El vermú argentino: un maridaje perfecto entre la tradición y el turismo

Por Ezequiel Piccolomini. docente de la Licenciatura en Turismo y Hotelería de UADE.

El aperitivo, tradicionalmente asociado a la cultura y el ocio en Europa, está ganando popularidad en Argentina entre los turistas y residentes.

Los planes del viernes por la noche se han vuelto por demás rutinarios: encontrarse con amigos o bucear por alguna plataforma de streaming con la clara intención de desconectar todo circuito laboral y/o la tediosa y “extracurricular” semana. Basta con optar por la primera opción, sentarse en un bar y prestar atención al pedido de las mesas cercanas para escuchar la vuelta de un clásico que parecía en el olvido: se hace eco del ahora de moda vermú.

Es difícil entender en qué momento esta bebida se convirtió en una de las preferidas de los más jóvenes. Es que, al hacer memoria, se identifica con varias generaciones pasadas que disfrutaban de un vermú antes o después de la cena. Y resulta que los abuelos de estos mismos -y recientes- fanáticos eran expertos en la materia.

Argentina es, históricamente, un país rico en la industria vitivinícola; con gran reconocimiento a nivel internacional. Bajo esa línea, se exprimió al máximo el posicionamiento para traccionarlo hacia nuevas experiencias y, a la vez, reconvertir al vermú: dándole su propia impronta e impregnándolo de hierbas y botánicos autóctonos para crear perfiles de sabores distintos que reflejen la diversidad local junto con la tradición ítalo-argentina heredada.

El turismo, siempre atento a las tendencias, la reversión y a la generación de nuevas experiencias, ha comenzado a incorporar en sus recorridos gastronómicos lugares especializados en vermú. Ofrecen a turistas y residentes la posibilidad de sumergirse en nuestra cultura argentina y conocer a los apasionados productores locales quienes, de primera mano, relatan la magia de la elaboración del reconocido aperitivo trasmitiendo, a propios y extraños, la experiencia de sus antepasados y los primeros pasos en la industria.

La etiqueta de cualquier botella cobra vida bajo los hábiles oradores que acompañan los tours y catas. Logran con entusiasmo transportarte a una experiencia que atrapa y permite interpretar la complejidad de sabores y aromas que cada copa refleja. Incluso comprender por qué el vermú argentino está cautivando el corazón de los más jóvenes y turistas, convirtiéndose en un auténtico embajador de la tradición local.

Es que la pasión, el más elemental y complejo de los catalizadores de experiencias, siempre es, y ha sido, el factor fundamental para que cualquier expresión cultural trascienda en el tiempo y forme parte de la cultura. Si a la pasión por la producción le sumamos el gen característico de argentina de compartir, se forma un coctel perfecto para llamar la atención de quienes se encuentran de paso por nuestra tierra y quieren vivenciar un circuito fuera de lo tradicional.

Ahora bien, ¿por qué es importante incentivar las nuevas propuestas turísticas?

La simple razón podría ser la de vivenciar una experiencia autentica e irrepetible. No obstante, estos itinerarios también promueven el turismo sostenible al fomentar, en muchos casos, la visita a pequeños emprendimientos gastronómicos o productores locales… lo que contribuye al desarrollo económico, la generación de empleos y aporta a la diversificación de la oferta.

En tal sentido, a medida que el turismo enológico y gastronómico continúa creciendo gracias a los creativos e imaginarios emprendedores -deseosos de compartir su historia y pasión-, las rutas turísticas de vermut en Argentina se posicionan como una alternativa atractiva para los amantes de las bebidas premium y para aquellos que buscan nuevas experiencias culturales.

Sin duda, el vermú argentino se convirtió en un embajador de la hospitalidad argentina. Y lo cierto es que cada productor continuará rememorándolo, así como también lo harán quienes alcen la copa y brinden con un sorbo final.