Opinión

Un libro en blanco: innovación y creatividad en el nuevo ciclo lectivo

Por Laura Lewin OPINIÓN

Llega un nuevo año lectivo y con él, la oportunidad de completar las páginas de un libro en blanco. Esta metáfora, tan rica en posibilidades, nos invita a reflexionar sobre el inicio de este ciclo como un espacio lleno de potencial, donde cada decisión que tomamos y cada innovación que introducimos tienen el poder de escribir un capítulo significativo en la vida de nuestros estudiantes. En este sentido, el comienzo de clases no es solo un retorno a las aulas, sino una invitación a reinventarnos, a cuestionar lo establecido y a buscar formas más efectivas, creativas y humanas de enseñar. Siempre es una buena idea, al comienzo de un nuevo ciclo lectivo, enfrentar el desafío de replantearnos nuestras prácticas pedagógicas. En este sentido, es fundamental hacer una revisión crítica de lo que funcionó y lo que no durante el período anterior, para así poder adaptar y ajustar nuestras estrategias educativas de manera efectiva.

A fin de desarrollar prácticas educativas innovadoras que generen un aula en donde el alumno "quiera" estar y no que "tenga" que estar, es necesario crear ambientes que fomenten la creatividad y en donde podamos involucrar a los estudiantes cognitiva y emocionalmente. El aprendizaje no es un deporte para espectadores. Debemos poner al estudiante en el centro de la escena. A continuación, les comparto algunos desafíos para incentivar la creatividad, promoviendo un enfoque experimental y reflexivo hacia la enseñanza:

-Espacio para la experimentación pedagógica: Es tiempo de probar nuevas metodologías, herramientas digitales o enfoques didácticos sin la presión de cumplir con el currículo estándar. Esto puede incluir clases piloto, uso de nuevos recursos tecnológicos o la implementación de métodos de evaluación alternativos. La experimentación pedagógica es clave para encontrar lo que realmente funciona en tu contexto educativo específico.

-Reto de metodologías activas: Durante un periodo determinado, te aliento a probar distintas metodologías activas de aprendizaje que promuevan la participación de los alumnos. Esto puede incluir aprendizaje basado en proyectos (ABP), aprendizaje basado en problemas (ABPr), aprendizaje basado en escenarios (ABE), gamificación, enseñanza entre pares, pensamiento de diseño (Design Thinking), Aprendizaje Basado en el Servicio (ABpS), aula invertida, portafolio de aprendizaje, entre otras propuestas de metodologías activas. La idea es experimentar con al menos una nueva metodología por mes y ver qué es lo que mejor te funciona en el aula.

-Uso innovador de espacios del aula: Rediseñá el espacio físico de tu aula para promover una mejor interacción y colaboración entre los estudiantes. Esto puede incluir la creación de rincones de lectura, estaciones de trabajo temáticas o áreas dedicadas a la exposición de proyectos. El objetivo es optimizar el uso del espacio disponible para facilitar un aprendizaje más dinámico y participativo. No hablamos de espacio, sino de diseño.

-Debate y Oratoria: La oratoria no es solo la habilidad de hablar claramente, es el arte de comunicar un mensaje de manera que cautive y mantenga el interés de la audiencia. Cuando los estudiantes carecen de estas habilidades, sus presentaciones pueden no lograr su objetivo, independientemente de la calidad del contenido. Enseñar a hablar en público en las escuelas no solo mejora las presentaciones en clase, sino que también prepara a los estudiantes para futuras situaciones en la vida, como entrevistas de trabajo, presentaciones profesionales o liderar iniciativas comunitarias. Dominar la oratoria es dominar el arte de influir y motivar, es empoderar a los estudiantes para que sus ideas sean escuchadas y respetadas.

-Narrativas digitales: Esta metodología involucra a los estudiantes en la creación de historias digitales, combinando texto, imágenes, y audio para explorar contenidos curriculares desde una perspectiva personal y creativa. Al alentar a los alumnos a ser autores de sus propias historias, se fomenta el desarrollo de habilidades digitales, la expresión creativa y la capacidad de síntesis y análisis. Además, trabajar con narrativas digitales puede ayudar a los estudiantes a comprender mejor el mundo que les rodea, al conectar contenidos académicos con sus propias experiencias y emociones.

-Realidad aumentada (RA) y Realidad virtual (RV): En caso de disponer de conectividad y la tecnología necesaria, integrar la realidad aumentada y la realidad virtual en el proceso educativo puede transformar el aula en un entorno de aprendizaje inmersivo, donde los conceptos teóricos cobran vida. Esta tecnología ofrece oportunidades únicas para explorar entornos virtuales, realizar simulaciones interactivas y comprender de manera profunda y vivencial conceptos complejos. La RA y la RV pueden ser especialmente efectivas para materias que requieren una comprensión espacial o visual, como la ciencia, la historia o el arte.

-Aprendizaje basado en la indagación (ABI): Esta metodología coloca a los estudiantes en el centro de su propio aprendizaje, animándolos a formular preguntas, investigar para encontrar respuestas y reflexionar sobre sus descubrimientos. Al fomentar la curiosidad y el pensamiento crítico, el aprendizaje basado en la indagación promueve una actitud activa hacia el aprendizaje, donde el estudiante se convierte en el protagonista de su proceso educativo. Esta aproximación no solo mejora la comprensión y retención de la información, sino que también prepara a los estudiantes para ser aprendices autónomos y críticos a lo largo de toda su vida.

-Microaprendizaje: Esta estrategia implica desglosar el contenido educativo en unidades pequeñas y manejables, permitiéndoles a los estudiantes aprender en intervalos cortos pero frecuentes. El microaprendizaje facilita un aprendizaje flexible y personalizado, adaptándose al ritmo de cada estudiante.

Como educadores, tenemos la responsabilidad de preparar a nuestros estudiantes para el futuro, brindándoles las habilidades y competencias necesarias para navegar en un mundo en constante cambio. Al adoptar un enfoque creativo y experimental hacia la enseñanza, podemos fomentar en nuestros estudiantes la curiosidad, la innovación y la capacidad de resolver problemas complejos, habilidades todas fundamentales.

Este es un gran año para reinventarnos y para desafiarnos a nosotros mismos y a nuestros estudiantes a alcanzar nuevas alturas en el aprendizaje. No lo olvidemos, si al docente le divierte enseñar, al estudiante le va a divertir aprender. ¡Feliz arranque de año!

Fuente: Infobae

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