Santiago

Día del Profesor en la República Argentina

ESPECIAL

Por Clemente Di Lullo. Prof. Especialista en Estudios Culturales

El Día del Profesor en la República Argentina se recuerda cada 17 de Setiembre en coincidencia con la fecha de fallecimiento de José Manuel Estrada

 ¿Quién fue este hombre?

José Manuel Estrada fue uno de los más destacados intelectuales argentinos de la segunda mitad del siglo XIX, destacándose también como el orador más eminente de nuestro país en aquellos años.

Nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1842. Estudió filosofía, teología, religión y humanidades en el Colegio de San Francisco que funcionaba cercana al Convento. En este ámbito nació, creció y se forjó su firme fe católica a la que tiempo después defendería con vehemencia y argumentos imbatibles. Su férrea formación católica lo llevó a convertirse en columna defensiva de ese dogma, postura que lo llevó a integrarse a la actividad política, afiliándose al partido de la Unión Cívica en donde se destacó como orador de encendido discurso y vehemente personalidad.

Ocupó importantes cargos docentes, pese a no tener dicho título oficial, porque en aquellos tiempos no se otorgaban. Su vocación docente y su formación intelectual le permitió que fuera designado Director de Escuelas Normales; Decano de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires; Profesor de Derecho Constitucional y Administrativo en la misma institución y Rector del Colegio Nacional por doce años. En este último establecimiento dictó la cátedra de Historia Argentina y la de Instrucción Cívica, que Sarmiento inauguró en 1869.

Hay hombres que providencialmente se forman para consumirse en acción ejemplar en épocas de transformaciones políticas que marcan una nueva época.

Es el caso de Estrada. Le tocó conformarse como líder opositor al programa de gobierno liberal del Presidente Julio Argentino Roca (1880 – 1886)

El nuevo Presidente concretó simbólica y materialmente la instalación definitiva del progresismo liberal en la Argentina. La nueva doctrina favorecía el liberalismo económico y social pero no político. Con él llegó el unicato, sistema político donde el Presidente de la Nación es a la vez Presidente del Partido político gobernante. Su centralidad en el ejercicio del poder es indiscutible y oponerse significa grave peligro.

Para colocar al país en el camino del modernismo, era fundamental terminar con la influencia de la Iglesia. Es decir, terminar con el viejo esquema colonial donde la institución Iglesia suplía muchas de las acciones propias del Estado.

El contexto político planteó la gran transformación no en términos de luchas en el campo de batalla como había ocurrido en el pasado reciente entre unitarios y federales, sino que lo hizo en términos de una batalla cultural (quizás la primera de nuestra historia reciente). El núcleo del debate fue la organización de un nuevo sistema educativo con eje en el laicismo. El entrecruce de opiniones y argumentos tuvo como escenario el Congreso Pedagógico Nacional de 1882, de carácter internacional, que se celebró en Buenos Aires entre los meses de abril y mayo. Resulta llamativo que de este evento tan importante para el futuro de la organización del sistema educativo argentino no participaron directamente Domigo F. Sarmiento, José Manuel Estrada y Nicolás Avellaneda, hombres que siempre se preocuparon por la educación de las clases populares. Esto no significa que permanecieron indiferentes, solo se cita para aclarar que tuvieron participación activa a través de artículos periodísticos de opinión, especialmente Estrada que creó varios periódicos para exponer su pensamiento sobre los objetivos del Congreso Pedagógico. 

En ese marco, José Manuel Estrada se convirtió en la voz cantante del bando liberal católico, también calificado como sector conservador. 

El gobierno tomó la decisión de erradicar la enseñanza de la religión católica en las escuelas públicas estatales. El proyecto de ley establecía que si los padres deseaban que sus hijos recibieran ese tipo de formación debía realizarse en horario fuera de clase y dictado por miembros de la fé católica, nunca por docentes gubernamentales. La Reforma Educativa nacida de este Congreso fue sancionada como ley 1240 que impuso la enseñanza primaria obligatoria, gratuita y laica en las escuelas públicas.

Enseguida la separación entre Estado e Iglesia quedó consolidada con la sanción de la ley de Matrimonio Civil y la creación del Registro Civil como institución encargada de anotar los nacimientos y defunciones sacando tal función de la esfera de la Iglesia.

Este programa reformista fue duramente combatido por José Manuel Estrada desde sus cargos docentes públicos, con la creación de periódicos donde publicó fundamentados artículos en contra del roquismo y su reformulación del sistema educativo. Para hacer más completa su lucha fundó la Asociación Católica de la cual fue su Presidente.  

Su lucha en contra del progresismo liberal roquista puede ser visto desde una mirada superficial como la oposición de un sector que se oponía a perder su posición de privilegio, pero si ahondamos el análisis, asoma el verdadero sentido del debate. Significaba el abandono de la estructura fundante de la sociedad rioplatense, la fuente tradicional de nuestra identidad para ser reemplazada por otra nacida de las ideas iluministas francesas pero con fuerte apego a las formas anglosajonas. Era la lucha por la misma libertad percibida como derecho correspondiente a la dignidad humana, pero diferente en la práctica: humanitaria la que venía del fondo de nuestra historia; racional e individualista la sostenida por la renovación roquista.

En respuesta a la acción opositora en la que se embanderó Estrada, el gobierno le quitó todos sus cargos públicos. La medida dio lugar a protestas y movilizaciones de sus estudiantes a quienes brindó su última lección: 

      "Cerca de veinte años de mi vida, pasados en la cátedra - dijo – me han

        enseñado a amar la juventud. Al despedirme de ella he querido recibiros

        rodeado de mis hijos, a quienes seguía en mis predilecciones; en esta

        casa, cuya modestia os prueba que en estos veinte años he pensado

        mucho en vosotros, y muy poco en mí mismo"

Siguió su lucha contra "el régimen" desde lo político, afiliándose a la Unión Cívica (luego, Unión Cívica Radical) y participó de la Revolución de 1890 que minó el gobierno del Presidente Juárez Célman, obligándole a renunciar.

Durante la presidencia de Luis Sáenz Peña fue nombrado Ministro Plenipotenciario en Paraguay, falleciendo en su capital, Asunción, el 17 de setiembre de 1894. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta.

No podemos dejar de recordar, frente a la destrucción del sistema educativo argentino, aquellas palabras del eminente educador que fue Estrada:

      "La solidaridad argentina debe ser una verdad. Todos nosotros repre-

      sentamos una sola idea y una sola personalidad ante el mundo. Nos –

      necesitamos unos a otros, porque nuestros intereses están ligados por

      incorruptibles vínculos de sangre. Somos una sola entidad universal…

       Divididos nada importamos: somos una farsa de república"

La Conferencia Interamericana de la Educación celebrada en Panamá en 1943 estableció que en reconocimiento a la importancia de la acción educativa de los docentes de nivel secundario se hacía necesario establecer una fecha dedicada a esa conmemoración. En cumplimiento de la resolución aprobada en la Conferencia Interamericana de la Educación, celebrada en 1943, el gobierno argentino en 1945 instituyó el Día del Profesor el día 17 de setiembre en homenaje a la noble tarea educativa formadora de ciudadanos nobles y virtuosos llevada a cabo por José Manuel Estrada. 

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