SANTIAGO DEL ESTERO: LA PRIMERA CIUDAD ARGENTINA
Homenaje a la madre de ciudades en sus 471 años. Por el historiador Eduardo Lazzari.
La fundación de la ciudad de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo el 25 de julio de 1553 por el talaverano Francisco de Aguirre, es el hecho primigenio de la implantación definitiva de la Corona Española y de la Iglesia Católica en el actual territorio argentino. El listado de las fundaciones que los adelantados y expedicionarios intentaron desde el descubrimiento de América por parte del almirante Cristóbal Colón en este "fin del mundo", tal como nos describió el Papa Francisco en el atardecer del 13 de marzo de 2013, cuando asumió el trono de Pedro, no deja lugar a dudas sobre el imperativo ético que los reyes de la Casa de Austria y luego los Borbones llevaron adelante en la construcción del más extenso imperio conocido hasta hoy.
El origen polémico de Santiago del Estero
Ese tiempo fundacional en el sur del continente americano no estuvo exento de pequeñas rencillas y grandes peleas entre los funcionarios imperiales que buscaban ganar el favor de la metrópoli conquistando tierras. Así nació el conflicto que estuvo presente en la fundación de Santiago del Estero. A fines de la década de 1540, el virrey a cargo del Perú, el sacerdote Pedro de La Gasca, planificó ocupar tierras hacia el sur de las quebradas que bajaban del Alto Perú, para lo que envió al extremeño Juan Núñez del Prado a fundar ciudades con la doble finalidad colonizadora y defensiva de las tierras mineras del cerro del Potosí, al este de la cordillera de los Andes. La Gasca abandonaría América para asumir como obispo de Palencia en 1550.
Al mismo tiempo, desde Chile, el ambicioso adelantado Pedro de Valdivia aspiraba a obtener el dominio de unas cien leguas al este de la costa del océano Pacífico y para ocupar las tierras envió a Francisco de Aguirre. El enviado peruano iba a fundar tres ciudades sucesivas con el mismo nombre: El Barco, en homenaje a su mandante nacido en el Barco de Ávila. Pero cuando se toparon los dos expedicionarios, Aguirre se mostró más decidido, puso preso a Núñez del Prado y a un cuarto de legua de la tercera villa fundada por el llegado del Perú, fundo el 25 de julio de 1553 la que con el tiempo sería la "madre de ciudades". Era virrey provisorio del Perú Melchor Bravo de Saravia.
Es curioso que este conflicto colonial tuviera repercusiones en 1881, al establecerse las fronteras definitivas entre las Repúblicas Argentina y de Chile, las terceras más extensas del orbe. Nuestros hermanos trasandinos pretendieron sostener que, si se era fiel a la historia, a Chile le correspondían todas las tierras que a Valdivia le había concedido el emperador Carlos V en 1530, que llegaban hasta el meridiano de Santiago del Estero. Habían pasado tres siglos y medio pero las condiciones a ambos lados de los Andes habían variado y no pasó de ser una anécdota aquel reclamo santiaguino.
Santiago, primera y única ciudad imperial
Al tiempo de la fundación de Santiago, gobernaba el imperio Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, último monarca hispano en ostentar el título de Emperador. A su abdicación, en 1556, dejó divididos sus dominios entre sus hijos Felipe y Fernando, quedando el primero como rey de España con el nombre de Felipe II, dinastía que gobernaría estas tierras americanas hasta 1700, cuando serían sucedidos por los Borbones. Este hecho hace que ninguna otra ciudad del actual territorio nacional haya sido fundada bajo el mandato de un emperador.
El recuerdo de los nombres de los primeros habitantes, que se radicaron junto a Francisco de Aguirre, un conquistador cuya vida es extraordinaria, es una obligación en este camino a los cinco siglos santiagueños: Miguel de Ardiles, Juan Cano, Pedro Díaz Figueroa, Andrés de Herrera, Juan Serrano, Pedro de Villarreal y decenas de otros, que se detalla en la "Historia de Santiago del Estero, muy noble ciudad" del historiador Antonio Castiglione.
Generosa fundadora de ciudades
Como cabeza política del Tucumán (nombre del extensísimo espacio ubicado entre la precordillera de los Andes al oeste, el Altiplano al norte, el Chaco y el río Carcaraña al este y las sierras grandes al sur) comenzó el tiempo que aún hoy nombra a Santiago del Estero como "madre de ciudades". El teniente de gobernador Juan Pérez de Zurita es el jefe de la primera campaña que desde 1558 fue el origen de los asentamientos de Londres de la Nueva Inglaterra (Catamarca), Córdoba del Calchaquí (Salta), Cañete (Tucumán) y Nieva (Jujuy), fundaciones que fracasan al poco tiempo.
Al ser designada capital de gobernación, empiezan las expediciones fundadoras exitosas y perennes: San Miguel del Tucumán y Nueva Tierra de la Promisión (1565), Córdoba de la Nueva Andalucía (1573), San Felipe y Santiago de Lerma en el Valle de Salta (1582), Todos los Santos de la Nueva Rioja (1591), San Salvador de Velasco en el valle de Jujuy (1593) y San Fernando del Valle de Catamarca (1683), además de decenas de villas que establecieron la traza de los caminos reales que fueron la columna vertebral de las comunicaciones y del comercio.
Primer obispado y primera gobernación
Como ciudad pionera le cabe a Santiago del Estero haber dado inicio al episcopado en el actual territorio argentino cuando el 10 de mayo de 1570 se funda la diócesis del Tucumán, con sede en la "madre de ciudades". El primer obispo "tucumanense" don Francisco de Vitoria fue además el primer exportador de frutos del país a través del puerto de Buenos Aires el 2 de septiembre de 1587, fecha en la que se conmemora hasta hoy el Día de la Industria. El 29 de junio de 1621 fue ordenado en la Catedral santiagueña el primer obispo de Buenos Aires, Pedro Carranza.
El 25 de julio de 1609, exactamente 56 años después de la fundación, fue creado por Cédula Real el Seminario de Santa Catalina de Alejandría, denominación que fuera adoptada tiempo después por el noviciado de los jesuitas en Córdoba ubicado en la estancia que aún se llama así y es patrimonio cultural de la humanidad. Anteriormente se habían instalado tres instituciones que fueron las primeras del país: en 1576 el Hospital Real, en 1585 la escuela y en 1588 la biblioteca.
Pero sin duda, desde la organización política, le cabe el honor a Santiago de haber sido la capital de la primera tenencia de gobierno, con dependencia de Chile, desde 1553 y luego cabeza de la gobernación del Tucumán desde 1563 bajo la tutela directa del virreinato del Perú. El siglo XVIII iba a ser testigo de la decadencia y el obispado, la gobernación y el seminario marcharon para Córdoba y Salta. Sin duda falta enumerar todas las acciones modernas en las que Santiago también fue pionera entre fines del siglo XIX y el XX, una de las cuales fue la fundación de este diario.
Ilustres de Santiago para la Patria
El relato de las glorias santiagueñas comienza por los grandes protagonistas de la historia: los diputados del Congreso de 1816, los curas de Santiago Pedro León Díaz Gallo y de Loreto Pedro Francisco de Uriarte; los gobernadores del siglo XIX, el federal Juan Felipe Ibarra y el liberal Manuel Taboada; el gran redactor de la Constitución Federal de 1853 José Benjamín Gorostiaga; los ministros nacionales del siglo XX, el radical Ramón Gómez y el peronista Ramón Carrillo; y sin duda entre las grandes mujeres se destaca Santa María Antonia de San José Paz y Figueroa, la querida "Mamá Antula", la primera santa argentina.
En las artes, no exagera quien pone a la "madre de ciudades" como cuna de la música argentina: los maestros Amancio Alcorta y Andrés Chazarreta, además de los hermanos Ábalos. Poetas como Homero Manzi. En las ciencias Orestes Di Lullo como historiador y de los hermanos Emile y Duncan Wagner como antropólogos y arqueólogos, junto los educadores que fundaron y sostienen las grandes instituciones educativas, dan a Santiago un lugar que debe ser más reconocido.
La sangre de los santiagueños ha corrido por las venas de grandes argentinos: el abuelo materno del general Manuel Belgrano fue don Juan Manuel González Islas, nacido, criado, muerto y sepultado aquí. Doña Cornelia Beltrán Alcorta fue la santiagueña que capturó el corazón de uno de los grandes intelectuales de la generación del '80: Paul Groussac, por 44 años director de la Biblioteca Nacional. El presidente José Figueroa Alcorta fue hijo de la ilustre Teodosia Alcorta, santiagueña. El padre de Ricardo Rojas también fue santiagueño, don Absalón. Sin duda, este corto detalle es injusto con muchos que dieron a la sangre argentina un origen santiagueño.
Santiago del Estero merece el reconocimiento a su influencia, aporte y significación que le ha dado a la argentinidad en casi cinco siglos de historia. Desde estas páginas de "El Liberal" me sumo a los festejos cantando: FELIZ DÍA DE LA FUNDACIÓN, QUERIDA SANTIAGO DEL ESTERO, GLORIOSA PIONERA DE LA ARGENTINA