La gruta de San Pío: un rincón en donde la esperanza se acrecienta
Fue creado el 2 de abril de 2013 y desde entonces se convirtió en un espacio de oración para quienes buscan respuestas en medio de la desesperanza. Permanece abierto todos los días, a toda hora. SE ENCUENTRA EN LA CASA DE LA FAMILIA DIRENZIO, EN MACO
El ingreso a la casa de los Direnzio es especial. Tan solo al traspasar el débil portón que tiene su único rol de separar el camino vecinal del terreno familiar, una energía reaviva y se apodera de quien elige buscar en San Pío, la contención necesaria para superar cualquier adversidad.
A unos pocos pasos del ingreso, se construyó una gruta en su honor. Se trata de un cálido lugar para encontrar la paz, alimentar la esperanza, acrecentar la fe y reencontrarse con Dios, a través de los ojos de San Pío. La naturaleza, la sombra que regalan los frondosos árboles y el canto los pájaros que armoniosamente irrumpen el silencio del lugar, le proporcionan el toque especial a este acogedor espacio, que durante años fue testigo de desesperadas súplicas y sentidos agradecimiento de quienes se acercaron implorando milagros.
Los Dinrenzo lo llaman "un lugar para la oración". Para los de afuera, es quizás mucho más que eso. San Pío hoy es sinónimo de sanación, y en quienes visitan la gruta, lo hacen con la firme convicción de encontrar la respuesta que necesitan en días de mucho dolor.
Su acceso se fácil. Se encuentra en Maco, a solo unos metros de la Ruta, y un significativo cartel de madera anuncia la llegada.
Adhesión
Este año, la gruta cumplió una década, aunque por el boca a boca, por las publicaciones y por las historias de vida compartidas que tienen a San Pío como bandera, es que recién ahora está tomando mayor visibilidad.
El espacio es de libre acceso, y si bien se organizan misas para su fiesta patronal, para su aniversario, o en lo posible, cada 23 del mes, la gruta permanece abierta de lunes a lunes para quienes necesite sentir bien cerca al Santo Padre Pío.
"Queremos que se instale la devoción de San Pío en Santiago del Estero. Surgió, en un principio como una iniciativa familiar, pero está abierta a la comunidad, porque queremos que cada vez haya más gente que se acerque y reconozca a este san santo", sostiene Nancy Direnzio, una de las hermanas de Alba, quien fue la verdadera mentora de la gruta.
Quién es Alba: la mentora del espacio
Alba Direnzio es una de las integrantes de la familia que falleció el 2 de abril de 2012, luego de padecer una cruel enfermedad que la acercó a San Pío para aliviar su alma, cuando todo parecía quemar.
Ella, antes de morir suplicó a sus hermanas la creación de este espacio de oración, en el lugar que la vio nacer y crecer: en su casa de Maco. Su deseo fue tal que no hubo otra alternativa y cuando se cumplió el primer aniversario de su fallecimiento, la gruta fue inaugurada, cumpliendo así su anhelo de instalar a San Pío entre los santiagueños.
El sueño de Alba se concretó gracias a la entrega de sus hermanas, su esposo y sus hijos, quienes no dudaron en hacer realidad su pedido.
El significado del lugar en el que sobra la fe
"Para nosotros San Pio no es un santo milagroso que por prender una vela todo lo cumplirá. Es un compromiso de oración, que es lo que él predica siempre, es un servicio para el prójimo y de conversión de la persona. Es un lugar de oración", expresa Nancy, la dueña de la casa en la que hoy se encuentra la gruta.
En el interior de la gruta se puede ver imágenes de Mama Antula y otras figuras religiosas. Y en un rincón: una urna. La misma fue confeccionada para que quienes se acerquen a rezar, puedan dejar allí sus intenciones. Por todas esas súplicas, por lo general todos los días, Nancy eleva una oración.
Es la manera que encontró la familia Direnzio de acercar a la gente a su amado San Pío.
San Pío recibe a los fieles que deseen visitarlo y sale al encuentro de quienes están postrados
Hay días en los que Nancy y Beatriz miran desde adentro de la casa, cómo los fieles buscan en la oración al pie de San Pío, la respuesta a esa cargada mochila que arrastran.
Y es que esa es la intención. No se reparten invitaciones. No hay días especiales para visitarlo. La gruta siempre espera a quien busca refugiarse en San Pío, aunque sea por unos minutos. Y también es compañía de quienes llegan, y mientras comparten un mate o una ronda con seres queridos, rezan por aquel que necesita de su intersección para sanar.
Pero hay muchos que quisieran llegar a su altar y por sus dolencias no pueden. Y para eso están estas mujeres de un valioso corazón que no miden esfuerzo y acercan la imagen de San Pio, casa por casa, a quienes hoy sufren alguna enfermedad.
La imagen de San Pío recorre los hogares, participa de las festividades religiosas de la zona y además recibe a los chicos de Catequesis, y vecinos que desean honrarlo con un encuentro.
En su gruta también se realizan oraciones grupales, y cuando las circunstancias lo ameritas, las misas de los 23 de cada mes, colma el espacio.
Todo es válido cuando el deseo es sanar. Y San Pío abre las puertas de su modesto altar de Maco para recibir a quien necesite aliviar su alma en su morada.