Medicación y salud ocular, los riesgos de la automedicación
Por Dr. Ricardo Passone.
Los profesionales de la salud recetan fármacos para el control de enfermedades crónicas, para la prevención de algunas patologías o para su tratamiento eventual. Algunos fármacos pueden provocar alteraciones oculares, normalmente leves y transitorias, pero hacer un mal uso de estos fármacos puede provocar alteraciones que, de no ser diagnosticadas a tiempo, pueden derivar en una pérdida visual irreversible como el glaucoma, algunas retinopatías o las cataratas.
Esto ocurre porque el globo ocular es un órgano pequeño y muy vascularizado, especialmente expuesto a las moléculas que le llegan por el torrente sanguíneo, de modo que puede ser más susceptible a la aparición de efectos adversos, especialmente si hacemos un uso inadecuado e irresponsable de algunos fármacos sistémicos (fármacos que se distribuyen por todo el cuerpo).
¿Cuáles son los efectos adversos oculares más comunes?
Dentro de los efectos adversos oculares más comunes podemos encontrar; la afectación de la visión, de modo que el paciente puede experimentar una reducción de la agudeza visual o un cambio en su graduación; de la acomodación, es decir, que el paciente vea alterada su capacidad de enfoque a distintas distancias; de la percepción de los colores, u otros como la sequedad ocular, la sensibilidad a la luz o el deslumbramiento.
¿Por qué es importante no automedicarse?
Cuando un profesional receta un medicamento, hace una valoración previa de las características y de la situación del paciente que incluyen la edad, el sexo, las enfermedades previas y la medicación que esté tomando, y también de la naturaleza propia del medicamento, para que este tenga las mínimas consecuencias tóxicas y aporte al paciente los máximos beneficios necesarios para el tratamiento de la enfermedad o patología.
Hoy en día disponemos de un conocimiento amplio de los posibles efectos adversos de los medicamentos, por lo que esta información nos ayuda a controlarlos y a actuar de forma precoz ante cualquier síntoma de alarma que se pueda producir, y, en caso de que sea necesario, suspender el tratamiento.
En cambio, cuando un paciente se automedica, ni la dosis ni la pauta del tratamiento están supervisadas por un profesional de la salud, por lo que un mal uso puede aumentar el riesgo de toxicidad del fármaco. Además, no completar el tratamiento o excederlo también puede poner en riesgo su salud. Asimismo, si el paciente está tomando alguna otra medicación, se pueden producir interferencias entre los distintos fármacos.
Uso responsable de los medicamentos
Debemos tener en cuenta que si se hace un uso inadecuado de los medicamentos no se pueden predecir los efectos secundarios que estos puedan conllevar, puesto que no solamente están sujetos a la naturaleza química del fármaco o a su dosis, duración y vía de administración, sino que también pueden estar supeditados a las características individuales de cada paciente.
Los riesgos de la automedicación oftálmica.
Utilizar una gota o crema oftálmica sin indicación médica, además de perjudicar y complicar la afección ocular, puede condicionar el surgimiento de otras patologías producidas por el mal uso de estos medicamentos.
Lamentablemente gran parte de la población tiene el hábito de utilizar gotas o ungüentos, los cuales muchas veces son recomendados por amigos, familiares o el farmacéutico, a veces también usan medicinas de tratamientos pasados que sobraron sin considerar que estos medicamentos oftálmicos deben ser usados según cada caso en particular y por períodos de tiempo determinados por el médico tratante.
Muchas gotas oftálmicas poseen en su composición preservantes o vasoconstrictores oculares los cuales con el tiempo pueden producir inflamación, irritación, alergia en la superficie ocular, además de ello algunas gotas oftálmicas pueden contener corticoides las cuales en personas susceptibles podría producir glaucoma, es por ello, que el uso correcto y el tiempo de administración adecuado constituyen factores determinantes para la preservación de la salud ocular.
La única solución a molestias oculares es solicitar la orientación de un médico oftalmólogo y no automedicarse, ya que hay fármacos que pueden contribuir al desarrollo de trastornos oculares que pueden conducir incluso a la ceguera.
Es recomendable y de gran importancia verificar la fecha de vencimiento y el adecuado almacenamiento del producto; así como no utilizar medicamentos de otras personas, pensando que la eficacia será la misma en todos los casos.
También controlar que las medicinas oftálmicas después de abiertas pueden contaminarse por hongos y bacterias, por lo tanto, es recomendable no usarlas después de pasados 30 a 45 días de abierto el producto.
El tratamiento indicado por el médico tiene que seguirse de manera estricta, en cuanto al horario de administración de los medicamentos; así como en las dosis adecuadas para evitar que reincida la afección ocular o se complique.
Recuerde que siempre será su Oftalmólogo quien esté autorizado a revisarlo y medicarlo en caso de que sea necesario, nadie más está autorizado para ello.