Crónicas empalagosas
Por Belén Cianferoni.
Es más fácil de lo que alguien podría suponer, enamorarse de un poeta. Un día vas, como si nada, caminando a la panadería en busca de la medialunade tus sueños, cuando de repente... ¡Zaz! Aparece una persona escribiendo en un banco del parque sobre cómo la vida tambalea de belleza cada vez que las rosas deciden nacer. Cualquiera se enamora de un cantante, siente ganas de poseerlo, pero no cualquiera se pierde en el ritmo empalagoso de una sonata con rimas. Tampoco es fácil llegar a tu casa y decir: 'Papá, estoy enamorada de un poeta'. Nadie te entiende, y algunos días, vos tampoco.
No es fácil, pero enamorarse de un escritor no es imposible tampoco. Te caes en el amor, enloqueces solo con pensar en un libro y un café. Un poeta enamorado puede no solo bajarte la luna, sino cambiarle de color, calor y tatuar tu nombre en cada maldito cráter, así como si nada. Siempre sales perjudicada, no te miento. Porque, así como vos caíste en la trampa de la poesía y te enamoraste, hay otras zuripantas que también hicieron lo mismo, no seas ilusa. Si hay algo que sé, es cómo sobrevivir al suicidio dominical de sentir que un poeta bailó un malambo con tu corazón, y por eso me permito tirarte estas líneas apresuradas, porque el amor es siempre urgente y a las apuradas con los bohemios. Cuando descubres que todo no es como parecía, ponte a pensar, ¿Me gusta su obra o me gusta él? ¿Me gustaría la idea de ser feliz con esa persona o de arruinarme la vida por ser el poema de amor más perfecto del planeta? A veces pienso que nos gusta mentirnos y pensar que es ese ser humano el indicado para cambiar nuestra forma cotidiana de ver la vida.
Pagar el monotributo no tiene tanto glamour como pasarte la noche escribiendo a las apuradas una carta de amor. Lo que sí nos hemos olvidado, es que la humanidad ha inventado esta trampa emocional, la literatura. Un huracán de letras que no deja nada en pie. La poesía es la única verdad. Una vez que los poemas entran en tu vida, no hay medialuna que quede en pie. Antes, la mañana no traía murmullos, y todo se mantenía en el orden establecido.
Limpiar los platos, poner la pava, renegar por los precios, cambiar un foco quemado, la vida de todos los días se vuelve amarga y tediosa. Ahora todo es misterioso, y la luz juega con las formas de las cosas mientras desayunas. ¿Es el poeta al que extrañas o es la poesía que tiñó tu vida por unos días?
No necesitas sufrir tanto por los impuestos si tienes poesías y cuentos para acompañarte. No confundas obra con autor. El autor es el vehículo de la poesía, es un taxi que te lleva en la autopista de la poesía. Es solo un auto, ¡hay más! Ve a la librería, no a rogarle por celular, no caigas de nuevo, no tropieces. Recuerda, cada libro es un nuevo amor, aunque al poeta le guste rifar su corazón cada vez que cambia de texto.