Policiales

Amenazó a aguatero con sacarle las tripas, por un "amorío" con su esposa

El aguatero acudió a la policía para que disuadan al esposo encolerizado. Restricciones para los tres, por las dudas.

"¡Ya vas ver, te voy a sacar las tripas y te las voy a entregar en las manos. También me voy a desquitar con tus animales, los voy a matar!", bramó furioso un motociclista, atribuyéndole amoríos con su esposa a un "aguatero" de una comisión municipal.

La historia se registró el viernes a las 11 de la mañana, según denunció la víctima ayer ante la Subcomisaría de Bandera Bajada, departamento Figueroa.

El empleado señaló que mientras conducía un camión que distribuye agua en las casitas del poblado, en el paraje Bajo Sequeira, un motociclista frenó delante y le pidió detenerse y bajar "porque quiero hablar con vos", habría manifestado enfático y con mirada de pocos amigos.

Lejos de todo formalismo, el motociclista habría comenzado a reclamarle: "Me enteré por terceras personas de que sales con mi mujer". Sin dudarlo, el denunciante habría respondido: "No es verdad, porque ni siquiera conozco a su mujer".

Como la respuesta no satisfizo al atribulado esposo, extrajo de entre sus prendas un cuchillo tipo carnicero, de más de 30 centímetros y de hoja bien afilada. Sin eufemismos, lanzó un ultimátum: "Que los pille (léase, encuentre, sorprenda) te voy a sacar las tripas y te las voy a entregar en las manos; también me voy a desquitar con tus animales degollándolos", advirtió furioso el sujeto.

El parate oficial

Sin margen para mayor explicación de la letra chica, el camionero aceleró y dejó al motociclista cubierto en medio de un polvaderal. La reacción dejó sin agua a numerosas viviendas, ya que el proveedor dio un viraje y retornó a su trabajo, se supo.

Formalizó ahora la denuncia y la Fiscalía se apresta a fijarle al motociclista restricciones e impedimento de contacto, cual agua helada para enfriar y apaciguar los ánimos.

No es todo. La medida sería extensiva a todos los protagonistas. Es decir, nadie puede acercarse a nadie, ni el motociclista, tampoco el camionero y la esposa en pugna.

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