Bº EJÉRCITO ARGENTINO

Municipal deliraba con ''demonios'' y falleció en la Comisaría 11, tras "brote psicótico" por drogas

Dos fiscales ordenan una autopsia, para hoy, a cargo de forenses. La muerte generó un procedimiento en el edificio policial.

En escasos 50 minutos un empleado municipal del Bº Ejército Argentino protagonizó un raid violento; su madre alertó a la policía y señaló que a su hijo "lo perseguían los demonios" y la tensión terminó con el individuo golpeándose la cabeza en el piso de la Seccional 11, al extremo de decantar en su muerte.

La historia generó ayer zozobra entre los investigadores, al contemplar el cuerpo inerte de Martín Osvaldo Sierra, de 37 años, con residencia en calle 9 al 5000, del citado complejo habitacional.

La casi hora previa que precedió al horror comenzó a las 4.40. Los vecinos llamaron al Departamento Central de Comunicaciones Zona Sur e informaron sobre incidentes en calles 67 y 5 del Bº Ejército Argentino.

Fuera de sí e irreconocible

Era Sierra sacado. Vistiendo ropa de grafa de color naranja, ya que era recolector de residuos, irrumpió en la casa de Daniel Abregú, comerciante, cuya puerta de algarrobo habría destruido a patadas.

Al ser expulsado por Abregú, Sierra corrió y "atacó" un automóvil estacionado a 20 metros del lugar. Amenazando a la gente con un arma blanca, el municipal fue reducido en calles 67 y 9 en el interior de un domicilio.

Urgente, los policías demoraron a Sierra y lo trasladaron a la Comisaría 11. Lejos de sosegarse, el hombre habría comenzado a golpearse la cabeza contra el piso y los uniformados le colocaron un casco para protegerle la cabeza.

Sin perder tiempo, el fiscal Martín Silva habría dispuesto que el sujeto sea trasladado a Sanidad Policial y luego retornado a la comisaría.

En efecto, así lo cumplieron los policías y alojaron a Sierra en el patio del fondo de la comisaría, según se desprende de las imágenes de la seguridad interna del edificio policial.

Filmación policial

Sierra no se calmó y habría continuado con la autoagresión. Uno de los uniformados habría filmado lo sucedido con su teléfono celular y ahora fue incautado por la Justicia.

Posterior al relevo en base de Prevención, cerca de las 6.20 uno de los policías informó a la Fiscalía que Sierra dejó de existir.

En diez minutos, la comisaría fue "copada" por funcionarios policiales y los fiscales Martín Silva y Érika Leguizamón, quienes pusieron en marcha el protocolo ante cuadros similares. Fueron secuestradas pruebas clave y ahora una junta de forenses realizará hoy la autopsia correspondiente.

Desde hoy desfilarán por la Seccional 11 los testigos, entre la familia de su pareja del Bº Sarmiento, pasando por la propia, y personas que lo vieron al borde del colapso.

Sospechan que alguien le puso una pastilla en su vaso

"Mami, mami, hay demonios en la casa de M...", gritó la víctima, al irrumpir en la vivienda de su progenitora. La mujer se despertó azorada y no tuvo tiempo a nada, ya que Sierra salió corriendo y otra vez alcanzó la calle.

Los policías hoy intentarán reconstruir todo el raid del municipal, con especial atención en la ronda de copas en casa de su pareja en el Bº Sarmiento.

Uno de los testigos deslizó una hipótesis que anoche resonaba fuerte en la cabeza de los policías. Atribuyó a uno de los bebedores haberle puesto en el vaso de Sierra una pastilla que él habitúa ingerir por una patología diagnosticada en el Hospital Diego Alcorta.

Los fiscales tendrán la noticia hoy en su despacho y nadie descarta que abran una investigación, aún cuando los efectivos especulaban al cierre que todo terminaría con el triste fin de Sierra, cuyo cuerpo hoy les será entregado a sus seres queridos para que le tributen el último adiós.

Convivencia, asado, alcohol y una larga corrida hacia la nada o la muerte misma

La pareja del municipal habría declarado que el sábado compartieron varias horas, en la calle; también, buscando dinero para comprar drogas, adquiriendo carne para asado y hasta en una ronda de copas sugestiva.

Los voceros deslizaron que la mujer habría señalado que primero, fueron al Bº Ejército Argentino a comprar drogas a un tal "Pelao"; en la tarde, su pareja bebió cervezas con sus hermanos en calle Castelli, casa de su concubina. En un momento, ella se acostó (cerca de las 23.30) y Sierra fue a su lado y le confió: "Veo fantasmas que me espantan; tu familia quiere entregarme".

En un momento dado, Sierra se habría despertado y emprendió una larga carrera por avenida Colón, con la mujer por detrás. Se detuvo frente a la Escuela de Policía y pidió ayuda a un agente: "Me siguen los fantasmas", gritó.

Siguieron caminando y ascendieron a un remís que los llevó hasta el Ejército Argentino. El viaje costó $ 600, pero el municipal volvió a repetir el episodio del fantasma y solo le dio $ 200. Su mujer intentó frenarlo, pero ya no entendía razones. Corrió y subió a una moto, junto a un joven apodado "Cuba".

Le siguieron corridas y una desesperación en la mujer, quien vio por última vez a Sierra fuera de sí: "Perdón Negra, no soy yo", le habría dicho.

Después, Sierra protagonizó los dos hechos policiales, lo redujeron, condujeron a la Seccional 11 y después de las seis de la madrugada, terminó muerto por golpes autoprovocados en el piso y las paredes.


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