Opinión

El caso Loan pone el foco en la trata de menores: una realidad espeluznante, que cuesta ver pero existe

Por Sergio Rubin.

El rescate en la selva colombiana de una nena que había sido raptada y vendida con fines de explotación sexual es el eje narrativo de la película "Sonido de Libertad" que se estrenó el año pasado en los Estados Unidos con gran repercusión de público y que apuntó a poner sobre el tapete la problemática de la trata de menores.

Basado en hechos reales, el film -también exhibido luego en otros países, incluido la Argentina- generó una polémica porque mientras había quienes lo consideraban un poderoso alegato contra un flagelo atroz, otros lo calificaban de fantasioso y lo acusaban de adscribir a teorías conspirativas de grupos ultraderechistas.

Sea como fuere, la película generó un debate sobre el tráfico de menores en el mundo. Según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Walk Free, de setiembre de 2022, hay 50 millones de víctimas de trata en el mundo.

De ellas, el 30% son niñas y niños, de acuerdo con el Informe Global 2021 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Dicho de otra manera: hay 15 millones de menores esclavizados, varios millones en América Latina, con fines sexuales o laborales u obligados al sicariato o al transporte de drogas (mulas).

Adentrarse en esta realidad es sumar datos cada vez más escabrosos. Por caso, los traficantes de órganos prefieren a los niños y adolescentes porque se supone que sus órganos están en mejores condiciones y esto implica que se pague más por ellos. Por otra parte, un menor víctima de trata sexual puede llegar a ser violado hasta 10 veces por día.

La OIM calculó que, entre los 600 millones de viajes turísticos internacionales anuales, el 20% de los viajeros admite que lo hace buscando sexo y el 3% con niños, o sea, casi cuatro millones son pedófilos que muchas veces acceden a los chicos a través de catálogos.

Aunque todavía el caso no está esclarecido, pero a medida que se fortalece la hipótesis del rapto, la desaparición de Loan en Corrientes está poniendo el foco de la problemática de la trata de personas, particularmente en la Argentina. Missing Children tiene registrado actualmente más de un centenar de niños y adolescentes desaparecidos (en Estados Unidos había poco más de 400 en 2023). Unos 40 casos datan de entre 5 y 20 años. Y, obviamente, no todos deben imputarse como rapto para trata. Pero también hay que considerar los casos que no se denuncian, a veces porque los progenitores venden a su hijo.

Aunque hay otras zonas del país donde los casos de trata de menores no constituyen una rareza como en la frontera con Bolivia -especialmente allí con fines de explotación laboral-, los expertos dicen que la provincia de Corrientes tiene una ubicación geográfica que favorece que los niños sean sacados rápidamente del país. Porque cuenta con una ancha frontera que limita con Brasil, sumado a la cercanía con la localidad formoseña de Clorinda, lindante con Paraguay, y también con la Triple Frontera. Además, suele ser más fácil por el escaso control migratorio y la compra de voluntades.

Corrientes, además, cuenta con algunos antecedentes resonantes en la materia, como el de Carlitos González, que desapareció en septiembre de 1993 en la zona rural de Santa Lucía, ubicada a unos 200 km al sur de la capital de la provincia. Fue a plena luz del día, cuando había sido llevado por su tía a una fiesta de cumpleaños infantil. Hubo testigos que dijeron haberlo visto a pocos kilómetros en un vehículo rojo que manejaba un ex empleado de una de las tabacaleras del lugar, pero la investigación no arrojó nada que pudiera inculparlo y terminó siendo liberado por falta de mérito.

En el marco de las pesquisas, una comisión policial fue con el padre del chico a Paraguay ante la sospecha de que había sido sacado del país. Pero no arrojó ningún resultado. Finalmente, en 2017, la justicia correntina cerró la investigación por la falta de elementos que permitieran avanzar. Sin embargo, el padre consideró que el Estado provincial no hizo todo lo que debía para hallar a su hijo. La presunta complicidad de personas con poder o ligados con poderosos de la zona sigue rondando hasta el día de hoy en la cabeza de familiares y allegados al menor.

Otro caso resonante fue el que protagonizó Miguelito Bejarano, que tenía 9 años y vivía con su familia en la localidad puntana de Esquina, a 300 km al sur de la capital de San Luis. El chico desapareció el 25 de enero de 1998 a la hora de la siesta cuando fue a la plaza que está a una cuadra de su casa para escapar del castigo de su papá por haberse portado mal. Hubo varias hipótesis. El hecho provocó numerosas marchas reclamando su aparición y varias maestras y vecinos que participaron fueron amenazados. Miguelito nunca apareció.

La hermana Martha Pelloni -que saltó a los primeros planos informativos a comienzos de los '90 al encabezar las Marchas de Silencio pidiendo justicia en el caso Maria Soledad en Catamarca- hace muchos años que lucha contra la trata infantil. Coordinadora de la ONG Infancia Robada consideró desde el inicio la posibilidad de que la desaparición de Loan sea un rapto para trata, más allá de que dice que "en el campo, donde los padres tienen muchos hijos, es muy común que haya gente que vaya a pedirles por un hijo".

Pelloni considera que donde se producen más casos de trata es en las provincias "con feudos y mucha corrupción en la policía y el Poder Judicial". Aconsejó "poner el foco en las intendencias, en los poderes más bien locales, porque ellos pueden tener información". Ante todo, la hermana Martha recomendó hacer prevención educativa. Por eso, el estremecedor caso de Loan debería servir para tomar conciencia sobre un flagelo que está entre nosotros y contribuir a su erradicación.

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