“Maravilla” Martínez recordó su triste infancia

Sergio “Maravilla” Martínez vuelve a captar la atención mediática por su interpretación del campeón mundial de Kickboxing, Alejandro “Búfalo” Ortiz, en el cine.

Y este nuevo desafío actoral, en el que dará vida a alguien que fue pirata del asfalto y luego se volcó al deporte, conectó a Martínez con su propia historia personal, teñida de muchos recuerdos de sufrimientos y ansias por salir adelante.

“Los primeros cinco años (viví) en Quilmes, nací en Sarandí, los siguientes años fueron en barrio Malvinas, Florencio Varela. Mi viejo era albañil, hacía carpintería, de todo. A partir de los 13 años trabajaba y estudiaba, a los 14 dejé la secundaria. Era el mejor alumno”, resumió el boxeador lo que fue su primera infancia, durante su paso por el programa “PH”, que conduce Andy Kusnetzoff por Telefé y se ve en Santiago del Estero a través de Canal 7.

Y agregó: “Mi hermano había pasado al servicio militar y mi papá necesitaba alguien para trabajar con él. Tuve un aprendizaje maravilloso, me forjó. Yo empecé a boxear a los 20, es relativamente tarde para un boxeador. Me fue bastante bien siempre, tenía 26 combates y había perdido uno”. Las anécdotas que compartió el fin de semana, junto al resto de los invitados que estuvieron con Andy lo llevaron también a otra etapa de la humilde vida familiar.

“En el corralito, en 2001, estaba complicada la cosa. Venía de entrenar, pregunté que había de cenar en casa y me dijeron nada mis viejos. Fue tocar fondo. Cuando era pequeño no había cena para los chicos, tomábamos mate cocido con leche y leche si había dinero”, explicó.

E inmediatamente se le vino a la cabeza otra escena: “Era habitual para mí no cenar y ver a mi vieja hacer magia con una latita de no sé qué cosa. Con algo alimentaba a los cinco. Era la lucha que teníamos y el aprendizaje que teníamos que tener”, señaló “Maravilla” Martínez.

Pero su participación en el programa no fue a pura lágrima. También regaló un momento jocoso cuando contó un episodio que vivió en Buenos Aires, a poco de haber llegado de España, donde reside hace tiempo. “Hace tres días acá en Buenos Aires. Hubo un bolu** que me encerró con el coche por no poner el giro. Acá conducen a veces un poco acelerados y no ponen la luz de giro ni ven qué están haciendo”, comenzó contando.

Y siguió: “Yo le toqué bocina y le dije ‘Estás loco. ¿Qué estás haciendo?’. Se bajó del auto y me dijo ‘te voy a dar dos cachetazos’. Cuando me vio, se empezó a reír”. Esta anécdota despertó también la risa de los demás invitados, Juanse, Andrea Rincón, Rocío Gómez y Mónica Gutiérrez.

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