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"Cacho" Banegas: "Era impresionante ver la alegría de esa gente"

El entrenador recordó el abrazo con el "Yoyo" Cavallero, la marca del "Mocho" Small sobre el "Negro" Romano, los rebotes de "Pika" y lo difícil que fue dirigir a ese equipo con su madre enferma. CAMPEONATO ARGENTINO DE BÁSQUET DEL 91

Pasaron 33 años, pero "Cacho" Banegas no olvida lo vivido el 17 de septiembre de 1991, cuando se consagró campeón argentino como entrenador del seleccionado santiagueño de mayores.

Esa noche, Santiago venció a Tucumán por 87 a 83 en el estadio de Quimsa y desató una fiesta inolvidable en la "Madre de Ciudades".

"Tenía el deseo de dirigir esa selección. Junto al profesor Simonetti, era una ilusión que teníamos. Ha sido una emoción inmensa, uno de los títulos que más he valorado. Si bien lo de Quimsa y Olímpico han sido muy importantes, pero esto me ha marcado porque estábamos defendiendo los colores de la provincia", recordó emocionado.

Unos meses antes había dirigido al seleccionado juvenil, subcampeón argentino en Misiones, y el Ing. Mario Medina, presidente de la Federación de Básquet, lo llamó para ofrecerle el cargo en la mayor.

"Cuando me lo propuso, yo le pedí a Simonetti como mi asistente, porque hacía muy buen trabajo y era muy responsable, pero estaban con lo justo con el presupuesto. Lo convencí de que tenía que estar y así fue. Creo que no me equivoqué", comentó.

La base del equipo estaba integrada por Miguel Cortijo, José Fabián Small, Gustavo Gómez, Rubén Pikaluk, Javier Lepri y Carlos Small.

"Para ese plantel, yo he incorporado cuatro juveniles: Arnoletto, Gianoni, Guilli Aliende y Villavicencio. Y dos chicos que estaban creciendo como el Nene Ibáñez y el Negro Arias. Los otros eran con los que me tenía que defender y que fueron los que jugaron la final", explicó Banegas, que no pudo contar con "Pitu" Neme (no fue autorizado por Deportivo Madryn) y "Cacho" Torricelli (se lesionó y fue reemplazado por Villavicencio).

Tras vencer a Formosa, Mendoza, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, Santiago derrotó en semifinales a Entre Ríos y se metió en la final frente a los tucumanos, liderados por Carlos Romano.

"El Mocho (Small) andaba volando y lo mandé a la marca del Negro, que era un tipo muy difícil de marcar. También estaban Gaby Díaz, Roque San Martín y Lauro Mercado. Teníamos una diferencia apreciable, pero faltando 5 minutos nos empezaron a apurar. Nos apresuramos en algunas acciones, pero menos mal que al último con los rebotes que tomó Pika, que fue fundamental, no dejamos dudas con el triunfo. Arrancaron mejor ellos, pero con el correr de los minutos nuestra defensa supo prevalecer en el juego", detalló.

Los últimos segundos se jugaron con mucho público al borde de la cancha y con el triunfo consumado, hubo invasión. Comenzaba una fiesta interminable en Santiago del Estero.

"Era impresionante ver la alegría de esa gente. Uno de los abrazos que más cerca sentí fue el que me dio el Yoyo Cavallero, que fue mi padre deportivo. Y la alegría de toda mi familia fue increíble", recordó al borde de la emoción.

"Cacho" recordó lo difícil que fue dirigir al equipo con su madre enferma. "Salía de la concentración para ir al sanatorio y después volver. Después de los partidos me iba para estar con ella gracias al cuerpo técnico que tenía, con Reyes y Simonetti, que se hacían cargo de todo en la concentración de 18 días en Del Pino. Uno con el tiempo lo valora y le da mucho valor a todos esos gestos", cerró.

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