Opinión

Discapacidad y autonomía: un rédito social sin barreras

Por Anahí Bilbao

Abordar el universo de las personas con discapacidad deviene en el imperativo de trabajar en pos de la inclusión, pero también en ir más allá y transitar hacia un cambio de perspectiva donde la autonomía sea el factor transversal.

El aporte que las personas con discapacidad hacen a la sociedad es invaluable. Son sujetos autónomos que construyen sentidos en el ejercicio pleno de sus actividades.

Emerge como desafío insoslayable propiciar las condiciones para el empoderamiento en la promoción y el desarrollo de una vida independiente. No se trata únicamente de luchar para erradicar la discriminación.

Debe ser esta premisa el umbral que permita forjar los cimientos de la integración y motorizar la accesibilidad en sus distintas dimensiones: cognitiva, sensorial, motriz y digital.

Urge diseñar y elaborar políticas públicas integrales que promuevan y legitimen la autonomía de las personas con discapacidad, cuya contribución sustancial a la sociedad es determinante e imprescindible. Esto implica pergeñar estrategias concretas que generen condiciones y escenarios de igualdad.

Asimismo, es menester poner el acento en el rédito que obtiene la sociedad a partir del aporte que realizan las personas con discapacidad. Una acción inconmensurable que no se mide solamente en términos cuantitativos.

Enriquecen la diversidad y son actores esenciales para la inclusión. Desarrollan habilidades y talentos para superar adversidades, asociados a la creatividad y la innovación. Mentores de valores como el respeto y la empatía, se erigen como ejemplo para el resto de la sociedad.

Por ello, reconocer la plena autonomía de las personas con discapacidad es el primer paso para derribar barreras y romper con los estigmas sociales.

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