Santiago

Un fogonazo que preanuncia un largo y ardiente verano

El fulgurante traspaso a precios de la devaluación, atizó el fogonazo inflacionario que ya se venía anticipando. Pero aún falta. El shock de precios precipitará la caída del consumo. ¿Cuándo se frenará la suba? ECONOMÍA

La primera fase del plan Milei con la suba del 118% del dólar al llevarlo de los $367 a $800, atizó el fogonazo inflacionario heredado que había empezado unas semanas antes de su asunción y marcó el principio de la llamarada inflacionaria que se viene.

La reacción está siendo inmediata con la suba de precios de alimentos, combustibles, servicios y también se encendió la alerta por los anuncios de despidos en algunos sectores. Esta fue solo una parte de las respuestas a una de las 10 medidas anunciadas por el ministro de Economía, Luis Caputo.

Entre esa decena de medidas, aún no hubo ningún anuncio sobre cómo se buscará amortiguar en los trabajadores del sector privado y público los efectos de esta devaluación que ya tuvo un traslado inmediato a precios en el inicio de este fogonazo inflacionario. Si bien hay gremios que redujeron a 3 meses la frecuencia de las paritarias, antes de estas medidas, la velocidad con la que están trepando los precios, les ha sacado ya una ventaja fuerte a los salarios, excepto ciertos gremios que se pueden contar con la mitad de los dedos de una mano. Y este fogonazo, no parece aún al borde de la extinción. Pero ¿cuánto más puede durar?

En los días previos a que asumiera la presidencia Milei, su ministro del Interior, Guillermo Francos había esbozado que el dólar oficial podía situarse entre los $600 y $650. Desde entonces, aunque ya habían despegado unas semanas antes, se aceleraron las remarcaciones de precios. Ahora, tras la devaluación de esta semana, con un dólar oficial a $800, llegó una nueva ola de aumentos. Y viene otra más. La pregunta es: ¿las industrias, los distribuidores, los minoristas se quedaron cortos? O la primera reacción fue de miedo y autoprotección para evitar quedar desfinanciados en la próxima compra?

Algunos ejemplos: el paquete de 1 kilogramo de arroz tenía un precio de $800 a inicios de noviembre. Hoy, cuesta $1.300, aumentó más de un 60%. Un paquete de fideos guiseros de 500 gramos costaba $530 el mes pasado, hoy promedian los $800. Aumentaron casi un 51%. El azúcar, de $850 el mes pasado, ahora tiene un precio promedio de $1.300. Ajustó un 52% promedio. La carne picada común de vacuno costaba un promedio de $2.300 en noviembre, ahora promedia los $3.200. Aumentó un 39%.

Sin embargo, si se observan los precios que toma el Indec para medir la inflación, de allí surge lo siguiente: Desde septiembre hasta ahora, 1 kilogramo de arroz pasó de $695 a $1.300. Subió un 87% en solo 3 meses. Un paquete de fideos guiseros de 500 gramos, pasó de $357 a $800. Aumentó un 124% en 3 meses. El kilogramo de azúcar en el mismo lapso subió de $700 a $1.300. Subió un 85%. La carne picada común tenía un precio promedio de $1.800 en septiembre. Ahora, de $3.200. La suba fue de un 77%.

Si la suba del dólar oficial fue de un 118% en la flor de devaluación que metió Caputo esta semana, aún les estaría quedando un tramo para emparejarlo, al menos a algunos de estos productos, si se tiene en cuenta la evolución de este grupo de precios. Pero, ¿a cuántos de esos aumentos los va a convalidar el consumo? Un ejemplo: en las carnicerías se ve cada vez menos gente. Porque el traslado de la devaluación a precios fue fulgurante. Y sigue impactando. El ministro Caputo dijo que al ritmo de 1% diario.

Consumo en shock

Por lo general, diciembre es un mes de alto consumo por las fiestas de fin de año y los pagos extra que ingresan en los hogares. Por ejemplo el medio aguinaldo y bonos. Pero ¿lo será este diciembre? ¿Hasta cuánto podrán estirarse los pesos? La primera impresión es que tan fuerte como llegó el incremento, con igual intensidad podría caer el consumo.

La razón es que hay muchos convenios paritarios que ya vienen con "los números puestos", es decir, con los incrementos ya pactados y con revisión recién a partir del año próximo. O bien con cláusulas gatillo que recién se activarán a partir de los primeros meses de 2024. Hasta entonces, la gran mayoría de los asalariados va a padecer este latigazo inflacionario. Y las alzas de precios son tan grandes que forzosamente el consumo va a ser menor. Y también lo va a ser el abastecimiento de los negocios. Un dato para confirmar de primera mano: Pregúntenle a su quiosquero o al almacenero de siempre si sigue comprando la misma cantidad de mercadería, de caramelos o de bebida para su negocio. Porque la suba feroz de precios que se vive no es solo en Alimentos, sino en todo: en la comida, en los remedios, en el auto, la moto, en el mantenimiento de la casa, en la ropa, etc. Educación va a dar un respiro por un par de meses, pero habrá que ver los precios que encontraremos en marzo, con la vuelta a clases. Por eso, el ajuste en los hogares también va a ser feroz a partir de este mes.

Bolsillos chamuscados

El problema que tienen estas medidas sin una contraparte para el lado de los trabajadores es que no solo va a empobrecer a más gente que ya estaba en el límite y va a llevar a esa situación a muchos más a partir de la caída de la actividad y la pérdida de empleos.

Porque sabemos que el fogonazo devaluatorio comenzó este miércoles 14 de diciembre de 2023. Pero ahora, con esta liberación, quién sabe cuándo y a qué nivel va a llegar la inflación? Desde Economía estiman que diciembre tendría como base un 25% de inflacion (el doble que el mes previo), enero 30/40 y febrero aún más arriba, quizá 50%. A partir de ahí empezaría a amainar el fogonazo. Esos son los cálculos. Pero, tal vez podría ser antes. Porque esta colosal suba de precios que hubo, va a hacer restringir de un mazazo el consumo. Esta llamarada inflacionaria va a dejar los bolsillos recontra chamuscados, ardidos, incinerados.

Y es la fase 1 del ajuste. Falta aún más. Eso se comenzará a ver a partir de enero.

Para quienes tienen un empleo será más que difícil escalar la montaña de aumentos de precios que se viene. Para los asalariados en negro, casi un 45% de la fuerza laboral, aún más. Ni hablar en los sectores sociales más bajos, que dependen de un ingreso social del Estado (pese al incremento del 50% que tendrán beneficios como la AUH).

Sin embargo hay otra cuestión relacionada con los precios, además de la caída de demanda que se viene y es cuánta credibilidad tendrá el plan oficial –a través de la gestión de gobierno- para que los formadores de precios elijan, en algún momento, frenar la escalada. Que no sea solo el mercado el que lo frene. Porque la disparada de precios está a pleno y se ejecuta rápido, pero la recesión daría la impresión que no va a ser como la caída desde un precipicio sino en escalones. Tal vez el Gobierno apuesta a que sea rápido por esta fenomenal devaluación que metió. Eso se verá pronto, pero en el medio aún no está claro el tendal de heridos que va a quedar. Pero, no van a ser pocos.

Debajo de la línea

El economista Leopoldo Tornarolli, del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad de La Plata, alertó esta semana a través de su cuenta de la red social X (@ltornarolli), que "si los ingresos familiares caen en la zona del 10% en el primer semestre la pobreza va a ser algo así como 47.8%. Si caen 15%, sería 50.7% Si caen 20%, sería 54.1% En cualquier caso, números altísimos que acortan el tiempo de espera hasta que aparezcan resultados".

Precisamente allí está una de las claves: el nivel de tolerancia que tendrán tanto los que votaron a Milei como los que no lo hicieron, a la hora de comenzar a exigir resultados diferentes al ajuste lacerante de los bolsillos que impacta a diario. Más allá que los indicadores macroeconómicos y que los mercados saluden las medidas adoptadas, el día a día va a ser severo. Transitar esa aridez bajo el karma del "no hay plata", lo va a agudizar más. Más aún en un gobierno que necesita construir en forma urgente un mayor respaldo político para ejecutar el resto de su plan de gobierno y del cual, estas 10 medidas, son solo el principio.

Este Gobierno va recién por la primera semana. Y los efectos que contrarresten el alza inflacionaria originada en la fenomenal emisión del gobierno anterior, va a tardar en llegar. Es un horizonte lejano para las urgencias cotidianas, en especial porque la gente ya viene con una mochila cargada de incertidumbres. Y por delante, queda un camino lleno de espinas por transitar. Lo explicitó Milei candidato y lo volvió a aclarar Milei presidente. Va a ser duro. Esa dureza es la que estamos empezando a transitar. De todo esto, depende que el fogonazo inflacionario no se convierta en una llamarada social. l

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