Santiago

Circunferencia abdominal: nuevo aliado en la prevención de enfermedades cardiovasculares

Los hallazgos abren la puerta a que los médicos utilicen nuevas métricas, como el BRI, para anticipar y prevenir enfermedades del corazón, mejorando así las estrategias de prevención y tratamiento. DRA. MÓNICA ROLDÁN SUÁREZ

En los últimos años, el conocimiento sobre los factores que influyen en la salud cardiovascular ha avanzado considerablemente. Un reciente estudio llevado a cabo en China, que incluyó a más de 10.000 adultos, sugiere que la circunferencia abdominal podría ser una herramienta más precisa que el tradicional índice de masa corporal (IMC) para predecir el riesgo de sufrir enfermedades del corazón.

El análisis, publicado en la edición del 25 de septiembre del Journal of the American Heart Association, sostiene que el Índice de Circunferencia Corporal (BRI, por sus siglas en inglés) es un mejor indicador del impacto que el exceso de peso puede tener sobre el corazón. Según la investigación, quienes presentaron un BRI elevado a lo largo de seis años mostraron un incremento del 163% en el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas. Incluso aquellos con un BRI moderado vieron su probabilidad de aumentar en un 61%.

La Dra. Mónica Roldán Suárez, especialista en diabetes y obesidad del Centro Holístico, comentó en diálogo con EL LIBERAL sobre estos hallazgos, que "estos resultados indican que un BRI estable, aunque sea moderado, durante seis años, está fuertemente asociado con un mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares", y agregó que medir la circunferencia abdominal podría convertirse en un método clave para anticipar la aparición de estas enfermedades.

Respecto del por qué la circunferencia abdominal importa más que el índice de masa corporal, la especialista explicó que "el BRI tiene en cuenta no solo la altura y el peso, como lo hace el IMC, sino también el tamaño de la cintura, proporcionando una estimación más precisa del exceso de grasa abdominal".

"Esta grasa, especialmente la que rodea los órganos internos, conocida como grasa visceral, es la que más perjudica al corazón, y precisamente la grasa visceral es la que genera el mayor daño relacionado con el exceso de peso", según la Dra. Roldán Suárez.

Por otro lado, puntualizó que "el IMC ha sido ampliamente criticado por no distinguir entre masa muscular y grasa corporal, lo que puede llevar a errores de interpretación, especialmente en personas con gran desarrollo muscular, como los deportistas. Por esta razón, cada vez más investigadores cuestionan su uso como único parámetro para evaluar la obesidad y el riesgo cardíaco".

"Los científicos analizaron cómo evolucionaba la circunferencia abdominal de los participantes durante varios años. Encontraron que el incremento de esta medida estaba vinculado a un mayor riesgo de sufrir enfermedades como el infarto de miocardio, el accidente cerebrovascular y otros trastornos cardíacos. Este riesgo se mantuvo elevado incluso tras ajustar el análisis para otros factores que influyen en la salud del corazón, como la presión arterial, el colesterol y el nivel de azúcar en sangre", amplió.

La Dra. Roldán Suárez destacó otro punto relevante: "La obesidad no solo afecta directamente al corazón, sino que también provoca inflamación y desencadena otros procesos perjudiciales para el organismo", alteraciones que generan un ambiente propicio para desarrollar enfermedades cardiovasculares.

"Este nuevo enfoque podría transformar la forma en que evaluamos el riesgo cardiovascular, dándonos herramientas más precisas para proteger la salud del corazón y prevenir enfermedades que cada vez afectan a más personas", concluyó.

¿Qué podemos aprender de este estudio?

"Las enfermedades del corazón continúan siendo la principal causa de muerte a nivel mundial, lo que subraya la importancia de encontrar indicadores precisos que ayuden a identificar a las personas en riesgo. Mientras que el IMC sigue siendo una herramienta popular, el BRI podría ser más eficaz para predecir problemas de salud en aquellos con exceso de grasa abdominal.

Este estudio nos invita a replantear las formas en que medimos y evaluamos la salud cardiovascular. En lugar de centrarse únicamente en el peso total de la persona, es crucial atender la distribución de la grasa, especialmente alrededor del abdomen, que es donde reside el mayor peligro".

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