OPINIÓN

La carta pública que CFK no se animó a escribir: no será candidata porque no le dan los votos

La Vicepresidenta tomó la decisión con dos datos irrefutables: tiene una imagen negativa cercana al 60 por ciento y cuenta con un techo muy bajo que no le permite crecer.

Por ADRIÁN VENTURA, ANALISTA POLÍTICO

Cristina Kirchner confirmó que no será candidata y, para comunicarlo, decidió redactar una larga carta pública en la que insistió con la existencia de una proscripción contra ella para participar en las elecciones. Apuntó como culpables de la “prohibición de su candidatura” a los poderes concentrados, los medios, la Corte Suprema y al FMI, al que acusó del fracaso de la economía.

La Vicepresidenta aplicó el manual del populismo elemental: culpar al otro, al enemigo, victimizar al pueblo y tomar distancia de todos los problemas.

Sin embargo, lo que la extensa carta de Cristina Kirchner pretende ocultar, está a la luz del día. Todas las encuestas coinciden en señalar dos datos: la líder del Instituto Patria es la política que concentra más intención de voto en su espacio, pero tiene una imagen negativa cercana al 60 por ciento y un techo muy bajo que no le permite crecer. En otras palabras, Cristina, en primera vuelta, se arriesgaba a perder. Entonces, prefirió retirarse de la carrera para preservar el mito. Y, eventualmente, ser la jefa de la oposición en el próximo gobierno.

En alguna medida, Cristina Kirchner quedó en la misma situación que Mauricio Macri, a quien tanto critica: conservan la capacidad de usar la lapicera en sus respectivos armados, pero no tienen volumen electoral. Es el ocaso de sus liderazgos dirigenciales y el comienzo de la búsqueda de sucesores.

Por otra parte, la Vicepresidenta habla de la pérdida de la democracia económica, de la desigualdad social y de la vuelta al FMI en 2016 a pesar de que el kirchnerismo gobernó 16 de los últimos 20 años. Omite decir que hubo que buscar el préstamo con el FMI para pagar deuda que había dejado su gobierno y que actualmente el ministro de Economía, Sergio Massa, sigue negociando con el FMI el adelantamiento de un desembolso que permita recomponer las inexistentes reservas del Banco Central.

A su vez, menciona que ninguno de los dos presidentes que aceptaron el programa del FMI -Mauricio Macri y Alberto Fernández- conserva aptitud electoral. Pero se deslinda que fue ella quien promovió a Fernández para presidente.

En tanto, Cristina hace hincapié en que no hay distribución de la riqueza al resaltar la existencia de una alta inflación, pobreza del orden del 40 por ciento y una tasa de desempleo de apenas el 6,3 por ciento. Pero no dice que ese bajo nivel de desempleo es producto de la creación de empleo precario y mal pago. Y que la crisis económica necesitará, para que no explote, un fuerte ajuste que ella no está dispuesta a hacer.

Deja que la bomba le explote a otro. Por último, insiste en considerarse proscripta, una postura para descalificar la elección presidencial de octubre. Según su relato, la Justicia, primero, la proscribió a ella; luego, a varios gobernadores del peronismo y; finalmente, si ella fuera candidata, terminaría inhabilitándola a pocos días de los comicios y dejando al peronismo en una situación de extrema fragilidad.

Cristina Kirchner no está legalmente proscripta. Está condenada por la Justicia, pero aun así ningún juez podría prohibirle participar en las elecciones. Inteligente, leyó las encuestas y los datos de la economía y sacó las conclusiones.

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