Santiago

Día de la salud sexual

Por Francisco Viola

El próximo 4 de septiembre se celebra el día de la salud sexual. Es una iniciativa de la Asociación mundial para la salud sexual (WAS) que se viene realizando desde el 2010 con el fin de reafirmar la necesidad que la salud sexual sea considerada como un elemento axial para las personas y que forme parte de las políticas sanitarias, educativas y sociales. Cada año se renueva el logo y el slogan que orienta este día, adecuándolo a mensajes que potencien la salud sexual en todos los niveles. Este año es "Relaciones positivas" que conlleva lo saludable.

El slogan de este año busca tomar conciencia de la importancia de establecer relaciones positivas. Así, la mencionada WAS nos dice que el tema de este año "enfatiza la importancia de fomentar los aspectos positivos en diversas relaciones, piedra angular de la salud sexual". También remarca la WAS que "hay muchos tipos diferentes de relaciones y todas ellas tienen su propia forma única de funcionar. Las relaciones vienen en todas las formas y tamaños, y todas son especiales a su manera". Es decir que todas las relaciones que tenemos deben ser positivas, ya que eso habla de una buena salud sexual, lo que deja entrever que la sexualidad, como siempre decimos, es mucho más que lo sexual (genital). Es una forma de estar en el mundo y de sentir, basada –le moleste a quien le moleste- en la diversidad, riqueza esencial de la humanidad. Valga decir, en este momento, en primer lugar, que la diversidad existe, aunque alguien no quiera reconocerla, segundo que los Derechos Humanos son el paradigma que la protege – o debería hacerlo- y tercero, que respetar la diversidad es un principio básico de la humanidad.

Volviendo a nuestro tema, digamos que una relación positiva comienza por uno mismo, comprendiendo que uno tiene un status de persona con una dignidad inherente a sí mismo. Somos siempre personas completas que otras personas nos pueden permitir que aparezca lo mejor de uno, pero nadie, jamás, nos completa. Salvo en el mito del amor de la media naranja, por ejemplo. Somos y, desde esa realidad, creamos relaciones. Lo segundo, una relación surge porque hay un compromiso, aunque sea brevísimo, pero la relación positiva se crea porque decidimos crear ese vínculo, insisto, hasta puede ser pasajero completamente o pensarse de por vida. Lo tercero, la relación no existe en las palabras, sino que usa las palabras (siempre la comunicación tiene un valor indiscutible) pero se ejecuta en acciones. La relación positiva no es discurso, aun siendo éste hermoso y deseable, es siempre acciones (gestos, actitudes que son ofrecimientos, porque en toda relación positiva se ofrece algo al otro y se debe recibir).

Cada cual podría hacer un listado de lo que su relación positiva debe tener. La WAS sugiere las siguientes cualidades: amabilidad, comodidad, cariño, respetuosa, sentirse escuchado, seguridad (no como bienes, sino en el vínculo y en la ausencia de daño intencional), alentadora, divertida (el humor compartido siempre es una prueba de una relación), solidaria.

Ahora bien, todos comprendemos que las relaciones positivas en todos los ámbitos crean universos donde vivir es enriquecedor, creativo y, sobre todo, están orientados a cierta paz, felicidad y placer. Aunque, lamentablemente, la vida incluye, en ocasiones, cosas no tan agradables, aun en las mejores relaciones. Alli las relaciones positivas deberían funcionar como un acompañamiento que contiene, ayuda, protege y nos permite que la resiliencia pueda aparecer.

Llegado a este punto podemos pensar cómo hacemos para que las personas tengan mas relaciones positivas. La WAS dice que debemos fortalecer ciertas habilidades como: conocer nuestros límites y su importancia. Aprender cuándo hablar o contarle y a quien hacerlo. Adquirir técnicas de resolución de problemas. Mejorar las habilidades de comunicación, el trabajo en equipo y valorizar nuestra propia individualidad, al mismo tiempo. Finalmente practicar el cuidado personal en toda nuestra realidad (bio-pisco-social), expresar nuestras emociones de modo que construyamos mejores vínculos. Asumir los compromisos que deseamos con el norte de la dignidad respetado. 

¿Cómo hacemos para que eso pase? La respuesta sigue siendo demasiado obvia a esta altura del partido: Educación sexual integral. Sin ella todo será un poco más difícil; con ella, hay mayores garantías que nuestra sociedad tenga relaciones positivas. No hay chance que, si eso pasa, no seamos una sociedad más saludable y mejor para vivir en conjunto.

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