ESPECIAL

2 de abril, Día del Veterano de Guerra y de los caídos en Malvinas

Por Hugo Eduardo Peralta. Delegado del Estado Mayor General del Ejercito en Santiago del Estero

Este día fue instituido por Decreto del PODER EJECUTIVO NACIONAL en 1991, como un homenaje a los combatientes de la gesta de MALVINAS.

El eco latino de la etimología de la palabra Veterano nos habla de hombres y mujeres experimentados, maduros, ejercitados en el laberinto de la batalla. Nuestra lengua castellana define al veterano como el militar ya probado y experto. En este sentido desde el fondo de nuestra historia, nos llega la figura del Veterano.

En 1806, los criollos empuñaron las armas contra el invasor, fueron unos 500 milicianos que al mando de Don Pedro Arce enfrentaron sólo con valor, a una fuerza muy superior en las costas de Quilmes. A ellos se unieron después tantos otros para obtener la victoria en 1807. Ellos fueron los primeros Veteranos de guerra nacidos en esta tierra. En 1810 lo volvieron a hacer en honor a la Patria que decidieron construir. Desde entonces miles de hombres a través del tiempo de nuestra historia fueron adquiriendo el honroso lauro de veterano a través de sus empeños por el interés de la Nación.

La Patria como decía Cicerón “es el lugar donde se ha nacido”, es el territorio que une a los hombres en una sociedad organizada con normas, leyes, historia, tradición y cultura propia.

Retomar lo que siempre fue nuestro, no fue una aventura sino la defensa de un derecho soberano.

La batalla nos fue adversa, pero no hay derrota ni de la causa ni del espíritu que con el mismo convencimiento sigue en pos de la meta.

Fuimos al combate solos, sin formar ningún bloque ideológico o de interés, sin socios ni patrocinadores como ocurre en los últimos conflictos bélicos.


Lo hicimos debido a nuestra propia identidad, en la lógica natural de la pertenencia nacional.

Este sacrificio no sólo honró a la Nación Argentina sino a toda América puesto que convalidó con sangre lo expresado en la declaración de Bogotá de 1948 que dice: “El proceso histórico no habrá concluido mientras subsistan en el continente pueblos o regiones sometidas al régimen colonial o territorios ocupados por países no americanos”.

En 1982, como antes, como ayer, se escribió un capítulo fundamental de nuestra historia y sus testimonios están en cada uno de los Veteranos que siguen manteniendo el mismo espíritu que en aquellas jornadas.

Los que entonces fueron nuestros enemigos han manifestado públicamente ese aspecto y lo han resaltado como el Grl Anthony Watson al expresar: “No cabe dudas que los hombres que se nos opusieron eran soldados tenaces y competentes y muchos han muerto en sus puestos”.

Esos muertos, que cayeron por nosotros, por una causa justa; no son recuerdos; son una vivencia diaria porque están y estarán siempre presentes, porque el precio de la sangre y el dolor nos estimula para acrecentar nuestras convicciones y hallar en sus ejemplos, verdaderas guías de conducta. Ellos alcanzaron la gloria y reposan en el altar de la Patria junto a Dios.

Los que volvieron, “tenaces y competentes” como los describió ese oponente de entonces, han ganado sobradamente el mérito de ser Veteranos, los soldados que se probaron en el combate y guardan esa experiencia. Los que tienen las cicatrices en el cuerpo o en el alma que les dejó la batalla.

El sentido de responsabilidad, creatividad e iniciativa, fueron los motores que impulsaron nuestros veteranos en la concreción de las variadas acciones encomendadas, con arrojo y abnegación extrema.

Fueron setenta y cuatro interminables días, los cuales duro la guerra desarrollada entre la Patria Argentina y el invasor inglés, iniciada aquel 2 de abril de 1982 y finalizada a través de aquel alto el fuego, que generó un silencio que los aturdiría dolorosamente durante mucho tiempo.

Sin embargo, para muchos de los veteranos, la guerra no terminó allí.

También en la post guerra, durante los primeros años, los sobrevivientes debieron pelear otra batalla, desde otras trincheras.

Ocultos bajo un manto de desmalvinización, debieron superar duros momentos de incomprensión y olvido que ahondaron muy profundo en el sentimiento de viejos soldados que dieron todo por su Patria.

Hoy, a cuarenta años de los inicios de la gesta, debemos recordar que la recuperación de nuestro territorio hizo realidad un sueño compartido por todos los argentinos, que quedó grabado a fuego en nuestra memoria, porque Malvinas es un verdadero sentimiento nacional.


Para ellos dedicamos este homenaje, porque son acreedores del reconocimiento de la Nación, porque lucharon y sufrieron y porque al regresar, después de haberlo dado todo sin pedir nada, no pudieron recibir el abrazo y el laurel que merecen, aún los vencidos.

El sacrificio de los excombatientes compromete la gratitud eterna de la Nación Argentina.

El que menos desea la guerra, es aquel que la ha vivido.

Que Dios ilumine a nuestras autoridades, para que las irredentas Islas Malvinas, puedan finalmente ser recuperadas, sin el duro tronar de la batalla, pues ello será el mejor presente que podemos ofrecerles a aquellos que con honor y gloria dieron su vida por esta noble y emblemática causa.

¡Viva La Patria!, ¡Vivan nuestros Veteranos de Guerra!, ¡Vivan Nuestras Islas Malvinas!

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