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Bellas Artes, una comedia negra imperdible con hechos de la vida real 

El Museo Iberoamericano de Arte Contemporáneo, la institución que es el centro de la serie de comedia negra Bellas Artes, es una creación ficticia. Antonio Dumas (Oscar Martínez) y el resto de los personajes que habitan sus espacios también lo son, al igual que las situaciones que se desarrollan en cada episodio. Pero nada parece estar demasiado alejado de la realidad. En el mundo del arte abundan figuras, obras y acontecimientos que bien podrían haber sido imaginados por los guionistas.

No sorprende, entonces, que algunas de las historias en torno del museo que forman parte de la serie de Gastón Duprat y Mariano Cohn puedan tener similitudes con hechos reales sucedidos en museos del mundo, especialmente teniendo en cuenta que su escritor, Andrés Duprat, es curador de arte.

La nueva temporada de Bellas Artes introduce al personaje de Ula Groh (Milena Smit), una artista alemana que lleva adelante una performance impactante en el museo. Con su mameluco naranja y su mirada amenazante, interactúa con los visitantes y mantiene a su público en vilo hasta que las cosas se salen de control. La historia puede encontrar correlato en la vida real con la artista serbia Marina Abramovic, quien en 2010 permaneció más de 700 horas sentada en una silla, inmóvil frente a una mesa en el MoMA de Nueva York, EE.UU., mientras los visitantes del museo se turnaban para sentarse frente a ella y mirarla a los ojos en silencio.

En un breve momento cómico de la segunda temporada, una persona de seguridad del museo deja accidentalmente su silla caída en la sala. Rápidamente, el objeto es confundido con una pieza de arte y los visitantes comienzan a fotografiarlo. El suceso, que invita a la reflexión sobre qué constituye arte, se asemeja a lo vivido en el museo de Arte Moderno de San Francisco, EE.UU., donde en 2016 un joven visitante colocó sus lentes en el suelo como si fueran parte de una exposición. Los curiosos no tardaron en reaccionar, fotografiando la supuesta pieza de arte.

Una de las piezas icónicas de la segunda temporada de Bellas Artes es la de un artista brasileño, compuesta por 476 copas de champán apiladas en forma piramidal, valuada en 700.000 euros, la cual tiene un final trágico. Los accidentes no solo pertenecen a la ficción ya que son varios los casos donde obras valuadas en miles de dólares terminan dañadas por visitantes distraídos. Tal es el caso de una mujer que en 2023 visitaba el evento Art Wynwood en Miami, y rompió un emblemático "Balloon Dog" del artista estadounidense Jeff Koons, valuada en 42.000 dólares.

En definitiva, más allá de los momentos en los que la ficción se puede llegar a asemejar a la realidad, lo que realmente hace de Bellas Artes una comedia negra imperdible es la forma en la que se cuenta cada una de sus historias y los emblemáticos personajes que las protagonizan.

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