La dura pesadilla de una menor, prostituida por dos hermanas en tiempos de covid
Tenía apenas 15 años. Los tres sujetos la habrían transformado en "materia prima" de un negocio repudiable. La Justicia "factura" a sus acusados. A PUERTAS CERRADAS
Se trata de una historia aberrante que se produjo bajo el manto de reclusión de la cuarentena por la pandemia de Covid 19. Por unas pocas monedas, una adolescente de 15 años fue prostituida por dos hermanas y por un amigo en la ciudad de Tintina, Santiago del Estero, mientras el resto de mortales buscaba resguardarse en sus hogares, jaqueados por los estragos del coronavirus.
Es un caso de "trata de persona, captación y facilitación a la prostitución" que ayer comenzó a ser juzgado ante la mirada aún aterrada de la víctima, que hoy tiene 17 años, en la jornada inaugural de un juicio en contra de los presuntos verdugos, sus ex vecinos del Bº Proviru.
Ayer se reprodujo el contenido de la declaración de ella en Cámara Gesell. Entre octubre de 2020 y febrero de 2021 habría sido convertida en "carne joven" de los tres individuos. Una de las hermanas acusadas sufre de obesidad mórbida, y se vio forzada a no retirarse de su casa. Fue su hermana la que ejecutaba con el otro acusado el delito.
Todas las noches, la mujer conducía a la jovencita a una estación de servicios y la negociaba entre los camioneros que tenían permiso para circular por ser "esenciales". "Las tarifas no eran altas, pero era dinero sucio, para acceder a una menor", reveló un funcionario.
De pronto, aquella menor que habría sus ojos a la vida de adultos, dijo adiós a su inocencia. Manipulada por tres vecinos, incorporó a su limitado lenguaje conceptos como sexo, prostitución, condones, completo, servicio, etc. Una y otra y otra noche, la víctima era mantenida casi esclavizada. "Ellos me llevaban y me ofrecían a hombres", relató la menor en Cámara Gesell. "No podía escaparme", acotó. "No era libre de nada...", subrayó.
El rol del varón
El proceso amplía que el varón imputado no solo llevaba a la adolescente a sus amigos, sino que él también acostumbraba accederla sexualmente.
La trama de la pesadilla a la que fue ingresada destaca también que sus proxenetas la llevaban a pie, en moto o hasta en bicicleta. Con las calles y caminos de Tintina en soledad. Las medidas de seguridad eran contundentes en aquel entonces: toda la gente en sus casas; nadie en las calles.
Complicidad o hipocresía colectiva, la víctima habría declarado que había sido obligada a participar en fiestas clandestinas (que las hubo y muchas), abundantes en vino, cervezas, y sexo grupal. Con las sirenas de los patrulleros rompiendo afuera la monotonía del tedioso silencio social, puertas adentro de ciertas casas ella fue abusada por adolescentes y adultos.
Las lágrimas y la pesadilla de la joven colapsaron una noche. A regañadientes, su hermana logró arrancarle su doloroso secreto. "Ellos me prostituyen", gritó: la intensidad replicó en la policía y sus "captores" dijeron adiós a su libertad.
Solo declaró la mujer acusada con "obesidad mórbida"
Las calificativas contra los acusados prevén penas de hasta 20 años de cárcel, deslizó anoche un funcionario. En la primera audiencia declaró la imputada mayor de edad. Básicamente, señaló que ella no podía salir de su casa, aún queriéndolo, imposibilitada por su exceso de peso.
Ambas hermanas, representadas por el abogado Pedro Orieta, señalaron ser inocentes. A la vez habrían dejado entrever que la jovencita habituaba deambular en las calles, caldo de cultivo de actividades nada santas como el propio sexo pago.
Estación de servicios, la casa de citas de las perversidades
En el criterio de los investigadores, lo sustancioso es que la jovencita habría sido captada por las dos hermanas y obligada a prostituirse. Esa afirmación descansa en una compleja tarea de expertos de la policía, que ahora guía a la fiscal Indiana Garzón frente al tribunal, conformado por los vocales Abelardo Basbús, Federico Bothamley y Mario Eduardo Martínez.
Durante todo el debate, declararán testigos presenciales, policías, familiares, psicólogos y otros expertos. Todos habrían confirmado, en la instrucción, que la menor era prostituida en casas y en una estación de servicios de Tintina.
En los alegatos, confrontarán certezas acusatorias contra sospechas y nulidades, pero la menor asestó un cimbronazo ayer a la teoría de inocencia: "Ellos me prostituían", disparó.