La virtud de "dar": el santiagueño y su empatía con la solidaridad
La pandemia marcó un antes y un después en la solidaridad de la gente. El compromiso por contribuir con causas de bien común se mantienen en el tiempo. Los jóvenes tienen un gran espíritu solidario. ASOCIACIONES Y ONG RESALTAN LOS VALORES SOLIDARIOS DEL PUEBLO Cuánto influyen las redes sociales
Dispuestos a dar más de lo que reciben. Entregar genuinamente "eso" que no sobra, pero que seguramente ayudará mucho más a alguien que lo necesita en ese momento. Así es el santiagueño desde la mirada de quienes constantemente apelan a la solidaridad de la gente para dar respuesta a las necesidades de algunos que hoy imploran por una mano extendida.
Liliana Covi, titular de la ONG Sonrisas y Acciones Solidarias, y Raquel Valenzuela, técnica en Hemoterapia, Raquel Valenzuela, perteneciente al Área de Promoción y Difusión de la Donación Voluntaria de Sangre, resaltan el valor de los santiagueños: su solidaridad a flor de piel.
"Los santiagueños son de corazón solidarios por naturaleza. Los que no pueden colaborar económicamente lo hacen desde el lugar que pueden. Dan su tiempo, dan insumos, comparten las campañas que se lanzan en sus redes sociales para dar mayor difusión a lo que en ese momento necesitamos. Es increíble las cadenas solidarias que se hacen no sólo de provincia a provincia, sino a veces a otros países. Y esto es gracias a la gente. A su permanente iniciativa solidaria. Somos solidarios porque en cada campaña, evento o colecta se fomenta la empatía y el ayudar al otro. La respuesta de la comunidad es increíble no sólo porque el fin es ayudar sino porque se contagian de cada gran movida y se llega a la meta final para ayudar al otro", describe Liliana.
Sin fronteras
La solidaridad no entiende de límites. Los contratiempos, las distancias, ni las pandemias pueden frenar el espíritu solidario de quienes al menos, habitan en Santiago.
Es así que aún durante tiempos difíciles, como cuando el Covid-19 obligó a la sociedad a cambiar su forma de vivir, ayudar no fue una carga.
En ese tiempo, el corazón solidario se agigantó y son muchos los que hicieron de la solidaridad, un estilo de vida.
"La pandemia nos enseñó qué podemos ser solidarios sin importar las distancias ni la causa.
Nosotros hicimos campañas sobre plasma y la importancia de que nunca falte stock de sangre y a pesar de las restricciones la gente colaboró, porque entendió que era para una causa importante, en este caso: salvar vida. Ese espíritu solidario y la empatía son herramientas para cambiar el mundo", expresa Liliana Covi.
Vale destacar que desde Sonrisas y Acciones Solidarias realizaron campañas "exitosas" gracias a la colaboración de los santiagueños para ayudar a quienes sufrieron los incendios de Corrientes, demostrando una vez más que cuando la solidaridad nace desde lo más genuino, las distancias nunca son demasiadas.
Jóvenes solidarios
Raquel Valenzuela, por su parte destaca que "el santiagueño es muy solidario. Si puntualizamos al acto de la donación de sangre, en un momento hubo una resistencia por falta de conocimiento al respecto, embebida por los mitos, que fueron transmitidos de generación en generación. Pero ahora, en estos tiempos se ve una gran conducta solidaria, y se ve una adhesión diferente según la franja etaria, porque aun persistimos con los adultos, pero ahora se ve una gran cantidad de jóvenes que desean ayudar. Ahí hay una altísima conducta solidaria, cien por ciento en los jóvenes, porque en ellos juega a favor el factor información, el acceso a esa información facilitada por internet. Esto ayudó que ya no sea un tema en desconocimiento".
"Vemos una consulta solidaria muy alta en chicos desde los 20 años. Responden a cada uno de nuestros llamados a la solidaridad", resalta.