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Zambullidas en la música, era difícil no heredar el arte

Aún tomando de su madre los dones y talentos musicales, las hijas de Daniela Anríquez se dan el permiso para hacerlo a su manera. "Son hijas que saben lo que quieren y lo que no quieren  para sus vidas y sus carreras", dice Daniela.

"Mis hijas no podrían no haber heredado la música", dice Daniela Anríquez, profesora, compositora, intérprete, integrante del grupo vocal Soles y Lunas. Pero no lo dice con soberbia, sino admitiendo el efecto natural de vivir "zambullidas" en una familia musical. De todas maneras, no ha dejado de sorprenderla la decisión de Eleonora e Irupé de abrazar este arte con tanto compromiso.

"La verdad es que nunca he esperado nada, pero me ha sorprendido la vida cuando ellas han decidido seguir este camino: Eleonora, tocar el violín, e Irupé, que le comprara una batería (la primera y la única), para la que hemos ahorrado juntas. Y se han ido metiendo en esto que es la música, en lo que siempre hemos estado zambullidas, porque me acompañaban a los ensayos, estaban siempre conmigo. Además, en mi familia cuando nos juntamos hacemos música, cantamos, guitarreamos, nos mostramos las canciones que componemos, y ellas han ido acompañando esas canciones, tocando el bombo o haciendo las introducciones, Eleonora con el violín... y así se fue amalgamando esta historia".

Si bien las deja ir haciendo trazos propios en sus trayectos, Daniela reconoce que a veces le sale su costado de "madre metida" y lanza consejos. "Son muy responsables y eso es bueno, pero también malo porque por ahí se encuentran con personas que no toman la música de la misma manera que ellas, personas que tienen un compromiso distinto con respecto a ensayos, horarios, y sufren un poco cuando no tienen los mismos códigos", señala.

Más allá de compartir la música como canal expresivo, trabajan juntas en el taller Toco y Canto, donde cada una aporta lo suyo. Ese contacto cercano les permite conocerse más a fondo. Por eso, Daniela asegura, que aunque saben que sus hijas se sienten orgullosas de ella, también tienen en claro qué cosas de su madre no quieren para su vida.

"Ellas están orgullosas de su madre, pero no quieren para su vida ser como yo, y está muy bien. No quieren ese exceso de pasión por lo que hago, que me lleva a dejar de lado mi descanso o un tiempo distinto con ellas para sumar ensayos con los alumnos que me asegure que daremos un buen espectáculo. Ellas quieren a cada cosa dedicarle su tiempo, yo no sé medir. Yo doy todo a costa de un cansancio, un estrés. Estas hijas saben lo que quieren y lo que no quieren", dice con admiración.

Como madre, Daniela tiene guardados sus anhelos: "Deseo que sean felices, aunque sé que abrazando esta carrera musical lo son, y que todas las personas que se topen en su camino puedan gozar de esa felicidad que les genera a ellas hacer música. Lo único que pido es eso, la salud y la alegría para siempre", cerró.

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