Analizan cómo la inflación está destruyendo el ingreso de los argentinos
INCERTIDUMBRE La alta inflación afecta en mayor medida los precios de la canasta de los hogares más pobres
La inflación está esmerilando a gran velocidad el ingreso de los hogares, según un estudio de la consultora Ecolatina, que analizó los datos de distribución del ingreso para el segundo trimestre del año relevados por el Indec.
En medio de la incertidumbre por el panorama electoral, es de esperar que se profundicen las disparidades, alimentando la existencia de dos realidades distintas, en la que una parte de la sociedad logra sostener su nivel de consumo y estilo de vida, mientras que la otra tiene cada vez más dificultades para llegar a fin de mes.
De acuerdo con los datos relevados, durante el primer semestre del año, el 70% de los hogares de menores ingresos sufrió una caída del poder adquisitivo de sus salarios, al tiempo que en los sectores más posicionados se verificó una mejora.
Con relación a la evolución nominal de los ingresos de los hogares, se deduce que los deciles 9 y 10 -que concentran a la parte de la sociedad más acomodada- fueron los que mostraron un mayor crecimiento.
Asimismo, debido a la efectividad de la política social focalizada en los sectores más vulnerables, hubo un impacto similar en el 10% de los hogares más pobres, aunque este efecto se diluyó en los deciles siguientes.
Sin embargo, para analizar la evolución real de cada conjunto de hogares se debe incorporar el efecto de la inflación. En este sentido, una economía con alta inflación tiende a ser más nociva para los sectores más pobres, ya que, a diferencia de los sectores más pudientes, dedican una mayor proporción de sus ingresos al consumo y no suelen tener posibilidades de ahorro o la colocación de inversiones que les permitan contener, al menos en parte, el avance de los precios.
De esta manera, la inflación que enfrentan los sectores más vulnerables no es la misma que la de la población con mayor poder adquisitivo.
Mientras los primeros se ven más afectados por la dinámica de los precios de alimentos y bebidas, los deciles más altos consumen una mayor proporción de sus ingresos en bienes no indispensables y servicios en general. Por este motivo, es posible que el efecto regresivo de la inflación se vea intensificado si algunos componentes de la canasta del IPC crecen más que otros.
Otra variable a tener en cuenta es la relación entre trabajadores formales e informales. La aceleración de la inflación golpeó más el bolsillo de los sectores dependientes de ingresos que están por fuera del circuito formal.
La relativa protección laboral mediante paritarias permitió aminorar el golpe en los trabajadores formales, modalidad laboral que prevalece en los deciles más altos, aunque también los ingresos totales de este último grupo pueden haberse favorecido asimismo por una mayor tendencia al pluriempleo.
Uno de los principales factores detrás de esta dinámica es el precio de los alimentos, que representan una mayor proporción del gasto de los hogares de menores ingresos. Esto se observa en el crecimiento del costo de la Canasta Básica Alimentaria (subió 94,4% a agosto, lo que representa un alza de casi 15 puntos porcentuales respecto del Nivel General).
Del análisis de los datos surge que, mientras que la inflación rondó el 82,5% para el 10% más pobre en los primeros ocho meses del año, se ubicó en 78,3% para el decil más rico.
Según la consultora, las perspectivas futuras no son optimistas dado que la dinámica de disparidad de ingresos se encuentra afectada por la incertidumbre electoral, los aumentos postergados tras el congelamiento de algunos precios y las expectativas inflacionaria, dañarán en mayor medida a los sectores de menores recursos que, a su vez, verán sus ingresos subir más lentamente.