Opinión

Antula: la mística peregrina y misionera

Por Mario Tenti.

Se suele contraponer erróneamente en la vida del creyente la actitud contemplativa y la apostólica. Muchos creen que la contemplación es exclusiva de los cristianos cuya vida está circunscripta a la oración como los religiosos en clausura y la apostolicidada aquellos que insertos en el mundo anuncian y testifican la presencia del Reino de Dios en la historia.

El teólogo alemán Metz promueve para estos tiempos una "mística de los ojos abiertos" y Francisco, antes de ser Papa, propuso una "mística del nosotros". Ambas propuestas nos refieren a la realidad histórica y comunitaria.

Hoy no podemos vivir la fe, la comunión con Dios, aislados de la historia y de la vida y necesidades del pueblo de Dios y la humanidad toda. Esto incluye a los cristianos de vida contemplativa: la oración, la reflexión de la Palabra y demás acciones que realicen como comunidad contemplativa no pueden ser ajenas a la historia y la vida del pueblo.

El papa Francisco describe magistralmente en tres pinceladas la vida de un místico: el silencio para escuchar la voz de Dios, el trato íntimo con El que implica vaciarse de sí para que Dios ocupe el centro del corazón, y la misión, es decir, llevar a Jesús a los demás. Es este el programa de vida para todo cristiano, todos los bautizados podemos ser místicos misioneros.

Estilo peregrino

De Antula suele acentuarse su estilo peregrino y misionero de vida, su recorrido por casi todo el territorio del virreinato para llevar a Jesús, sus desvelos y los obstáculos que esta misión le trajo.

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