Poemas de Stella "Rayito" Bernasconi
EXISTENCIAL
El círculo del ser y de la nada
ha concluido.
Vacíos, en la piel...
Somos nada, solos ante el origen.
Somos nadie, en desnudas heridas.
Somos nosotros mismos
en este instante transparente, único,
raíz y trascendencia de la luz.
INTEMPORAL
En el tallo del tiempo
la belleza no pesa,
tiempo y belleza son lo mismo.
Octavio Paz
Flecha tensada hacia el abismo,
inmóvil.
Saeta suspendida ante la muerte,
diluyes los nombres y las cosas.
Estela intemporal que sintetizas
la deslumbrante incandescencia
del milagro...
SILENTE
A un silencio asomada.
Era anterior al arpa, a la lluvia, a las palabras.
Rafael Alberti
Me despojo de gestos y memorias,
de máscaras y días.
Me sumerjo desnuda, sin piel, en la marea del tiempo.
Los oleajes oscuros se alimentan de estrellas.
Me abrigo de silencios rojizos, centelleantes y tibios.
Vital caleidoscopio
que reitera los ecos
de nadie y de la nada.
Un silencio sin límites me ciega
los ojos y las manos.
Un silencio infinito me adormece
la sangre y los recuerdos.
Un silencio de espadas que se instala
cual nueva fundación entre mis huesos.
Todo es nada y es nadie.
Nadie es nada y es nunca.
Vuelvo absorta a la playa.
El silencio en mi piel es una danza,
desde mis hombros cae como una túnica
de nieblas y de trinos.
Entreabro los ojos mansamente
para apresar una ciudad de pájaros.
Y mis manos.. Mis manos aprietan todavía
un puñado de sueños y de espigas...
DIARIO DE VIAJE
"Permíteme un instante
un solo instante..."
De ti he partido, dolorosamente arrojada a esta orilla
donde el tiempo es cadenas, límites y asfixia.
Tú me iniciaste con signos inequívocos:
la sed de los abismos, la ansiedad por la aurora,
la embriaguez de astros, el infinito viaje...
Un ángel transparente es mascarón de proa
me indica con su espada la estrella polar.
Zarpé desde la infancia entre olas sombrías,
mar de plomo y cenizas, huracanados vientos,
laberínticos estrechos y arrecifes,
detenerse es morir...
Un cielo tan alto, tan lejano,
tan gris, es un mar equivocado.
Inenarrables cantos de sirenas proclaman las arenas cercanas.
Allí he anclado;
insólito, intangible, archipiélago en brumas...
Allí tu rostro, sus manos,
la plaza, los árboles gigantes y los duendes,
la música, esa música, siempre...
Potros de belfos libres huyen hacia el amanecer
y en la playa otra vez el piano del crepúsculo...
Pude quedar allí.
Es solo un espejismo.
Una isla de sol en la memoria.
Me amarraron al mástil y partí
aquel piano de ocaso rasgándome las sienes.
Guardo celosamente en la bitácora,
el fuego de aquella melodía y no obstante, se expande,
corre libremente desde quilla a la popa.
Es la fuerza que impulsa este velamen.
Aquí desde el timón,
ya no importa si es noche sin estrellas.
Navegan junto a mí las dos constelaciones.
La certeza del rumbo me ilumina las manos
y las lágrimas.
Llegaré, no lo dudes
He arrebatado el fuego de la música a los dioses sangrientos del crepúsculo
a la mágica comarca de la infancia...
allí donde somos demiurgos de la luz.
Ya
no importan las tormentas,
ni los rumbos perdidos,
ni naufragios.
Sé
como debo llegar.
Mi barca avanza intacta,
en la cubierta cantan ángeles marineros...
Entretanto,
permíteme, aunque fuese un instante, un solo instante,
retornar a tu vientre.
Respirar el aliento de mi origen,
reconocer mi sangre en tus arterias...
Y partir otra vez, madre,
hacia la ruta cíclica del tiempo.
Stella Bernasconi, poetisa santiagueña, lleva la voz de su tierra a encuentros, congresos y jornadas literarias de todo el país. Argentina Brito opina sobre la obra de "Rayito": "En su poesía, el vínculo con la naturaleza es fuerza para la permanencia y símbolo que denuncia en forma conceptual o con lenguaje metafórico la destrucción del hombre y su mundo... Nos advierte que el amor es estructura y transparencia. Que solo desde el alimento real y permanente del cuerpo, del intelecto y del espíritu podemos salvarnos".