Santiago

Le diagnosticaron un tumor en el pulmón, pero su fe por San Pío cambió la historia

Marina se aferró a sus hijos durante su lucha. Sabía que su protector haría el resto. Cuenta cómo fue el día que sintió la presencia de San Pío en su cuerpo y el milagro que llegó meses después. UN NUEVO MILAGRO EN LA VIDA DE LOS DIRENZIO

Cuando todo parece derrumbarse, una nueva fuerza surge del interior, que no le permite desfallecer. La fe siempre fue su bandera, y es San Pío quien a diario la agiganta. Así vive su devoción Marina Direnzio. Se emociona cada vez que recuerda el día que suplicó tanto, que sintió haber estado en manos de San Pío. Él y sus hijos, fueron siempre el motivo de su fortaleza en medio de las adversidades.

Marina fue diagnosticada de cáncer de pulmón a fines del 2019 y comenzó su tratamiento en pleno inicio de la pandemia, en 2020. Sin embargo, en marzo, logró ingresar al Santuario Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya, en Buenos Aires, en donde San Pío es venerado con vehemencia e incluso se encuentran reliquias de él. 

Ya ni recuerda cómo llegó, por las restricciones, pero "su fe" le permitió entrar: "Nos recibieron los frailes. En el lugar está el mitón del Padre Pío como reliquia, y se lo utiliza para casos muy especiales. Ese día, el hermano Alejandro lo usó, y lo interpuso con sus manos en mi cabeza". La gran emoción interrumpe su relato. Marina no pudo contener las lágrimas, que más tarde contó que fueron las mismas que derramó aquel día, cuando sintió la presencia del santo, en su cuerpo.

Se repone y continúa: "Sentí algo que lo puedo explicar. Se le parece a un calor que ingresó en mi cuerpo, que me reavivó las energías, la fe, la esperanza. El hermano Alejandro me dio la bendición. Yo lo definiría como una paz que ingresó a mi cuerpo, fue sentir que San Pío estaba conmigo. Uno tiene que vivirlo para saber porque con palabras n se puede definir".

Marina es madre de Fabián, María Soledad y Aldana. Fue por ellos que jamás se permitió bajar los brazos. Y fueron ellos los que, quizás sin saberlo, le dieron el impulso para levantarse cuando todos parecía costar el doble.

"Cuando me dijeron que tenía un tumor maligno en el pulmón fue muy duro para todos. Lloramos mucho. Pasé unos días casi encerrada, tirada en una cama. Pero en un momento, levanté la mirada y vi a mi hijo llorando. Ese día fue crucial. Me levanté y dije: "Por ellos lo voy a hacer". Y fue así", recuerda Marina sobre ese amor de madre que explotó al ver sufrir a sus hijos y fue el motor que la llevó a estar totalmente  recuperada. 

El milagro

Se realizaron punciones, quimioterapias y otros estudios hasta llegar a la cirugía, que fue en mayo, en plena pandemia. Se realizó en Córdoba, y Marina sólo pudo estar acompañada de Aldana, su hija menor. La angustia se había multiplicado porque las restricciones impedían en acompañamiento personal a sus otros hijos y sus familiares.

"Me operaron. Duró casi 3 horas el procedimiento, pero igualmente debía esperar resultados de las biopsias posteriores. Un día me llama el doctor y me dice que el tumor era benigno, que no se explicaban cómo podía haber cambiado el resultado, y que estaba totalmente recuperada. Que le diera gracias a Dios. Yo sabía que había sido por obra de San Pío", cuenta emocionada Marina .

El poder de la oración

Mientras Marina ponía su cuerpo en la lucha, sus hermanos y demás familiares la fortalecían a través de la oración, elevadas al Santo Padre Pío.

"Teníamos un horario en especial en el que cada uno, desde el lugar donde estaba, se unía a la oración. Había veces en los que podíamos juntarnos en su gruta para rezarle, y otros lo hacíamos desde la distancia. De esta forma, San Pío ayudaba a Marina a salir del difícil momento", agrega Nancy Direnzio, una de sus hermanas, y quien, de cierta manera impulsaba estos encuentros diarios, siempre a las 19. "Sabemos que San Pío hizo lo suyo para sanarla", cierra.

La devoción

Marina piensa y reflexiona cuán importante sería que todos se den la oportunidad de conocer a San Pío. Y se permite definirlo para invitar a quienes aún no saben quién es, se acerquen a él.

"Recen. Ten fe y no te preocupes", dice San Pío y ¡qué cierto es! Si uno reza con fe, nada malo puede pasar. Hay mucha gente que no sabe de él, que no lo conoce y yo los invito a conocerlo. Muchas cosas en su vida pueden cambiar si piden a San Pío", sostiene.

Historias

En ese contexto recuerda una de las tantas situaciones que le tocó vivir mientras ella se realizaba los estudios y tratamientos por su cáncer de pulmón.

"Un día vi a un papá con su hijo que estaban abrazados, llorando. Al hombre le habían dado un diagnóstico malo y el chico lloraba desconsoladamente. Lo único que hice fue acercarme y darle una estampita de San Pio. Les dije que rezaran con mucha fe y que el señor se iba a sanar. Que no se preocuparan. Solo me miraron y me agradecieron. Con el tiempo, quise saber de aquel hombre y averigüé. Me enteré que se había recuperado. Para mí eso es San Pío. Te fortalece mediante la oración. De esas historias tuve varias, por eso invito a que se abran a él y los conozcan", cierra, entre lágrimas, Marina.

 

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