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Salidas transitorias para "Casca" Tello Ferreyra, quien en 2008 asesinó a su ex socio colombiano 

"DUALIDAD" Tello (izq.) y Bressan ya han sido beneficiados con sendas salidas transitorias. El crimen fue perpetrado en el 2008.

En el 2012 fue condenado a perpetua junto al ex-policía, Iván Bressán Anzorena, también ya con salidas transitorias. La trama del homicidio. LA BANDA Fuerte dispositivo de seguridad, con seis guardiacárceles, para vigilar al mendocino

Dieciséis años y cinco meses después de purgar una condena a prisión perpetua, hoy saldrá a la calle con la figura de "salidas transitorias" el mendocino Marcelo "Casca" Tello Ferreyra, quien junto al expolicía, Iván Bressán Anzorena, ultimaron a tiros a su ex socio colombiano, Michel Agudelo Córdoba, el 19 de marzo de 2008, en Añatuya, en un ajuste de cuentas dentro de una trama delincuencial.

Tello Ferreyra se trasladará a La Banda, vigilado por seis guardiacárceles. Durante seis horas permanecerá fuera del Complejo Penitenciario Nº 4, con sede en Pinto. El beneficio le fue otorgado por el juez de Ejecución Penal, Rubén Seiler, a requerimiento del abogado Gilberto Perduca.

No fue fácil. Antes, hubo dos presentaciones desestimadas. Desde hoy, arranca un período de prueba sostenido en calificaciones de 8 y 10, más evaluación psicológica favorable, fuerte estímulo educativo y conducta ejemplar dentro de la cárcel.

Dúo, casi afuera

Con Bressán Anzorena también ya con salidas transitorias, hace más de un año, Tello Ferreyra adquirió notoriedad el 4 de octubre de 2012, es decir hace 12 años. Aquella mañana, la Cámara del Crimen de 3ª Nominación los condenó a prisión perpetua por el "homicidio calificado con alevosía" perpetrado en el 2008 en un camino vecinal conocido como "Canal del Cinco", en las afueras de Añatuya.

Hasta allí, el colombiano había sido llevado por quien era su compañera sentimental, Sandra "Charata" Bravo, declararon los protagonistas en el juicio.

Para el tribunal, los mendocinos "emboscaron" al extranjero mientras se encontraba dentro de un automóvil Peugeot 206, acompañado por "Charata".

Dos disparos acabaron con la vida de Agudelo Córdoba, quien había conocido a "Casca" Tello Ferreyra cuando compartieron días de encierro en una cárcel de Mendoza.

Para una corriente policial, los mendocinos acordaron con la joven literalmente entregarlo, pero ella lo negó en el juicio.

Los funcionarios de la Fiscalía juzgaron que el móvil de la brutal ejecución fue "un ajuste de cuentas". Los investigadores deslizaron que también influyó su vínculo con "Charata", al parecer también pretendida por uno de los mendocinos.

Escuchas y negocios espurios con "toque" de paraguayos

De las escuchas telefónicas aportadas por la Justicia Federal de Mendoza a la del Crimen de Añatuya, surgía que los sospechosos, Agudelo Córdoba y un grupo de paraguayos realizaban "negocios espurios" en la zona de Añatuya.

Lo que se sospechaba es que podría haberse tratado de la comercialización de estupefacientes o de cigarrillos ingresados clandestinamente a la Argentina. La sociedad entre los mendocinos y el colombiano se quebró por alguna razón, lo que derivó en el homicidio.

Antes de que los magistrados se pronunciaran, los reos tuvieron la oportunidad de dirigirse a ellos. El ex policía dijo: "Que Dios los bendiga y que sea lo que Dios quiera". "Casca" Ferreyra expresó: "Le pido a mi hijo que me ayude para seguir adelante, que lo tengo fallecido".

El día que lloró y movilizó a guardias de varias provincias

Marcelo "Casca" Tello Ferreyra forjó sus antecedentes y prontuario, como convicto conocido en Mendoza, al menos desde su adolescencia hasta los primeros tiempos del 2000.

Amenazado por otros reos mendocinos, por un conflicto carcelario y una muerte, "Casca" Ferreyra arribó e hizo base en el interior de Santiago del Estero.

En julio del 2011, "Casca" Tello Ferreyra fue llevado a Mendoza, al suicidarse de un tiro su hijo Marcelo Yacante Tello, años antes vinculado al asesinato de una travesti.

Seguridad a full

Aquel viaje para asistir a la sepultura de su hijo fue bajo un fuerte dispositivo de seguridad. El mendocino arribó a su ciudad esposado, con chaleco antibalas. Desde Santiago, lo trasladó un equipo especial con guardias y efectivos del USAR (Unidades de Situaciones de Alto Riesgo).

Por tierra, se les unieron policías de las provincias de San Luis, Mendoza y, por aire, un helicóptero. También fueron afectados francotiradores y la sala velatoria estuvo literalmente blindada. Fue el momento más doloroso, un quiebre, en la vida del mendocino. Posteriormente, fue retornado a la provincia de Santiago del Estero.

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