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Emotiva despedida de monseñor Liébana en la parroquia de Campo Gallo

Con el lema "Jamás se va lo que se queda en el corazón"; la misa fue presidida por el obispo de la Diócesis de Añatuya, Mons. Corral. DESIGNACIÓN El hasta ahora párroco asumirá en la Diócesis de Chascomús

La parroquia Virgen del Carmen, ubicada en Campo Gallo fue escenario el domingo de la misa de despedida y acción de gracias por el ministerio del padre Juan Ignacio Liébana, hasta ahora sacerdote del clero porteño "fidei donum" en Añatuya, quien asumirá el próximo domingo el gobierno pastoral de la Diócesis de Chascomús.

Con el lema "Jamás se va lo que se queda en el corazón", la comunidad santiagueña agradeció a Dios por el don que recibieron con el ministerio del padre Liébana, especialmente en la parroquia y el santuario Nuestra Señora de Huachana.

El obispo de Añatuya, monseñor José Luis Corral SVD, presidió la celebración, y destacó: "Hoy la Palabra de Dios nos está hablando de hacer camino, de estar siempre en movimiento. El Señor nos invita a no detenernos".

En ese sentido, señaló que "Abraham se puso en camino confiado en esta palabra, sostenido por esa promesa", y destacó que, obedeciendo sin entender mucho, "hace entrega de lo más querido: de su hijo, que se le pedía en sacrificio".

"La vida es un subir, un ascender, un trascender", consideró, y añadió: "El sacerdote pasa, se va, pero Jesús queda en la comunidad, y así vamos descubriendo cuál es nuestro lugar". En medio de todo eso, invitó a "volver siempre a contemplar el rostro luminoso de Jesús resucitado, que nos llena de fuerza, de ánimo, de alegría. Escucharlo en la oración, en la Palabra, en los acontecimientos y en los hermanos".

El obispo concluyó citando una poesía del poeta tucumano Hamilton, titulada "La cuesta de la vida".

Al finalizar la ceremonia, los fieles presentes manifestaron su gratitud con un fuerte aplauso. Antes de la bendición final, un miembro de la comunidad dirigió unas palabras al padre "Juani", y se le ofrecieron diversos regalos de parte de los fieles, entre ellos una estola con la imagen de la Virgen del Carmen, procedente de la parroquia homónima. Además, hubo un buzón donde cada miembro de la comunidad le dejó una carta.

El padre Liébana dirigió unas palabras de agradecimiento a los presentes y expresó: "Veo muchos rostros de gente muy querida y me llena de alegría". Destacó, además, el esfuerzo de muchos por llegar hasta la parroquia de Campo Gallo.

"No tengo idea de qué significa ser obispo o cómo es, pero como Dios me lo pide, yo le dije que sí", consideró.

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