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Este domingo, el cielo se iluminará con auroras debido a la actividad solar

La actividad solar está en aumento, y se esperan efectos significativos en la tecnología y la atmósfera terrestre en los próximos días.

Un fenómeno solar excepcional está a punto de impactar la Tierra este domingo, cuando se espera la llegada de una llamarada solar de gran intensidad, revelada en imágenes preliminares del coronógrafo SOHO. Esta eyección de masa coronal (CME) de halo, surgida de una reciente explosión solar, podría desencadenar una tormenta solar, amplificando los efectos de la intensa llamarada de clase X7.1 registrada el 1 de octubre y otra similar que ocurrió el pasado viernes.

Se anticipan auroras polares extraordinarias, visibles incluso en latitudes medias donde normalmente no se producen. Este tipo de fenómenos ya se observaron el 10 de mayo en lugares tan alejados como las Islas Canarias y Puerto Rico, así como en el hemisferio sur en países como Argentina, Chile, Australia y Nueva Zelanda.

Durante este mes, el Sol emitió dos de las llamaradas más potentes de la última década, destacando una reciente explosión de clase X9.0. Este evento ionizó la parte superior de la atmósfera terrestre y provocó un apagón de radio en África y el Atlántico Sur, que afectó a los radioaficionados en frecuencias inferiores a 30 MHz.

Los efectos de la actividad solar son significativos; pueden interferir con las comunicaciones de radio y afectar los sistemas de navegación por satélite. Las llamaradas solares a menudo van acompañadas de eyecciones de masa coronal, que pueden resultar en tormentas solares perjudiciales para la tecnología y la salud de los astronautas.

En la historia reciente, la más potente de estas llamaradas se produjo en Halloween de 2003, alcanzando una intensidad de clase X17, que provocó auroras visibles en latitudes inusuales. La actual llamarada X9.0 es la más fuerte desde septiembre de 2017 y marca una tendencia de creciente actividad solar, en un ciclo que se aproxima a su máximo previsto para este mes.

La mancha solar AR3842, responsable de esta intensa actividad, sigue mostrando potencial para futuras explosiones, mientras se intensifica la fase ascendente del ciclo solar 25, que comenzó en 2019. Se prevé que esta hiperactividad se mantenga hasta el próximo máximo solar, que se estima ocurrirá en 2025.

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