Trungelliti: "No jugué increíble, pero nivel mental fue de lo mejor"
El santiagueño dijo que necesitaba quebrar la mala racha de finales perdidas y que su mayor mérito fue mental. CHALLENGER DE TENIS EN RUANDA
Marco Trungelliti, campeón del Challenger de Kigali II, aseguró no haber jugado un gran tenis, pero su fortaleza mental le permitió ganar un título que estaba necesitando.
"Ya estaba necesitando un título desde hacía bastante. Precisaba tener una alegría fuerte. No ganar hubiese significado un fracaso, aunque suene pedante. Necesitaba quebrar la mala racha de finales perdidas. Se empezaba a hacer un poco pesado. No quería pensar ni cuántas finales llevaba... Necesitaba salir del ahogo", declaró Trungelliti en diálogo con el diario La Nación.
Y añadió: "Necesitaba cambiar mis retos, hablar de objetivos más relevantes y no de supervivencia. Ahora ya me aseguré entrar en las clasificaciones de Roland Garros y Wimbledon, lo cual es muy bueno. No siento que jugué increíble, pero sí a nivel mental fue de lo mejor: nunca había hecho final en dos semanas seguidas. Es un buen golpe a la confianza, para saber que se puede. Mi mayor mérito fue el mental, que fue siempre mi problemita: en un mismo partido volaba a Hawaii y volvía, je. Acá se dio todo bien: teníamos muchas ganas de conocer la cultura desde el primer momento, todo fluyó y me sentí estable".
Tras la victoria en la final, "Trunge" se abrazó fuerte con Susana, su mamá (desde chica soñaba con visitar África), en un rinconcito del Kicukiro Ecology Tennis Club. Fue un desahogo. Fue la satisfacción de alcanzar un objetivo profesional sin traicionar sus valores desde chico. Luis Trungelliti, el papá de Marco, siguió todo a la distancia, por la computadora, desde Santiago del Estero. "No me largué a llorar porque me daba vergüenza, no quería soltar el llanto, pero fue hermoso tenerla ahí. Después del partido llamé a mi entrenador (Albert Portas) y le dije: 'Estás en la cuerda floja; mi vieja me dio muy buenas indicaciones'. Se moría de risa", aportó Trungelliti.
Su abuela
El nuevo campeonato tuvo un condimento emocional extra para Trungelliti. La última vez que había ganado un Challenger lo había hecho en compañía de su mamá y también de su abuela, Lela, que en 2018 se había hecho popular en el mundo del tenis por haber acompañado a Marco en el viaje de diez horas en auto desde Barcelona a París, a Roland Garros. Lela falleció en noviembre pasado. "El último título había sido con ella... Así que este trofeo es emocionante desde todos los costados", dijo Marco, también muy satisfecho por haber mejorado el porcentaje de saques, un aspecto clave en el que viene trabajando desde hace tiempo ("Tener 70% de primeros saques hace que la cosa cambie. Dejé de hacer tantos segundos saques y disminuí el riesgo de la doble falta, algo que me atrapaba"). Para viajar a África, Marco no necesitó aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla porque ya la tenía, sin embargo sí lo hizo su mamá y, ambos, tomaron medicación por la malaria.