Policiales

"El asesino se levantaba a las 3 de la madrugada y le rendía culto a San La Muerte"

Valeria Gabriela Albornoz aún sigue en shock. Una funcionaria confirmó el secuestro de elementos de un altar el 12 de enero. Bº PORVENIR Testigo presencial recreó minutos finales de Palmas a manos de Jorge Vidal Fecha 

"Siempre, a eso de las tres de la madrugada, Jorge (Vidal Fecha) se despierta, va al cementerio y anda detrás de esas macanas de San La Muerte", confió en vida la víctima Yésica Viviana Palmas a su amiga confidente, Valeria Gabriela Albornoz, cuyo testimonio ayer quizá sepultó toda ilusión de improbable absolución del acusado.

Como se recordará Yésica residía en el Bº Porvenir de Monte Quemado, Copo. La mañana del 11 de enero de 2021, Fecha descendió de una moto, le dio un beso a su hijo, diciéndole: "Te amo, perdoname". Luego, sacó una escopeta y asesinó a Yésica, de quien se había separado un mes atrás. Siguió el viaje y tres cuadras más adelante, ejecutó a la madre de la joven: Felipa Antonia Palmas.

Proveniente de Formosa, Valeria declaró ayer en la 2ª jornada del juicio oral. "Me fui de Santiago por la salud mental de mis hijos y la propia", sintetizó. Al recordar los días previos al horror de su mejor amiga y comadre, la describió como una mujer muy pura, pero "siempre víctima de los celos y golpeada por Fecha. Ella no tenía permiso para salir de su casa. No podía ir a ningún lado, porque al volver la pegaba", afirmó.

Ahondó que se interpreta que también asesinó a Felipa porque la acusaba de encubrir a su hija. "Después de que Yésica se separó, él le escribió unos mensajes a Felipa diciéndole que ella la apañaba quedándose con su hijo para que su hija se fuera con otros hombres, entre otros insultos".

Al profundizar los días aciagos de Yésica junto a Fecha, Valeria recordó: "Una vez me contó que cuando vivían en el campo, casi la mató ahorcándola en presencia de los familiares de él. Si no intervenía un ex cuñado no sé lo que le hubiera pasado".

Desandó otro episodio. "Un 30 de diciembre era el cumpleaños de Yésica. Jorge le pegó en la cara porque varias personas la habían saludado por Facebook. Mi comadre no tenía permiso de entrar en ninguna red social. Ni celular tenía para evitar problemas. Ese día, ella se fue de la casa con su hijo a vivir con su madre. Se separaron, pero Jorge insistía en que volvieran a vivir juntos. Estaba obsesionado con Yésica".

Valeria manifestó que la víctima supo revelarle que Jorge era devoto de San La Muerte, una deidad popular o entidad venerada en determinados submundos. La testigo contó que una vez, Jorge le dijo: "Mi santito me adelantó que el cumpa (se refería a un pariente suyo) saldrá de la comisaría". En contexto, era un familiar de la testigo que estaba detenido. "El abogado me había dicho que el hombre tenía para dos semanas más, pero en horas quedó libre. Quedé sorprendida. No sé si fue casualidad o qué", indicó Valeria.

"Que se deje de joder"

"Sé que en un aparador él tenía una imagen del llamado "santito". Nosotras le pedíamos que se deje de joder, pero nada", señaló la testigo. "Mi amiga me contaba que a eso de las 3 de la madrugada se escapaba para ir a los cementerios". La testigo destacó que era habitual en el sujeto, pero sin dimensionar sus alcances.

En esa sintonía, una funcionaria policial (Rodríguez) reveló ayer que entre los secuestros en casa de Fecha, había objetos vinculados a un altar a San La Muerte.

El último tereré de las amigas, previo al tiro fatal de escopeta

El 11 de enero, Yésica y Valeria tomaron tereré, bailaron y cantaron. Fueron a la vereda. Llegó Jorge, estacionó la moto a un metro del sillón de Yésica.

Recordó Valeria ayer que el femicida saludó con un: "¿Qué hay gente? ¿Cómo están?". "Terminando de tomar tereré, le dije y por ir a comer. ¿Te vas a quedar a comer?, pregunté. Él me miró y se rió. Luego, se acercó al banco donde estaba sentado su hijo. Se arrodilló, lo besó, lo abrazó y varias veces le dijo te amo hijo, te amo, perdón".

Después, se acercó a la moto. De una campera gris "sacó una escopeta que la tenía doblada. La estiró, le apuntó de muy cerca a Yésica al costado de las costillas y le disparó. Ella sólo se tapó la cara con un brazo". Agregó Valeria que todos quedaron paralizados. "Le dije ¿qué haces? Me apuntó, me dijo que no me acerque a Yésica, que retroceda".

Luego, apareció el esposo de Valeria y le preguntó que hizo. "La cosa no es con ustedes. Jorge lo apuntó y le dijo que no se meta, que retroceda. "Si maté a mi padre como no voy a matar a esta sucia"… "Faltan más; voy por la sabedora (Felipa)", recordó Valeria. Para entonces, con Felipa también muerta, el hambre y la sed de sangre ya habían sido saciados.

Causa y efecto en la defensa

La presencia de San La Muerte en el femicida dejaría entrever una voluntad viciada por un fanatismo religioso, cuando no hasta un trastorno, especuló ayer el entorno de su defensa, a cargo de Luis Barraza y Carlos Ríos López. Pese a que la última estación prevé solo prisión perpetua, los letrados creen ver a un individuo que segó la vida de dos personas enceguecido por un desamor, una mente afiebrada y la influencia del santo pagano.

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