide licencia para ir a su rancho, que es generalmente el punto donde ha nacido, pide un mes de salario adelantado y con eso se cree tan ligado a su patrón que aunque le ofrezcan otros, diez veces más el sueldo, no deja de volver a servir y pagar con su trabajo lo que ha recibido adelantado.

El establecimiento que estoy formado desde hace dos años cuenta actualmente con ochenta cuadras de cala y el año entrante pienso aumentar hasta el número de ciento veinte y cinco.

Las maquinarias que han llegado ya al Rosario serán colocadas en el centro del cuadro que forma el cerco de la caña, para de esa manera facilitar el acarreo de esta. 

Tiene capacidad para moler trescientas cuadras en cien días que es el tiempo de cosecha, o sea 1200 arrobas de azúcar en veinte y cuatro horas.

El edificio donde debe colocarse consta de tres salones que han sido edificados sólidamente y todo en cal a fin de que no puedan sufrir conmoción con la marcha de la maquinaria; el primero salón es de setenta y cinco metros de largo por doce de ancho y 7 1/2 de altura, el 2 es de sesenta y cuatro `por doce, y el 3 de quince metros por diez de ancho.

Contiguos a estos tenemos un buen aserradero con el que se prepara actualmente el maderamen para los edificios de las máquinas y asientos de estas, consta de tres sierras sin fin, una circular, un torno, y una máquina de taladrar; todo puede funcionar a un mismo tiempo, pues contamos con un motor de 25 caballos efectivos de fuerza.

Este es un galpón de diez y ocho varas de ancho por treinta de largo, y al lado de este se encuentra otro galpón de nueve varas de ancho por doce de largo, donde se halla el taller de herrería que consta de dos grandes fraguas y dos pequeñas, con todas las herramientas necesarias para toda clase de trabajador.

Contiguas a estas hay habitaciones para los trabajadores donde pueden hospedarse de 25 a 30 personas.

El Establecimiento cuenta actualmente con cien bueyes para el trabajo, doscientas mulas, veinte y tres carros y cinco carretas.

El cultivo de la caña lo hacemos con arados y con un solo buey a fin de no lastimar la planta, este es un sistema nuestro inventado por nosotros y del cual reclamamos la paternidad.

Tenemos doce a quince cuadradas de alfalfa y mantenemos todos nuestros animales de servicio que no bajan de cien con alfalfa cortada, de esta manera se conservan más los alfalfares y con un número pequeño de cuadras se puede mantener muy bien tan crecido número de animales. 

Tenemos además potreros de campo, uno de ellos consta de una legua cuadrada y varios otros pequeños.

Damos riego con dos acequias que han costado, una, diez mil pesos chirolas y otra tres mil, y pueden regarse hasta quinientas cuadras de terreno en abundancia. 

Hemos trabajado además una casa de familia con ocho piezas cómodas, al lado de esta se encuentra una gran represa de cuatro cuadras de largo por una de ancho, forma un lago precioso en el que se puede navegar y podemos tenerlo siempre lleno de agua que damos con las acequias.

Estamos formando contiguo un pequeño parque que por un ahora nos proporciona buenas verduras, papas y todas clases de4 leguminosas; allí también podemos hacer todos los ensayos de plantaciones y aclimatamos plantas de varios climas a fin de estudiar prolijamente los productos más importante.

Hemos vendidos terrenos en lotes de hasta cien cuadras, todos ellos rodeando nuestro cerco de caña y hay individuos que tienen ya veinte cuadras de caña; esto será siempre para nuestra maquinaria, porque la proximidad que están de ella hará que no les haga cuenta llevarla a vender a otro punto, aun por un centavo menos en arroba.

Este año que es el primero vamos a moler, podremos comprar sesenta cuadras de caña y el año entrante no dudados que sobrepasara nuestras necesidades, y que se hará necesaria otra maquinaria.

Tucumán ofrece por ahora mayores ventajas de plantación de caña y para los transportes de la azúcar, pero aquí hay a pesar de todo más conveniencia en la formación de un establecimiento. 

Allí no hay necesidad de desmontes que tenemos aquí y el ferrocarril facilita y abarata enormemente los fletes para la exportación de azúcar y el transporte de maquinarias; pero si aquí se construye el ramal del ferrocarril del norte, será aún más ventajoso que en Tucumán, sobre todo para nuestro Establecimiento, pues está trazada la línea a cuatro cuadras de nuestras maquinas, a donde podremos construir un cambio de vía y cargar nuestros productos desde nuestras centrifugas. 

Ofrece Santiago una gran ventaja sobre Tucumán en los brazos; un peón cuesta aquí nueve pesos mensuales chirolas y allí se paga actualmente hasta veinte pesos y como es considerable el número de brazos que un establecimiento ocupa, esta diferencia se hace notable; además de la escases de brazos en Tucumán este año ha contribuido en gran parte a la perdida que han tenido en las cosechas. 

Aquí pasaran muchos años sin que esta escasez se haga notar, pues la peonada que antes emigraba a buscar trabajo allí y en otras provincias, ahora no tiene necesidad de salir porque lo encuentra aquí mismo, además el miedo al chucho en Tucumán hace que por más sueldo que les ofrezcan no quieran ir, y esto mismo hará que la emigración extranjera venga con preferencia a esta Provincia, aunque no tuviera las ventajas que ofrece Tucumán con el mayor salario.

Perdóneme que no pueda ser más extenso, porque siempre considero corto el tiempo que dispongo para mis ocupaciones.

Lo saluda affte. S. S y amigo JAIME VIEYRA.

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