Crónicas de los tipos de personas que comen picadas
Por Belén Cianferoni.
La vida te da tantas cosas por decidir. Hay decisiones difíciles, complejas... Y otras maravillosas, como las que te brinda una picada de fiambres con amigos los fines de semana.
¡Qué fruta maravillosa el salame tipo colonia! Tengo una religión llamada "jamón crudo". A lo largo de los años he aprendido a elegir: ya no me lleno con pan o con queso de entrada; voy directo al premio mayor. Elijo comer primero lo caliente y, luego, el salame. Prioridades y decisiones. Ojos en el premio, no hay que confundirse.
Uno puede reconocer al comilón de picadas con solo ver qué opta por comer primero. Este es un pequeño estudio que hice mientras comía:
Los que van por el queso primero suelen ser mamás o chicos pequeños. Las mamás siempre dejan un bocadito de fiambre para sus hijitos, y los nenes que comen queso primero es por falta de experiencia. El queso acompaña, le da cuerpo al jamón, a alguna aceituna o pickle. No conviene usarlo al principio, porque te llena y luego dejas lo mejor sin comer. Usualmente, estas personas eligen el camino seguro en la vida. Buscan serenidad y un pasar tranquilo, casi sin molestar al otro. Son excelentes amigos.
Los que comen primero los pickles o el picante son gente de emociones fuertes. Les gusta sentir cómo el mundo arde y explota en su paladar. Algunas de estas personas son excelentes humoristas, pero no conocen límites. Les gustan las sensaciones intensas, y luego se van suavizando con el tiempo. Tienen buena vejez.
Los que eligen los bocados calientes primero son calculadores y observadores. Piensan antes de hablar y saben mantener sus emociones hasta que actúan. Van más allá de lo esperado, de comer "lo caro". Saben que lo más importante es el tiempo, y el reloj no juega para atrás. El calor se va, todo se enfría, y el salame no tiene apuro en ser comido. Así que, ¡vengan esas milanesas, papitas o salchichas con salsita!
Los que eligen lo más caro de la picada son personas que miden a los demás por lo que tienen y, cruelmente, se miden a sí mismas igual. Buscan acaparar lo mejor para ellas. Tienden al egoísmo y se aprovechan de los que comen el queso primero. Son sus opuestos, pero no sus enemigos, porque se complementan. Eligen el jamón crudo o los productos importados para deglutir primero. No importa el sabor, solo que sea caro y antes que todos.
Los que eligen no comer picada porque tienen que ver cómo todos picotean y levantan con la mano inevitablemente son hijos únicos, que jamás compartieron el plato con un hermano. Gente sin corazón.
Y los que no comen picada no puedo clasificarlos: no existen.