CENTENARIO DE LA LLEGADA DEL PRIMER FERROCARRIL A LA CIUDAD DE SANTIAGO DEL ESTERO (1884-2024)
Para este jueves está prevista la inauguración de la segunda parte de la remodelación del Parque Oste.
En la segunda mitad del siglo XIX, Argentina comenzó a insertarse en el mercado mundial como proveedora de materias primas, por ello, en una primera etapa, las empresas ferroviarias extranjeras se interesaron en la construcción de vías férreas que conectaran la pampa húmeda, principal centro de producción agropecuaria, con el puerto. Este tendido ferroviario excluía a las demás regiones del país del modelo del 'progreso' dominante entre las élites dirigentes. Como el interior extra pampeano no era atractivo para las inversiones inglesas y francesas, tuvo que ser el Estado nacional quien emprendiera la construcción de ramales que unieran con otros puntos de interés para la expansión económica, tal los casos de Tucumán y Mendoza, por sus producciones de azúcar y vino destinadas al consumo interno. Esta expansión fue consecuencia de los lazos entre élites provinciales y nacionales según el modelo burgués-capitalista imperante.
Hacia 1868 comenzó a construirse El Ferrocarril Central Norte (FCCN), que unía Córdoba con Tucumán, inaugurado en 1876, que impulsó el desarrollo económico de la provincia de Tucumán con su industria azucarera. Santiago del Estero quedó marginada de este orden del progreso ya que la única estación en territorio provincial era la de Frías, que le servía sólo de límite con Catamarca, a 135 km. de la capital provincial. Por ello, Absalón Rojas, entonces senador nacional, presentó el proyecto de construcción de un ramal que uniera Frías con la ciudad de Santiago del Estero. Luego de arduo debate se aprobó la extensión de una línea de trocha angosta -que fue construida entre 1883 y 1884- que atravesaba la zona occidental de la provincia, poblada por bosques necesarios para la extracción de la madera para durmientes y postes, de una longitud de 162 km y sólo cinco estaciones: Choya, Laprida, Loreto, Simbol y Zanjón hasta llegar a la capital. La estación del Zanjón iba dar movimiento de carga a los ingenios azucareros de la zona, uno de ellos propiedad del gobernador Sofanor de la Silva, aliado a Rojas y al presidente Julio Argentino Roca. Las cinco estaciones eran de construcción modesta, con corredores espaciosos, pavimentos de piedra y techos de teja y depósitos y habitaciones para el personal. La estación de Santiago del Estero fue concebida como estación principal y, en consecuencia, su edificación era más elegante, una casa con "espaciosas y lindas oficinas en el primer piso y con habitaciones superiores llenas de confort", según relata Fazio en su Memoria Descriptiva.
La nueva construcción estaba ubicada en los aledaños de la ciudad, hacia el oeste, en la región de quintas inferiores y sin casas a su alrededor. Completaba la estación las oficinas y depósitos en la planta baja. Los planos fueron encargados por el departamento nacional de Ingenieros a Juan Pelleschi y fue director de la construcción el Ing. Luis Valiente Noailles. Fazio describe la estación:
Es un edificio flamante, como lo anuncia la cal que blanquea sobre el fondo rojo de los ladrillos: es un edificio industrial como lo garanten sus contornos que forman un rectángulo casi perfecto, que se eleva hasta dominar las construcciones de los alrededores, y termina en un techo de fierro galvanizado, con pendientes pronunciadas, con un sobretecho más angosto, en forma de claraboya que se extiende en toda la longitud del techo mismo, y completa ese aspecto de taller Mecánico, de usina, propio de todas aquellas construcciones colosales (p. 549).
En su entusiasmo por representar la primera estación ferroviaria exagera comparándola con la de los más importantes centros urbanos del mundo. Destaca la iluminación eléctrica recientemente instalada y el pozo para el agua para abastecer a hombres y máquinas. La estación contaba con una oficina de administración sobre la calle Corrientes (hoy Libertad), una pieza que servía de depósito de lámparas y tubos de cristal, el taller de los herreros y un gran salón de máquinas y calderas que proporcionan la luz a la edificación. El cuerpo principal era un gran rectángulo que daba forma unitaria al edificio. La altura general de 14 metros y medio, contando un cuarto subterráneo donde funcionaba el eje de trasmisión. En la pared exterior del salón hacia el este, en el patio interno y paralelo a todo el edificio en sentido longitudinal se encontraba el taller de carpintería en donde trabajaban los obreroscarpinteros. Hay que agregar una hilera de otras piezas destinadas a habitaciones de los operarios, que se preveía aumentar según las necesidades futuras.
El 12 de octubre de 1884 se produjo la entrada triunfal de la locomotora Santiago hasta la plaza principal, inaugurando el servicio Frías- Santiago del Estero. En el tren viajaban el senador Absalón Rojas y el Ministro de Gobierno Nicolás Matienzo; cuatro años después de presentado el proyecto, Rojas inauguraba el ramal. Luego de recorrer las nuevas estaciones, en donde eran recibidos con manifestaciones de júbilo por los lugareños, en el ingenio Contreras de Pedro Sant Germes detuvo el tren su marcha para un refrigerio. En Santiago la llegada de la locomotora a las 11.15 fue recibida por el gobernador Sofanor de la Silva con bombas de estruendo y descargas de fusilería más los acordes de la banda de música que entonaba el Himno Nacional. La población alborozada se volcó a la plaza principal que estaba ornamentada con arcos triunfales y guirnaldas de flores. En la Casa de Gobierno, Enrique Prémoli, en representación de la colectividad italiana, pronunció un discurso de bienvenida, al que siguieron las palabras del ministro de gobierno José Antonio Herrera, del Dr. Benjamín Jiménez en nombre de la comisión y del Dr. Argañaraz, presidente de la comisión popular de recepción del ferrocarril.
Después de los discursos fue servido un lunch y luego un banquete en la casa de Germán Lacoste. Al día siguiente, a las 11, se celebró un Te Deum en la Catedral y luego se sirvió un refrigerio en la casa de gobierno. Por la noche hubo un gran baile con iluminación eléctrica para culminar los festejos. Todos los eventos fueron cubiertos por periodistas de diferentes diarios del país como La Nación, La Prensa, La Capital de Rosario, El interior de Córdoba y El orden de Tucumán, entre otros, que publicaron el significativo acontecimiento.
La flamante estación contribuía a cambiar la fisonomía de la ciudad antigua que sólo contaba con dos edificios imponentes, la casa de gobierno (hoy Centro Cultural del Bicentenario) y la iglesia Catedral, construidos ambos por Manuel Taboada. El 'progreso' llegaba muy lentamente con el telégrafo, el teléfono, adoquinado de unas pocas cuadras e inicio de la iluminación eléctrica. El ferrocarril abría la puerta a la llegada de pasajeros y productos y a la salida de cultivos en desarrollo como la caña de azúcar y su producción azucarera, aunque no todos estos propósitos se cumplieron en la medida de lo esperado.
Por Dra. María Mercedes Tenti | De la Academia Nacional de la Historia.