Condenas de hasta 15 años para el "Clan Iturre", en un recinto alterado por los golpes, gritos y llanto
Fueron declarados culpables de patotear a Daniel Gómez, el 18 de abril del 2020, quien pereció el 2 de mayo, tras cruel agonía.
Ni bien el tribunal develó ayer condenas para los cuatro integrantes del "Clan Iturre", algunos familiares estallaron de ira y reproches. El escándalo convirtió el 3º piso de tribunales en un polvorín, con corridas de policías y guardias del Servicio Penitenciario.
Todo se precipitó después de las 13.30, horario estimado para cerrar la triste historia, cuyo prólogo sobrevino la madrugada del 18 de abril del 2020 en el Bº Huaico Hondo, donde cayó mortalmente herido Daniel Gómez, entre trompadas y golpes con un fierro y machetazos. Falleció el 2 de mayo. Sus hijos, Daniel y Darío resultaron con graves heridas.
En los alegatos, la Fiscalía bregó por una condena a 17 años de prisión para José "Perra" Iturre, y 15, 12 y 10 años para sus hijos. Por el contrario, la defensa a cargo de Malena Bustos y Pedro Orieta juzgó que sus representados obraron en legítima defensa y planteó la absolución por el beneficio de la duda.
Después de largas semanas de incertidumbre, un tribunal condenó ayer a José del Valle "Arnold" Iturre, 15 años; "Perra", 14; Maximiliano "Puchuno", 10 y Enrique Oseas Iturre, 7 años de prisión.
Los cargos en el desenlace
El veredicto fue refrendado por los vocales Alfredo Daniel Pérez Gallardo, Graciela Viaña de Avendaño y Julio Carmelo Vidal. Los cargos dominantes fueron "homicidio", "homicidio en grado de tentativa" y "lesiones graves", de acuerdo con la acusación de los fiscales Natalia Malachevsky y Álvaro Cantos.
Mientras el secretario daba lectura al fallo, un familiar de los Iturre habría gritado y pateado una de las sillas. Los voceros confiaron que el hombre generó un revuelo, sazonado por el llanto, la decepción y la bronca.
Pero la reacción fue mucho más allá de lo tolerable y el vocal Pérez Gallardo facultó a los guardias a retirar al sujeto de la sala. No fue fácil, ya que para entonces los Iturre dejaron atrás las formas y su descontento se tradujo en gritos y cuestionamientos.
De este clima enrarecido, uno de los condenados se contagió y también estalló de ira. Rápido, Pérez Gallardo neutralizó la incipiente "revuelta" al expulsar del edificio al Iturre contestario y al resto de familiares, e impuso el cierre a la áspera batalla legal.
Los unos con miedo y los otros, con armas, se supo
Durante un tiempo importante, varios funcionarios quizá experimentaron una sensación inequívoca de miedo. Lo deslizaron varios letrados, mientras permanecían atrincherados en el recinto del 3º piso de tribunales.
Afuera, otros policías sacaron del edificio, literalmente expulsaron de la sala a los más revoltosos, ya que nadie garantizaba que ya "jugados" fuesen a recurrir a la violencia, furiosos por contemplar a sus seres queridos detrás de las rejas.
Una reunión decisiva
Por ello, hoy los fiscales pedirían urgente una reunión con el vocal Pérez Gallardo, resueltos en unificar criterios con vistas a mayor seguridad en los recintos, cuando se trataren juicios por homicidios o bien abusos sexuales y las dos familias puedan cruzarse en los pasillos.
Aunque nadie deslizó los detalles finos del proyecto, sería intención mutua que los policías y guardias se mantengan en alerta, y los reos siempre vigilados por los uniformados. Y que sean monitoreados, más allá de su especialización de cajón, en cualquier organismo.